Desperté sintiendo unos brazos que me envolvían. Algo adormilada giré la cabeza para ver a Lauren, que dormía profundamente. Sonreí al mírala, no podía apartar mis ojos de ella. Acaricié su suave y blanca piel del brazo, viéndola sonreír inconscientemente en sus sueños. No podía creer lo feliz que me hacía la chica que dormía a mi lado justo ahora.
–Lauren...–la llamé.
Necesitábamos salir de aquí e ir a mi casa, ella tenía que trabajar en unas horas. Como era de esperarse no contestó. Probé con presionar mi dedo en su mejilla intentando despertarla.
–Vamos, Lauren–esta vez la sacudí suavemente–Tenemos que irnos.
Ella gruñó frunciendo el ceño, hundiendo más su cara en la almohada. Me apretó contra ella con sus brazos mientras murmuraba.
–¿Qué dices, Lolo?. No te escucho.
–Tengo sueño–se quejó, ahora escondiendo su cara en mi cuello.
–Bueno–comencé sonriendo–tal vez no tendrías tanto sueño si me hubieras hecho caso anoche–terminé, acariciando su rebelde pelo.
–Tú tampoco hiciste mucho para detenerme–rió.
Buen punto, pensé.
–De todos modos tenemos que apresurarnos–contesté levantándome–Llamaré un taxi mientras tú te bañas, yo lo haré cuando llegue a casa.
–Está bien–dijo levantándose también.
No me molesté en fingir que no la miraba. Después de todo no era algo que no hubiera visto ya. Y maldición tenía una novia bien buena.
–Ya Camz, deja de mirarme así–me miró divertida.
–Sí, sí, lo siento–dije pero seguía sin apartar la mirada.
Escuché su risita mientras caminaba hacia el baño, regalándome una perfecta vista de su trasero. Sería mejor pedir el taxi.
Me vestí e hice la llamada, unos cuantos minutos después Lauren salió del baño ya arreglada....para mi bien. Salimos de la casa y cruzamos ese callejón repleto de basura. Casi pasé corriendo por allí, tenía miedo de que me saliera una rata en cualquier momento y por supuesto la ojiverde se burló de mi por eso.
–Hola señora Miller–saludé a la mujer que estaba en el porche de su casa regando las plantas de la baranda.
–Buenos días, Susan–saludó Lauren.
–Oh, buenos días, niñas–contestó acomodando sus lentes para ver mejor–Que tengan un lindo día–dijo después sonriendo.
Rápidamente la ojiverde caminó hasta ella para abrazarla y besar su frente. Sonriendo se alejó.
–Que tenga un lindo día usted también y ya sabe, si tiene algún problema puede llamarme. Le dejé mi número en el refrigerador–le recordó Lauren, llegando a mi lado de nuevo.
Cuando el taxi llegó nos subimos a él y le dimos la dirección al chófer, quien se puso en marcha inmediatamente. En el camino hablamos sobre que lo que podíamos hacer hoy, pensábamos llamar a Normani y Ally para que pasaran la tarde con nosotras y Dinah en la playa. Aunque todavía estábamos haciendo los planes. Al llegar le pagamos al conductor y bajamos tomadas de las manos.
–Bien, iré a tomar un baño–me volví a ella apenas entramos a la casa–Te veo después–besé sus labios y caminé hacia las escaleras.
Le dí una última mirada a la ojiverde, viendo como se iba hacia la cocina. Subí a mi habitación dejando mi bolso cerca de la puerta. Tomé ropa limpia y caminé al baño. Una vez dentro dejé que el agua caliente cayera sobre mi cuerpo, relajándome. Estuve ahí durante un largo rato, no podía dejar de pensar en lo ocurrido de la noche anterior ni en como de bien iban las cosas. Sonreí para luego salir de la ducha.