Cap 35

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Desperté más animada esa mañana, había dormido muy bien con mi nuevo compañero. Beni, así le había puesto a la oveja de peluche que Lauren me regaló. De las rosas me había encargado de ponerlas en dos floreros que ahora ocupaban un espacio en mi escritorio. Había sido un gran ramo y no conseguí poner todas las flores en un sólo jarrón. Me encantó verlas al despertar y no pude evitar sonreír mientras pensaba en la ojiverde.

Mi novia.

Salté de la cama y me metí al baño, tenía que prepararme para ir al instituto. Estaba mucho más emocionada que de costumbre, el sólo hecho de pensar en que pronto vería a Lauren me dejaba así. No sabía muy bien el porqué pero hoy las cosas se veían mejor o tal vez yo sólo estaba muy feliz. Terminé con mi baño, me vestí y bajé a la cocina donde ya se encontraba Irina. La mujer me sonrió cuando entré, mirándome curiosa.

–Muy buenos días, Irina–saludé con una gran sonrisa.

–Buenos días, señorita Camila–devolvió el saludo–luce muy feliz hoy–dijo con una sonrisa en sus labios.

¿Acaso era tan obvio?

–Bueno...ayer fue un día increíble–me encogí de hombros sin dejar de sonreír.

–¿Va a querer algo para desayunar?

–Oh no, sólo tomaré una manzana–informé.

–¿Tiene prisa?–preguntó con una sonrisa pícara.

Al parecer ella sabía algo.

–Quiero ver a alguien–contesté luego de unos minutos pensando en que es lo que la mujer sabía acerca del motivo de mi felicidad.

–Me imagino–susurró manteniendo la sonrisa.

¿Sabría ella sobre mis regalos?

Me despedí de ella y salí de la cocina un poco confundida por su comportamiento. Decidí no darle importancia y terminé de arreglarme. El chófer que me llevaría hoy a la escuela ya estaba esperando por mí. El camino se me hizo algo más largo que de costumbre, cuando el auto paró no pude evitar soltar un suspiro. Ahora comenzaba a ponerme nerviosa, no sabía cómo reaccionaría Lauren de ahora en adelante.

Si bien era mi primer relación con una chica no estaba dispuesta a ocultarla. Si a alguien le molestaba que estuviera con una mujer podía joderse. Y esperaba que Lauren pensara igual.

Bajé del auto y comencé a caminar entre los estudiantes que también se dirigían a sus clases. Seguía siendo temprano y por eso muchos de ellos se quedaban en los pasillos conversando con otros. A mitad del pasillo distinguí la figura de la ojiverde, mi corazón empezó a latir más deprisa y  no dudé en acercarme. Ella estaba de espaldas así que aproveché que no me veía venir para lanzarme contra ella y cubrir sus ojos.

–¿Qué diablos...?–dijo ella colocando sus manos sobre las mías.

Pasaron sólo unos segundos cuando giró un poco la cabeza y pude notar que estaba sonriendo.

–A mi novia no le va a gustar esto, ¿sabes?–dijo ella sin moverse.

Sonreí.

–¿No?–aparté mis manos de su rostro y ella giró su cuerpo para ahora quedar frente a mí.

–No–habló posando sus manos a cada lado de mi cintura–Además a mi tampoco me gusta, ¿sabes por qué?–preguntó mirándome a los ojos luego miró mis labios.

–¿Por qué?–pregunté mordiendo mi labio inferior.

–Porque mi novia es muy guapa y no me interesan otras chicas–susurró cerca de mi boca.

Me abracé a ella y escondí mi cabeza en su cuello sin contener la sonrisa. Escuché una pequeña risa por parte de ella, envolvió sus brazos alrededor de mi cuerpo devolviendo el abrazo. Apoyó su barbilla en mi cabeza y nos mantuvimos así por un rato.

–Buenos días, Camz–dijo en voz baja.

–Buenos días–contesté para luego besar cortamente sus labios.

Me miró sorprendida, separándose un poco algo nerviosa.

–¿Qué pasa?–pregunté confusa por su reacción.

No quería pensar mal e interpretar de forma incorrecta su acción. Aunque si me había dolido un poco que se intentara apartar de mí.

–¿No te preocupa que nos vean?–sus ojos estaban fijos en otro lugar, evitaba mi mirada–Quiero decir, ¿no te importa que te van conmigo?–su voz disminuía con cada palabra que decía.

Tomé una respiración profunda y luego puse mis manos sobre sus mejillas haciendo que me mirara. Ella parecía preocupada.

–Mira–comencé–No me interesa lo que piensen los demás, yo quiero estar contigo. Me da igual si tienes dinero o no–dije lentamente para que me entendiera.

–¿En serio?–sus ojos brillaron.

–Ya deberías saberlo

–Tienes razón, perdóname–me dio una sonrisa tímida.

–Está todo bien–le aseguré besándola otra vez.

Iba a profundizar un poco más el beso pero sentí como algo me jalaba por detrás y me separaba de Lauren. Luego un brazo se pasó sobre mis hombros, todo había sido muy rápido.

–¿Tan temprano y haciendo cosas obscenas en medio del pasillo?–escuché una voz decir.

Levanté mi cabeza sólo para encontrarme con una rubia que nos miraba curiosa a ambas, sonriendo de forma pícara. Comenzó a caminar arrastrándonos con ella a través del pasillo. Mis ojos después pasaron a una Lauren con mejillas rojas que se encontraba al otro costado de la chica más alta.

–No seas tonta, Dinah–le contesté fingiendo estar molesta pero estaba muy contenta el día de hoy.

–Bueno...De todos modos me van a tener que contar lo que está pasando entre ustedes–nos apretó contra ella.

–Dinah...¿podrías soltarnos?–habló Lauren intentando zafarse de su agarre.

Entre pequeñas peleas y bromas caminamos hasta nuestras respectivas clases. Lauren se encargó de acompañarme hasta la mía, despidiéndose con un beso después. La vi marcharse con una sonrisa y entré a mi salón. Creo que me costaría concentrarme en las próximas clases.

***

Faltaban cinco minutos para que sonara el timbre indicando así la hora de almuerzo. Mis ojos estaban fijos en el reloj esperando impaciente a que llegara la hora para salir y poder buscar a la ojiverde. Cuando por fin lo escuché tomé todas mis cosas y las guardé rápidamente para apresurarme en salir. Estaba tan concentrada en ir hacia la cafetería que casi no noté como me tomaban por la cintura. Choqué contra el cuerpo de la persona que me sujetaba haciendo que perdiera por un momento el equilibrio.

–¿Qué te pasa idiota?–hablé molesta sin ver a la persona–Suéltame ahora antes de que le vaya a decir a mi novia. Oh, ella te partirá la cara–continúe hablando a la vez que intentaba alejarme pero el brazo me apretaba con fuerza.

Luego escuché una risa. Esa que ya conocía muy bien.

–Tranquila, Camz–dijo Lauren.

–Me has asustado tonta–me giré y golpeé su brazo, mirándola con el ceño fruncido–Pensé que era alguien más.

–Si fuera alguien más ya le habría partido la cara, tú lo has dicho–dijo seria–Ahora vamos a comer algo–tomó mi mano y comenzó a caminar en dirección hacia la cafetería.



La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora