Cap 29

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–¿Segura que no necesita nada?–preguntó Lauren por quinta vez a la señora Miller.

–Querida, ya te dije que no. Así que no te preocupes, pueden irse a descansar–le contestó la viejita.

–Si necesita algo sólo avíseme, ¿si?

–Que si hija...

Me quedé cerca de la puerta viendo como hablaban. Era tierno ver como Lauren se preocupaba por la señora Miller y era aún más tierna la escena que estaba ocurriendo en este momento. Al parecer ya habían terminado de hablar y ahora Lauren se inclinaba para besar la frente de la mujer mayor. Se podía ver el cariño que ambas se tenían.

La ojiverde caminó hacia mi quedando al frente.

–¿Nos vamos?–preguntó, asentí en respuesta–Bien–dijo simplemente.

Tomó una de mis manos y la entrelazó con la suya guiándome hasta la puerta. La abrió para mí pero antes de salir ella se giró para decir una última cosa a la señora Miller, que ya estaba al pie de las escaleras.

–Mañana hablamos, Susan–no esperó respuesta y terminó por salir, cerrando la puerta tras de ella.

Sin soltar mi mano caminó hasta el inicio del callejón que daba con su casa. Como estaba oscuro y no había iluminación alguna siempre terminaba tropezando con algo. Lauren sólo se reía y apretaba mi mano con fuerza, como queriendo decir que con ella estaba segura o al menos eso era lo que quería pensar. Porque así me sentía.

–Oh Dios, ¿qué fue eso?–pregunté detenido mi andar.

Había escuchado ruidos en la basura, bolsas y latas moviéndose. Bajé mi cabeza para mirar mis pies, en ese momento puede apreciar, a pesar de tener poca visibilidad, una sombra que se movió cerca de ellos.

–Cálmate, Camz–soltó una risita, que si no hubiera estado tan asustada en ese momento me habría hecho sonreír como una tonta–deben ser las ratas, no te preocupes–finalizó algo divertida.

–¡¿Ratas?!, odio las ratas–solté un pequeño grito.

No me gustaban esos animales, eran sucios, pequeños y peludos y feos. Simplemente no me gustaban. Busqué rápidamente una vía de escape pero no quería moverme de mi lugar. Sentía que si me movía la rata podría subir por mis piernas, ese simple pensamiento me atemorizaba. Devolverme no era una opción, podría caerme y eso acortaría la distancia entre ese sucio animal y yo. Lo único que me mantendría a salvo sería no tener los pies en el suelo y a menos de que me salieran superpoderes de la nada eso sería imposible. Mis ojos cayeron en Lauren.

–¿Camz?–preguntó después de un tiempo que me vió inmóvil.

Sonreí. Ella sería mi vía de escape.

Sin pensarlo dos veces salté sobre su espalda. Tomada por la sorpresa de mi repentina acción se desestabilizó un poco pero logró recuperarse. Mis brazos se aferraron a su cuello sin querer soltarme mientras que mis piernas abrazaban su cintura.

–¿C-Camz...que...ocurre?–preguntó como pudo. Aflojé mi agarré de su cuello que al parecer era muy fuerte.

–Lo siento...Es sólo que de verdad no me agradan esos roedores–susurré avergonzada.

–No te preocupes, además se me había olvidado que tú eres toda una dama–dijo riendo–¿segura que todavía quieres quedarte?. Mira que estamos a la mitad del callejón, tienes tiempo de retractarte–su pose era firme pero su voz no lo era tanto, se escuchaba insegura pidiendo sin palabras que me quedara con ella.

–Sólo camina, Lolo–fue lo que contesté.

Y así lo hizo. Comenzó a caminar,  despacio para no caernos. Sentí sus manos deslizarse hasta mi trasero apretando suavemente. No pude evitar morderme el labio intentando alejar los diversos pensamientos que ahora cruzaban por mi mente.

–Ehm...¿Lauren?...–la llamé.

–¿Si?

–¿Te estás aprovechando de la situación?–tenía que preguntarlo.

–Totalmente, sí–contestó casualmente. Cómo si le hubiera preguntado la hora.

–Oye–reí dándole una palmadita en su hombro con una de mis manos mientras la otra seguía alrededor de su cuello.

–¿Te molesta?–preguntó cuando ya estábamos llegando.

–La verdad, no–le sonreí cuando me bajé de su espalda, ahora estábamos frente a su puerta. Ella también retribuyó la sonrisa.
Abrió la demacrada puerta dejándome pasar primero. Me recosté en la cama que se encontraba a un lado de la entrada. Lauren se sentó en el borde de ella, cerca de mí.

–¿Y ahora que quieres hacer?–preguntó posando su mano en mi muslo, sólo dejándola ahí.

–Ven aquí–dije extendiendo mis brazos abiertos para ella.

Sin dudarlo, Lauren se lanzó a mis brazos envolviendo los suyos en mi cintura y descansando su cabeza en mi pecho. Acaricié su cabello con mis dedos sintiendo lo suave que se sentía y lo bien que olía. Disfrutaba de tenerla así, conmigo. Sólo nosotras dos disfrutando de la compañía de la otra.

–Me gusta estar contigo, sabes–levantó su cabeza y me miró a los ojos.

Sus ojos verdes esmeralda ahora tenían un brillo especial. Lo notaba cada vez que me miraba y eso hacía a mi estómago retorcerse de emoción. Las famosas "mariposas" suponía que debían ser, pero no era posible que unas simples mariposas causaran tanto en mí cuando la veía.

–A mi también me gusta estar contigo–respondí con una sonrisa, perdiéndome en sus ojos.

No sé por cuánto tiempo estuvimos mirándonos y sonriendo como un par de tontas, pero fue el suficiente como para decidir besarla. Sólo debía inclinarme un poco para tocar sus labios.

Ella debió pensar lo mismo porque lo hizo primero. Sus labios ahora estaban sobre los míos, se mantuvo así unos segundos y luego comenzó a moverlos lentamente. Su lengua acarició mis labios pidiendo la entrada en mi boca. Con nuestras lenguas enredadas y nuestros labios moviéndose entre si, ahora Lauren tenía medio cuerpo sobre mí. Una de sus manos fue subiendo desde mi cadera hasta dejarla cerca de mi pecho acariciando lentamente. La intensidad del beso cada vez iba en aumento y un calor igual de intenso comenzó a recorrer todo mi cuerpo.

Me alejé de ella por falta de aire pero eso no la detuvo, Lauren dirigió su boca a mi cuello donde empezó a dar besos húmedos y pequeñas mordidas. Soltaba pequeños jadeos cada vez que ella lo hacía, llevando mis manos a su espalda tomé el borde de su camisa para subirla y quitársela. A la mitad de mi acción tuve que detenerme porque Lauren succionó mi cuello, estaba segura de que dejaría marca. Pasé mis uñas por su espalda aruñando suavemente lo que provocó que ella gimiera bajo.

El sonido que emitió su garganta contra mi cuello hizo que me excitara aún más. La necesitaba, necesitaba a Lauren.

***

Hola a quien esté leyendo esto.👋 Sólo quería decir que nunca he escrito algo como lo que tengo planeado que va a pasar, de hecho es la primera vez que escribo algo. Así que tenía pensando en saltar esa parte, eso es todo.

Nuevamente muchas gracias por leer. 🙏💜

La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora