Entré a la cafetería y me abrí paso entre todos eso estudiantes que iban en busca de su almuerzo. Habían unas cuantas mesas desocupadas, que en unos minutos ya no lo estarían. Así que decidí dirigirme a la más cercana para tener mi lugar y que nadie me lo quitara. En el camino pude ver a Lauren en una de las mesas más apartadas. Ella estaba sola, parecía estar leyendo algo, no alcanzaba a ver muy bien por lo que decidí acercarme. Aunque eso sólo fuera una excusa. Después de esa pequeña charla en la playa no tuve la oportunidad de volver a hablar con ella y realmente quería hacerlo.
–Hola–saludé con una sonrisa.
Ella que estaba concentrada en su libro levantó la cabeza para mirarme y sonrió.
–Hey–contestó después de unos minutos en los que sólo nos mirábamos.
–¿Puedo sentarme aquí?–le pregunté señalando la silla que tenía al frente.
–Adelante–dijo sin dejar de sonreír.
–Gracias–me senté y coloque mi bolso a un lado, luego la miré–¿No esperabas a alguien, cierto?–pregunté después de pensar que ella pudiera estar esperando a alguien.
–Oh no, claro que no–respondió cerrando su libro para centrar su atención en mí–ya te había dicho que me gustaba estar sola–me recordó.
–Hey todavía te acuerdas–exclamé con alegría.
–Claro que sí, cómo olvidarlo–susurró lo último y pude ver como sus mejillas se ponían un poco rojas. Sonreí.
Estaba por hablar pero fui interrumpida por Dinah. Ella se sentó a mi lado dejando su comida en la mesa y sus cosas a un lado. Giré mi cabeza para poder ver la reacción de Lauren, parecía algo sorprendida con la acción de mi amiga. Suspiré, no quería que Dinah la espantara y que la ojiverde se fuera.
–Maldito viejo calvo–se quejó probablemente de algún profesor la rubia, devorando su hamburguesa.
–Dinah–la llamé.
–Oh sí, lo siento–se limpió su boca con una servilleta y luego se giró hacía Lauren, quien parecía que en cualquier momento saldría huyendo–Soy Dinah Jane Mi...–antes de que siguiera hablando la interrumpí.
–Ellas es Dinah–dije dirigiéndome a Lauren.
–Nunca me dejas decir mi nombre completo–se quejó haciendo un puchero.
–Si bueno, tu nombre es muy largo y no quiero quedarme aquí hasta la salida–me burle de ella.
Cuando terminé de decir eso escuché una pequeña risa proveniente de Lauren. Esa risa de bebé como la que había escuchado cuando la perseguía en la playa. En ese momento supe que tenía que volver a escucharla.
Dinah se seguía quejando de lo mala amiga que era al no dejarla terminar y fingía estar molesta. No le presté atención y me concentre en la ojiverde que tenía al frente, que miraba la escena divertida.
–¿Tú no vas a comer?–le pregunté al darme cuenta que no tenía nada más en la mesa que solo su libro.
–Y-yo bueno...no tengo hambre–contestó algo nerviosa.
–Vamos tienes que comer algo, mira toma–le ofrecí una de las galletas que traía–la mamá de Dinah las hizo, te van a encantar–pareció dudar un segundo pero luego la tomó.
–Es cierto, mi mamá hace las mejores galletas–habló Dinah cuando terminó de tragar su comida.
–Uhm gracias–dijo tímidamente Lauren llevando la galleta hasta su boca.
No pude evitar mirar sus labios y como pasaba su lengua por ellos saboreando hasta la última migaja. De pronto sentí como el calor se apoderaba de mis mejillas. No tenía por que estar viendo eso y menos pensar en como sería si pasará su lengua por mis labios o en como se sentirían los suyos sobre los míos. Tenía que detenerme.
–D-de nada–contesté apartando la vista, algo avergonzada por mis pensamientos.
–Toma–dijo Dinah dirigiéndose a Lauren–aquí hay más–le entregó una bolsa con galletas dentro.
–¡¿Qué?!–Exclamó sorprendida– N-no, no puedo aceptarlas, son tuyas–dijo Lauren dándole la bolsa de nuevo a Dinah.
–Pues ahora son tuyas–contestó mi amiga simplemente, encogiéndose de hombros.
Luego de una breve discusión con Lauren de por que se tenía que quedar con esas galletas conversamos un poco. Parecía que Dinah se llevaba muy bien con la ojiverde en tan poco tiempo que estuvimos juntas. Eso me molestó un poco, pero no tendría por que hacerlo. Quería toda la atención de Lauren en mí, no entendía que me estaba sucediendo.
Cuando nos dimos cuenta ya había sonado la campana, así que corrimos para no llegar más tarde a clases. Lauren y Dinah tenían matemáticas mientras que a mi me tocaba historia.
–Nos vemos luego Chancho–dijo Dinah despidiéndose con la mano, sin detenerse.
–Adiós–me dijo la ojiverde con una sonrisa.
–Hey Lauren–la llamé antes de que se perdiera por los pasillos.
Ella se detuvo y giró para verme esperando a que continuara hablando. Rápidamente llevé una de mis manos hasta mi bolso, buscando algo. Sonreí enormemente cuando lo encontré.
–Toma–le lancé una manzana que tenía pensado comer más tarde.
Con rápidos reflejos la atrapó evitando que cayera al suelo. Ella se quedó algo confusa, luego posó su mirada en la manzana y después en mí.
–Para el camino–me escogí de hombros sonriendo.
–Ya vámonos Jauregui–le habló la rubia.
–Gracias–dijo sonriendo para después seguir a Dinah.
Me quedé observando como se alejaban por el pasillo. Ella realmente no había comido nada y dudaba que unas galletas la fueran a llenar. Me preocupaba que le pasará algo camino a casa.
Cuando las perdí de vista me dirigí a mi clase, tal vez con algo de suerte me dejaban pasar.
