Cap 47

6K 464 38
                                    


–Vamos a otro lado–dijo nerviosa.

–¿Y las clases?–pregunté sorprendida porque ella quisiera saltarse las clases.

Me miró con algo de súplica, diciéndome en silencio que no quería estar aquí.

–Muy bien, ¿a dónde quieres ir?–dije después de algún tiempo.

Eso pareció animarla ya que pude ver como las comisuras de sus labios se levantaban levemente.

Tuvimos que tener mucho cuidado para salir del instituto sin que nos vieran pero al final lo conseguimos. Tiempo después nos encontrábamos en nuestro lugar, la playa. Nos quitamos los zapatos y comenzamos a caminar en la orilla del mar, sintiendo el agua tocar nuestros pies. Caminamos durante un tiempo en silencio hasta que Camila comenzó a hablar, ahora se veía mucho más relajada.

–Eres muy guapa cuando sonríes–hablé mirando como sonreía, levantando mi mano para acariciar su mejilla.

Ella se sonrojó ligeramente, bajando la cabeza y mordiendo su labio.

–Gracias

–Deberías sonreír todo el tiempo, así podrían ver lo hermosa que eres–dije parando frente a ella–No, espera, mejor no lo hagas. No quisiera tener que alejarte de todos aquellos que se sientan atraídos por tí–sonreí cuando escuché su risa.

–No vas a tener que alejar a nadie, me quedaría contigo si eso sucediera–apartó mi mano que todavía seguía en su mejilla para luego tomar la otra.

–No importa, los alejaré a todos para que seas sólo mía–envolví mis brazos en su cintura, levantándola del suelo.

Comencé a dar vueltas mientras la miraba reírse. Sus manos estaban apoyadas en mis hombros sujetando suavemente.

–Ya basta, Lauren–dijo mientras seguía riendo–Para.

–No hasta que digas que eres mía–respondí.

–Bien, bien. Soy tuya.

Lentamente la fui parando, bajándola lentamente.

–Mía–dije para después besarla.

Continuamos caminando, me sentía mejor al ver a Camila más animada. Fuimos a comprar helados al mismo local de la vez pasada y nos sentamos en el muro de piedra mirando al mar. La castaña balanceaba sus pies de forma tranquila dejando una de sus manos en mi rodilla. Cuando terminó su helado me miró, lo hizo de una manera seria provocando que temblara ligeramente. Había llegado el momento.

–Lauren...–su voz sonó algo insegura pero en sus ojos podía ver que estaba decidida a decirme eso tan importante–Quiero que mantengas la calma mientras te digo lo que quiero decir, ¿bien?–dio un apretón en mi rodilla.

Asentí, esperando a que continuara.

–Bien–tomó aire–L-luego de que te sacaran...mi madre habló un poco más conmigo y ella...–dijo nerviosa.

–¿Ella qué, Camila?–pregunté algo desesperada por su respuesta.

Cerrando sus ojos ella dijo

–Quiere que me case con Shawn.

Me tensé.

¿Su mamá quería qué? ¿Había escuchado bien?

–Hizo un contrato con los Mendes, quiere unir las empresas y con esto asegurar mi futuro–siguió hablando.

–T-te vas a....tú....te vas a casar–la miré sorprendida aún sin asimilar sus palabras.

–¡Noo!–contestó rápidamente–No pienso hacerlo, no quiero.

–Y-yo...no sé que decir–dije mirándola fijamente.

–No sé que hacer, Lauren–su voz se entrecortó.

Bajé del muro e instintivamente la abracé apoyando mi barbilla en su cabeza. Escuché como comenzaba a llorar así que la acerqué más a mi cuerpo. Pasé mis manos por su cabello y espalda intentando que se tranquilizara. Nos quedamos así por algún tiempo hasta que dejó de llorar.

–No quiero eso para mí, no puedo casarme con alguien a quien no amo–habló ella cortando el silencio.

Entonces una pregunta pasó por mi cabeza.

–¿Tú...tú me amas?–la pregunta salió por si sola.

De nuevo quedamos en silencio.

Comencé a arrepentirme de haber preguntando. Su silencio me estaba poniendo muy nerviosa. Iba a decir cualquier cosa para olvidar lo que había dicho hasta que sentí como se alejaba un poco de mí. Sus ojos brillaban mientras me miraba y esperaba que no fuera por las lágrimas que había estado soltando. Reuní coraje y tomando aire volví a preguntar.

–¿Me amas?

–Te amo–dijo asintiendo con una pequeña y tímida sonrisa.

Mi corazón comenzó  a latir como loco, golpeando mi pecho con alegría. Ahora tenía la certeza de estar sonriendo como una tonta mientras mantenía mis ojos fijos en ella.

–Camz...yo también te amo–dije para luego agacharme y así poder besarla–Te amo, te amo–volví a besarla.

Riendo se separó pero de nuevo su mirada se volvió triste. Y yo haría lo que fuera por verla feliz.

–Necesito hacer algo–acarició mi mejilla–No quiero que nos separen–susurró.

–Escapemos–solté.

Sus ojos se abrieron de par en par, mirándome sorprendida.

–Escapar–habló más para ella.

–Sí–aunque no fue pregunta igualmente respondí–Tengo dinero ahorrado de lo que me daba tu padre, no es mucho y tampoco podría darte esa vida de lujos a la que estás acostumbrada pero es suficiente para mantenernos hasta encontrar un trabajo–finalicé algo nerviosa.

–¿Escaparías conmigo?–preguntó como si no hubiera entendido desde un principio.

Asentí.

–Haría cualquier cosa por ti–admití luego de algún tiempo.

–Dios, Lauren–se aferró de nuevo a mí, está vez con más fuerza.

Así comenzamos a planear todo. Terminaríamos con las clases esta semana y el sábado sería el gran día. Esa noche nos iríamos. Acordamos que nos veríamos aquí mismo, en la playa. Tomaríamos algún autobús que nos llevara bien lejos y comenzaríamos una vida juntas. Era algo apresurado ya que todavía eramos muy jóvenes. Camila apenas acababa de cumplir la mayoría de edad y yo tenía tan sólo un año más que ella.

Pero estaba dispuesta a cometer esa locura por ella.

Estuvimos en la playa hasta que oscureció, mencionó que su madre la estaría vigilando de ahora en adelante así que tenía que regresar temprano a casa. O por lo menos antes de que su madre volviera del trabajo. Dijo que fue una medida que decidió tomar luego de que nos había visto. Como no queríamos más problemas decidimos dejar el lugar. Acompañé a mi novia hasta llegar a unas cuantas cuadras antes de su casa para asegurarme de que ninguna de las personas que trabajaban allí nos vieran. Y unos cuantos besos más tarde ella caminó hacia su casa, despidiéndose a lo lejos con la mano.

Feliz de que todo estuviera arreglado me puse en marcha para llegar a mi pequeña casa. Extrañaría a la señora Miller sin duda alguna y a todas esas personas que había conocido estando con Camila y Dinah.



La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora