Cap 30

8.7K 655 121
                                    


Sin ningún tipo de tela entre las dos, así es como estábamos nosotras, desnudas. Lentamente le había sacado toda la ropa a Lauren, ella hizo lo mismo conmigo. Entre caricias y besos hambrientos nos desvestimos.

Me encontraba sobre ella, recorriendo todo su cuerpo con mis manos mientras atacaba su cuello con besos húmedos. Su respiración era agitada y soltaba pequeños gemidos entre jadeos. Acomodé mi cuerpo entre sus piernas, tomando sus brazos para pasarlos por encima de su cabeza entrelazando nuestros dedos allí. Subí repartiendo besos por la línea de su mandíbula llegando hasta su boca, besándola dulcemente. Presioné mi cuerpo contra el suyo creando una fricción deliciosa en nuestros centros.

Ambas gemimos al contacto y me encontré presionándome de nuevo contra ella, haciendo suaves movimientos. Llevé mi boca hasta su pecho dejando varios besos y luego atacando su pezón. Un ronco gemido salió de la garganta de Lauren y la sentí levantar sus caderas buscando más contacto. Eso me motivó a seguir con mi trabajo dándole placer a su pecho para luego hacer lo mismo con el otro. Pasaba mi lengua jugando con su pezón, que en ocasiones mordía suavemente. Cada vez que lo hacía recibía la misma respuesta de la ojiverde.

–Camila...–susurró con voz ronca y sin aliento.

Levanté mi cabeza para mirarla, tenía sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados y comenzaban a aparecer pequeñas gotas de sudor en su frente. Una imagen simplemente perfecta.

Mientras la besaba deshice el agarre de una de nuestras manos para bajarla acariciando su cuerpo, sintiendo su piel suave hasta llegar a su intimidad. Empecé a dar pequeñas caricias con movimientos suaves. Ella movió sus caderas frotándose contra mi mano. Estaba mojada. Ambas lo estábamos.

–Camila, ya no aguanto...–gimió en mi boca abriendo sus ojos que hasta el momento habían permanecido cerrados.

Dejé besos por toda su cara mientras introducía dos dedos dentro de ella. Se tensó manteniendo sus ojos fuertemente cerrados unos segundos y se quejó, seguramente por el dolor.

–Está bien–dije intentando hacer que se relajara, besando cortamente sus labios–te quiero–dije finalmente. Admitiendo al fin en voz alta lo que sentía por ella.

Busqué en su rostro algún tipo de reacción de lo que mis palabras pudieron haber provocado. Y sólo pude pensar en "mierda la cagué".

Ese pensamiento rápidamente fue olvidado cuando sus ojos se abrieron, aunque de un color más oscuro de lo habitual, mantenían ese brillo especial en ellos. Soltó mi única mano que permanecía entrelazada con la suya y ahora con ambas manos se aferró a mí con fuerza. Sus manos en mi espalda abrazándome contra su cuerpo.

–Hazme tuya, Camila–susurró sensualmente en mi oído,  exitándome más.

Moví mis dedos lentamente dentro de ella arrancándole pequeños gemidos. Encontrando un ritmo adecuado aceleré mis movimientos y con mi pulgar comencé a acariciar su clítoris. Mi nombre se enredaba con los gemidos que salían desde lo más profundo de su garganta. De pronto, sus gemidos junto con su risa se convirtieron en mis sonidos favoritos.

–Oh Dios–dije entre dientes al sentir una mano en mi sexo, cerré los ojos ante la cálida invasión. Mi mano libre se aferró a las sábanas fuertemente.

–Déjame darte placer también, Camz–de forma rápida introdujo dos dedos en mí, moviéndolos rítmicamente.

Llevé mis labios a los suyos dejando escapar gemidos de vez en cuando porque la mayoría se perdía entre besos. Nuestros gemidos mezclándose en el silencio de la habitación. Seguíamos dándonos placer hasta que sentí una corriente recorrer todo mi cuerpo.

La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora