Esa mañana de sábado desperté emocionada por que vería a Lauren, aunque había pasado toda la tarde de ayer con ella, igualmente estaba emocionada. Nunca me levantaba tan temprano y la ojiverde tenía la culpa de que eso sucediera hoy. Pero claro, a veces no todo sale como lo planeamos y al parecer la suerte no estaba de mi lado este día.Cuando bajé para ir por algo de desayunar me encontré con mi mamá sentada en ese costoso sillón blanco, en la sala principal, leyendo una de sus revistas. No me detuve, seguramente ella estaría bien ocupada con esa revista como para hablar conmigo. Seguí caminando hacia la cocina pero su voz me tomó por sorpresa cuando constaté de que ella se había dirigido a mi.
"Karla, que bueno que ya despertaste. Tenemos que ir a la empresa, come algo rápido que se nos hace tarde"
Eso fue lo que dijo ella.
Después de eso no desayuné, había perdido el apetito por completo. No tuve otra opción mas que ir con ella a trabajar en su empresa. Supuse que sólo sería hasta el medio día, con algo de suerte mi padre le daría el trabajo a Lauren y ella seguiría en la casa. Odié no poder estar con ella al momento de presentarse con mi papá. A veces podía ser muy serio, pero era más fácil tratar con él que con mi mamá. Seguro que le iría bien.
Suspiré por quinta vez esa mañana. Eran las 11:20 am y yo seguía en la empresa. Mi madre quería que "modelara" para uno de los nuevos productos que estaban por lanzar al mercado. Había hecho esto unas cuantas veces pero seguía sin acostumbrarme a ese mundo del "modelaje".
Volví a suspirar, era inevitable, sólo quería estar en mi casa viendo a Lauren trabajar. Una hora después de la acordada para hablar con mi padre, Lauren me había enviado un mensaje para avisar que tenía el trabajo. Obviamente la felicité, después me disculpé por no estar ahí con ella. Pero una llamada suya, que sólo duró unos minutos, fue lo necesario para calmarme. Ella dijo que el jardín era muy grande y que de verdad estaba descuidado, así que le iba a tomar algo de tiempo. Eso me animó para hacer las cosas aquí más rápido. Sentía una necesidad de verla y eso me estaba dando algo de miedo pero decidí ignorarlo.
Ahora caminaba a toda prisa hacía el elevador, tenía que entregarle unos papeles y carpetas a mi madre que estaba en su oficina en el último piso. No pensaba hacer algo más, luego de dejarle los papeles me iría a casa sin importar sus quejas. Casi corrí cuando las puertas del elevador comenzaron a cerrarse.
–No...espera–dije intentando llamar la atención de la persona que pude ver estaba adentro de la caja metálica.
Una mano se asomó entre las puertas justo antes de que se cerraran. Aliviada de no tener que esperar caminé esta vez con más calma hacia el elevador.
–Muchas gracias por la ayuda–hablé arreglando un mechón de pelo que se había salido de mi moño y marqué el número de piso al que iba.
–Con gusto
Esa voz. La reconocía.
Volteé y levanté un poco mi cabeza para ver a Shawn sonriéndome. Tenía un traje azul marino y sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Se veía muy apuesto.
–Hey–me acerqué alegre a saludarlo. Con cuidado de que no se cayeran las cosas que traía intenté saludarlo con un abrazo–¿Qué haces aquí?–pregunté al separarnos.
–Mi madre quiere que comamos juntos, así que vine a recogerla–se encogió de hombros aún sonriendo.
–Eso es adorable–de nuevo acomodé las cosas en una mano para tomar con la otra su mejilla, reí por que sabía que no le gustaba que hicieran eso.
–Oye–se quejó apartando mi mano–No soy adorable, soy un tipo malo–dijo intentando contener su sonrisa, haciendo una mueca que seguramente era su cara de "chico malo".
–Tú no tienes nada de malo–reí empujando su hombro con mi cuerpo, pero él apenas se movió de su lugar.
–¿No tengo nada de malo, eh?–sonrió de una forma pícara.
–Tampoco te pases de listo chico lindo–ambos reímos.
El elevador se detuvo y abrió sus puertas al llegar a nuestro destino. En el último piso sólo habían unas cuantas oficinas, la de mi madre se encontraba al final del pasillo. Era la oficina más grande del lugar, luego dos puertas más allá estaba la de oficina de Karen, la madre de Shawn.
–Hey Mila, espera–Shawn me llamó antes de que pudiera entrar a la oficina de mi mamá–Necesito hablar contigo, es sobre algo importante–terminó de decir. Él también se encontraba frente a la oficina de su madre.
–¿Algo importante?–pregunté confusa.
–Sí, es sobre nosotros–estaba serio, algo difícil de ver en él.
Al parecer si que era algo importante eso que tenía que decir. De pronto algo en mi cabeza hizo "click" con sus palabras. ¿Acaso había dicho que se trataba de nosotros?
"Oh no, no, no y no" repetía una voz en mi cabeza.
¡Se me iba a declarar!
Todo era tan claro ahora, lo de ir a comer con su madre sólo era una excusa para pasarse por la empresa y de esa manera encontrarse conmigo. Tenía que ser eso o quizás sólo estaba exagerando. De todos modos si era lo primero no quería pasar por algún tipo de conversación incómoda donde le animaba a buscar alguna chica que si supiese quererlo de la misma forma. Tampoco quería que nuestra amistad se dañara con algo como esto, él es mi mejor amigo y no quisiera perderlo. Así que mejor más vale prevenir que lamentar como dicen.
–Bueno...yo...ehm...–tragué intentando vocalizar una respuesta coherente–p-podemos hablarlo otro día...si, eso...yo...tengo cosas que hacer...–sin siquiera esperar respuesta abrí la puerta y me metí en esa oficina. Nunca había estado tan feliz de entrar a ese lugar como ahora.
Suspiré caminando hacía el escritorio donde mi madre se encontraba llenando unos papeles y al mismo tiempo contestando una llamada. Claramente no se dio cuenta de mi presencia hasta que dejé caer las carpetas y papeles en su escritorio. Ella levantó la vista para mirarme de una forma dura y seguir con lo que estaba haciendo. Esperé un tiempo hasta que se desocupó de sus tareas. Sólo le avisaría que me iría a casa.
–¿Qué son esos modales, Karla?. Eso no fue lo que te enseñé.
–Claro que no, me lo enseñó un tipo al cual le pagaste para enseñarme que cuchara debía utilizar con cada comida–respondí sarcástica–Me voy a casa–giré para ir hacia la puerta dispuesta a salir de ese lugar.
Tenía una chica esperando en casa y unos preciosos ojos verdes para hacerme olvidar el mal rato de la mañana.