Cap 20

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Después de que Dinah nos echara de su habitación, nos quedamos un tiempo sólo mirando la puerta que ahora estaba cerrada como un par de tontas. Sin saber que hacer ahora sólo se me ocurrió tomar la mano de Lauren para llevarnos a la habitación de invitados. Por que ella y yo teníamos muchas cosas de que hablar, aunque no sabía si hablaríamos de todas ellas ahora,  estaba segura de que pronto lo tendríamos que hacer.

La ojiverde me siguió en silencio, su mano sólo estaba haciendo una leve presión en la mía y podría decir que el toque era algo tímido. Miré mi mano sosteniendo la suya, era cálida un poco más grande que la mía pero encajaban a la perfección. Mis ojos se posaron en el rostro de Lauren donde pude notar, a pesar de la poca iluminación del pasillo, estaba sonrojada. Sonríe por el tipo de reacción que podía causar en ella.

–Muy bien–dije apenas entramos en la habitación–Vamos a hablar–hablé más seria de lo que en realidad quería.

–Lo-lo siento...yo...no–contestó inmediatamente Lauren nerviosa.

–Shh tranquila–acaricié su mejilla–Vamos a sentarnos.

Ella simplemente asintió con la cabeza para dirigirse al borde de la cama y sentarse allí. Copié su acción sentándome a su lado.

–Bien, primero, debo decirte que no tienes por que disculparte. Creo que es algo que las dos queríamos hacer desde hace un tiempo, ¿no?–miré sus ojos esperando a que dijera que era algo que ella también venía imaginando y así no ser la única que había estado pensando como sería besar los labios de la otra.

Ella pareció entender y rápidamente agitó su cabeza en una afirmación. Suspiré aliviada.

–Ahora, no quiero hablar de lo que pasó entre nosotras–miré como su expresión comenzaba a reflejar tristeza y me apresuré a corregir–todavía, quiero decir. Antes tengo algo importante que decirte–terminé de hablar notando como se relajaba un instante para luego tensar los músculos de la mandíbula.

–¿Algo importante?–Lauren preguntó pareciendo preocupada.

–Recuerdas lo que me contaste en la playa, lo del trabajo–ella pareció pensarlo unos segundos para luego asentir.

–Lo recuerdo. Te conté el por que robo carteras en ese lugar y también te dije que necesito un trabajo–dijo sin entender.

–Bien pues...yo hablé con mi papá sobre eso...No le di muchos detalles, sólo mencioné que conocía a alguien que necesitaba un trabajo y que podía cuidar muy bien de nuestro jardín–hablé nerviosa, jugando con mis manos sin mirarla esta vez.

–¿Qué tú qué?–contestó ella sorprendida.

–P-por favor no te molestes...yo sólo quiero ayudarte, de verdad. Pero sino te gusta la jardinería podríamos intentar buscar otra cosa con la que estés a gusto y...–dejé de hablar al sentir sus manos apretando mis brazos, suavemente. Me quedé inmóvil.

–¿Camz, qué dijo tu padre?–la pregunta salió rápidamente de su boca, ansiosa por la respuesta. Todavía con sus manos aferradas a mis brazos.

Podía ver un brillo en sus ojos, no lograba descifrar si era por mí o por el tema del trabajo. Y realmente esperaba que fuera por mí, aunque no quiero hacerme ilusiones sólo por un par de besos que compartimos.

–Puedes ir el sábado–contesté en un susurro, mirando sus ojos casi de una manera hipnótica. En ese momento me di cuenta de que, además de tenerme agarrada, Lauren estaba muy cerca de mí y eso me ponía aún más nerviosa.

–Sábado uhm...–dijo algo distraída, entonces noté que miraba mis labios.

Comenzó a acercarse lentamente probablemente con la intención de besarme. Pero no podía dejar que me besara de nuevo, yo realmente quería hablarle acerca del trabajo que le podía ofrecer mi papá. Era un tema un poco complicado y tenía que explicárselo muy bien para que entendiera lo que iba a hacer en mi casa. Y si me besaba estaba segura de que no le lograría contar nada.

Cuando ella llegó lo suficientemente cerca me alejé un poco, lo que provocó que sus labios se posaran en mi cuello. Pude sentir los vellos de mi piel erizarse con el contacto. Lauren rápidamente se enderezó y desvió la mirada. Carraspeé antes de hablar.

–Hay cosas que tenemos que hablar sobre el trabajo, si lo aceptas, por supuesto–hablé apenada por lo de hace unos segundos. Todavía podía sentir sus labios en mi cuello. Me sonrojé.

–S-si...claro...–fue lo que contestó la ojiverde sin mirarme. Sus mejillas al igual que las mías habían tomado un tono rojizo.

–Bien, como sabes mis padres tienen mucho dinero, por lo tanto, ellos tienden a ser personas algo superficiales, sobre todo mi madre–susurré lo último–¿Todavía quieres el trabajo?–pregunté mirándola fijamente a los ojos.

–Sabes que sí–dijo seria.

–Bueno, entonces hay algunas cosas que tienes que saber primero–comenté sin dejar de mirarla. Como no respondió continué–Ellos se fijarán en lo que traigas puesto y no creo que te den el trabajo con lo que tienes ahora–ante lo que dije Lauren levantó una de sus cejas y pude ver en sus ojos algo de tristeza.

–¿No puedo trabajar con lo que tengo puesto ahora? ¿Acaso no les importa como pueda cuidar su jardín, o es qué sólo quieren a alguien vistiendo ropa bonita para cuidar las plantas?–seguía con la misma expresión, terminó por cruzar sus brazos en el pecho.

–Lo sé, mira es algo estúpido, pero así son ellos–recalqué la última palabra–por favor no te enojes conmigo. A mi no me importa como luzcas–hablé casi en un susurro esperando a que ella escuchara lo que estaba diciendo.

–Camz, sabes que no puedo enojarme contigo–dijo ella ahora con una pequeña sonrisa en sus labios, apoyando su mano sobre la mía que estaba en el borde de la cama–Cuéntame más de esas tontas condiciones que tienen tus padres–continuó con una pequeña risa que me hizo sonreír.

–Está bien–contesté casi en un suspiro mirando su mano en la mía.



La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora