Cap 46

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El domingo pasó más rápido de lo que creí, había pasado lo que quedaba del día con Dinah. Intentábamos distraernos mutuamente para así olvidar que Camila no daba señales de vida.

Como todos los lunes me levanté temprano para poder llegar a tiempo a mi primera clase, que compartía con ella y realmente esperaba verla ahí. Claro que todo no sale como esperamos y por supuesto Camila no estaba en su asiento cuando llegué. La primera clase terminó, no había prestado atención al profesor porque realmente no lo necesitaba. Sabía de sobra que había pasado la materia y esas clases eran para los alumnos que habían reprobado, aún así la asistencia seguía corriendo.

Caminé por el pasillo hasta que me fijé en una silueta que ya muy bien conocía. Era ella. Me apresuré en llegar, coloqué mi mano sobre su hombro haciendo que girara su cuerpo. Me sorprendí, no esperaba verla así. En su rostro se veían ojeras además lucía cansada y triste. Sus ojos se agrandaron al verme parada justo delante de ella y pude jurar que brillaron en ese momento. Se lanzó a mis brazos aferrándose a mi cuello, rápidamente envolví su cintura.

–Te extrañé, mucho–dijo en voz baja, sonando algo triste.

–Yo también–tomando su mentón la bese dulcemente–Me tenías muy preocupada–dije después del beso.

–Lo siento, yo...yo sólo...sólo quería estar sola–desvío su mirada.

Entrecerré los ojos ante su gesto pero lo dejé pasar.

La acompañé a su siguiente clase, no quise preguntarle el por qué había faltado a la primera pero suponía que tenía algo que ver con la falta de sueño. Lo más probable era que pudo haberse quedado dormida y no consiguió llegar a tiempo. Me preocupo eso porque sentía que me estaba ocultando algo, algo importante. Decidí que no la presionaría, era mejor esperar a que ella me contara cunado estuviera lista. Me despedí de ella y caminé a mi salón un poco más tranquila, Camila estaba aquí y eso era lo que importaba.

Las clases pasaron rápidamente y con eso llegó la hora del almuerzo. Iba de la mano con Camila hacia la cafetería, donde Dinah nos estaba esperando. Hice todo lo que se me ocurrió para intentar animarla pero ella simplemente estaba distraída, como si estuviera encerrada en sus pensamientos. Nos sentamos con la rubia dejando nuestras bandejas con comida en la mesa. Pude ver como miraba de reojo a la latina, quien sólo la había saludado torpemente. Ella iba a preguntarle sobre lo sucedido, lo supe en cuanto abrió su boca pero rápidamente le dí un golpecito por debajo de la mesa.

Me miró molesta por haberla golpeado, captando el mensaje después. Hablamos un poco aunque Camila nunca se metía en la conversación, sólo lo necesario. Asentía o negaba con la cabeza cuando le preguntábamos algo en un intento de que hablara con nosotras.

Suspiré. Me estaba cansando de eso.

–¿Qué pasa?. No has tocado la comida–dije mirando como ella jugaba con su almuerzo–¿No tienes hambre?.

Me miró por un momento para luego bajar su cabeza y negar.

–Camila...–iba a decir algo cuando la más alta habló.

–Miren ahí viene Shawn–señaló con la cabeza al chico que se acercaba a nosotras.

Ante lo mencionado mi novia se tensó en su lugar. Sorprendiéndonos a Dinah y a mí tomó todas sus cosas y se levantó de la silla.

–Hola chicas...–dijo el castaño al llegar a nuestra mesa.

–Necesito hablar contigo–le dijo Camila que sin esperar respuesta tomó su mano y salió por la parte trasera de la cafetería.

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos mi chica se detuvo, encarando a Shawn. Los podíamos ver claramente a través de los grandes ventanales. Ella comenzó a dar pequeños golpecitos en su pecho como si le estuviera reclamando algo. Él se pasó una mano por el pelo y comenzó a hablar.

¿De qué diablos estarían hablando?

Preguntándome eso los continué mirando con el ceño fruncido.

Camila se veía molesta y dando un último golpecito le dio la espalda dispuesta a marcharse. El castaño le tomó el brazo haciendo que se girara. La sostuvo por los hombros y le dijo algo, negando con la cabeza.

Gruñí frustrada por no saber qué pasaba. Además otra pregunta vino a mi cabeza.

¿Qué tenía que hablar mi novia con Shawn?

Sentí que los celos que había dejado de lado tiempo atrás se hacían presentes de nuevo. Seguí mirándolos fijamente entonces me molestó lo que vi después. Camila se había lanzado a los brazos de Shawn, quien no tardó en abrazarla susurrándole cosas para seguramente tranquilizarla.

¿Si estaba mal, por qué no venía conmigo?

¿Acaso no notó que estuve casi todo el día intentando animarla?

Molesta me levanté de mi asiento dispuesta a separarlos siendo interrumpida por una mano que agarraba mi camisa en la parte trasera.

–No hagas una locura–dijo Dinah levantando la cabeza para mirarme, soltándome luego.

–No lo haré–contesté algo insegura.

No podía prometer nada en ese momento.

Caminé a grandes zancadas para poder llegar más rápido hasta ellos. Llegué dispuesta a golpearlo si era necesario para que la soltara. Él me vio y rápidamente se alejó de la castaña, aclarándose la garganta primero.

–Creo que...creo que lo mejor será irme para que puedan hablar–miró a Camila, acariciando su mejilla–Es mejor que se lo digas–le dijo para después marcharse.

Tuve que contenerme para no ir tras él. No habían hecho nada malo como para que me pusiera así.

¿Cierto?

Tomé una respiración profunda dispuesta a hablar con ella para que me aclarara todo. Fue girando lentamente y en ese momento me percaté de que tenía lágrimas en sus ojos.

–Camz...–me acerqué, secando el rastro de sus lágrimas. Dejé mis manos a cada lado de su rostro–¿Qué tienes?, por favor dímelo. Quiero ayudarte pero necesito saber qué es lo que te pasa–dije preocupada.

No contestó.

–Camila, ¿es por tu madre que estás así?. ¿Ella te dijo o hizo algo?–continué hablando.

Ella negó con la cabeza.

–¿No qué?, por Dios. Me estás poniendo nerviosa.

–Lo siento–dijo débilmente.

Suspiré. Tenía que calmarme.

–¿Camila por qué Shawn dijo eso?.

De nuevo no contestó. Se abrazó a mi cintura apoyando su cabeza en mi pecho. Sin dudarlo le devolví el abrazo, acariciando su pelo. Me moví un poco y besé su frente. Nos quedamos así un poco más, no me importaban las miradas curiosas de todos los que pasaban por ahí. Ahora no importaba nada que no fuera Camila.

–Lauren tengo algo importante que decirte–dijo ella levantando la cabeza, mirándome a los ojos.

En su mirada podía ver que estaba asustada, parecía indecisa. La campana había sonado hace algunos minutos, sin embargo no nos movimos.



La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora