Cap 33

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Caminaba velozmente por las calles oscuras buscando un taxi que me llevara con Lauren. No me tomó mucho y rápidamente llegué a la playa. Después de pagarle al conductor bajé del vehículo y comencé a buscar a la ojiverde con la mirada. Una fogata un poco apartada junto con una silueta llamaron mi atención. Caminé hacia ella lentamente, cuando estaba lo suficientemente cerca pude observar que la silueta era de una chica. Ella estaba de espalda mirando el mar.

–¿Lauren?–pregunté con duda.

La chica pegó un pequeño brinco del susto girando para mirar en mi dirección. Efectivamente, era Lauren.

–Camz–susurró con una mano en su pecho.

Mis ojos se abrieron al ver su otra mano y mi corazón se aceleró. Sin darme oportunidad de algo más Lauren se acercó a abrazarme teniendo cuidado con su mano. Alejándose miró mis ojos con una pequeña sonrisa.

–Lauren...–mi mirada seguía fija en ella, empezaba a creer que si seguía acabaría teniendo un ataque al corazón.

Ella se percató en donde estaban mis ojos y se golpeó su frente con su otra mano.

–Claro, discúlpame–alargó su brazo ofreciéndome la rosa que había estado llevando–es para tí–dijo con una sonrisa.

Llevé mis manos a mi boca, Lauren era simplemente adorable. Con manos temblorosas acepté la rosa y seguido la abracé por el cuello.

–Te quiero–dije aferrada a ella.

Se separó sólo un poco para mirarme con una enorme sonrisa, me sonrojé ante las palabras que había pronunciado. Era la segunda vez que lo decía en voz alta pero lo que realmente sentía en ese momento.

Yo quería a Lauren Jauregui.

Entonces la besé. De esa manera en la que me gustaba hacerlo, de forma lenta. Saboreando nuestros labios, acariciando nuestras lenguas. Colocó sus manos en mi cintura atrayéndome más hacia ella. Con cuidado de no dañar la rosa tomé del cuello a la ojiverde para profundizar el beso. Juraría que podría estar así con ella durante el resto de mi vida, incluso si me equivocaba no me arrepentiría de nada.

Buscando aire ella se separó. Ahora sus manos estaban a cada lado de mi cara, haciendo que la mirara.

–Dios...Yo también te quiero–dijo jadeando, dejando un corto beso en mis labios después.

Sonreí.

Lauren me llevó más cerca de la fogata que ella misma había encendido. No había mantas o algo para sentarse, ni siquiera había una cesta de esas que se utilizan para el picnic, sólo una bolsa amarilla. Pero no me importaba.

Nos sentamos en la arena mirando hacia el mar. Había luna llena lo que nos dejaba un paisaje maravilloso al reflejarse en el agua. Unas cuantas estrellas acompañaban a la luna y la brisa fresca nos golpeaba suavemente. Nos mantuvimos en silencio durante un tiempo, sólo escuchando el sonido de las olas.

–¿Quieres un refresco?–preguntó luego de un rato.

–Claro

De la bolsa amarilla que había visto cuando llegué Lauren sacó un par de latas de refresco, entregándome una en el proceso. Abrí la lata para tomar un pequeño sorbo y sonreír de nuevo mirando al mar. Estar con ella me ponía feliz y el vacío que sentía antes ahora comenzaba a llevarse con sentimientos muy agradables.

Lauren se acercó más a mí y pasó su brazo sobre mis hombros comenzando a dar caricias suaves en mi brazo. Podía notar que me miraba y sonreía al mismo tiempo, luego se inclinó y besó mi mejilla.

–Eres muy guapa, ¿lo sabías?

–Sí, gracias por recordármelo–dije en broma.

–Oye–dio una pequeña palmadita en mi brazo–Se suponía que tu tenías que decir "tú también eres hermosa Lauren, en especial tus bellos ojos"–dijo con una voz chillona, intentando imitarme.

–Yo no hablo así–contesté riendo.

–Lo sé, tu voz es más linda.

–Si sigues así moriré de ternura–hablé con una pequeña sonrisa tímida.

Ella río mirándome, se acercó un poco a mí cara y dando una última mirada a mis ojos me besó. Lentamente me fui recostando haciendo que ella quedara con la mitad de su cuerpo sobre el mío. Dejó de besarme, sus dedos quitaron unos mechones de pelo y luego se quedaron acariciando mi mejilla. Puse mis manos en su espalda y las metí entre su chaqueta y la camiseta que traía, dando un pequeño masaje. Lauren apoyó su cabeza en mi hombro.
–Terminaré durmiéndome si no paras con eso–dijo casi en un susurro.

–¿Quieres que pare?–pregunté con una sonrisa sabiendo su respuesta.

–No...–levantándose un poco apoyó su cuerpo con sus brazos–Pero necesito decirte algunas cosas–finalizó mirándome de una manera seria.

Parecía que lo que tenía que decir era importante así que me levanté luego de que ella lo hiciera. Volvimos a sentarnos como estábamos antes pero ahora Lauren jugaba con sus manos, luciendo nerviosa por primer vez en la noche.

–Por cierto, si eres hermosa y tus ojos son los más preciosos que he visto.

Sonrió de medio lado mientras miraba el fuego frente a nosotras.

–Muy bien, puedes hacerlo Lauren–susurró dándose ánimos.

Suspiró y giró su cabeza para mirarme fijamente. No dije nada, esperando a que ella continuara con lo que quería decir.

–Mira, sé que nos conocemos desde hace unos pocos meses y que no fui realmente sincera cuando comenzamos nuestra amistad. Pero yo tenía miedo de que sólo estuvieras buscando burlarte de mí como todos lo demás en el instituto por no tener dinero y poder. Siempre fuiste una buena persona conmigo desde el comienzo y te lo agradezco–colocó una mano sobre la mía dando un ligero apretón.

–No tienes nada que agradecer.

Ella suspiró otra vez.

–Lamento que esto no sea tan bonito como en esas novelas románticas–dijo en voz baja, moviendo su pulgar en el dorso de mi mano.

Mi corazón latía rápidamente.

–¿Estás loca?. Todo esto es perfecto–me apresuré en aclarar.

Lauren sólo sonrió.

–¿Quieres ser mi novia?

La pregunta me tomó por sorpresa, dejándome inmóvil. No hice mas que mirarla durante unos segundos. Su rostro ahora reflejaba preocupación, tal vez mi respuesta estaba demorando demasiado. Cuando estaba apunto de abrir la boca para decir algo ella se levantó.

–Lo siento...yo...no debí...

Me dio una última mirada en donde pude ver la tristeza en sus ojos. Comenzó a caminar alejándose a toda prisa. Me levanté de un salto y corrí para alcanzarla. Me sentía como una idiota en este momento.

–Lauren–la llamé pero no se detuvo.

Me abalancé sobre ella provocando que cayéramos en la arena, aferrándome a ella para no dejarla ir.

–Sí

–¿Qué?–preguntó como pudo.

–Sí quiero ser tu novia, Lolo–dije con una sonrisa

Lauren, que había caído sobre su estómago, giró quedando sobre su espalda mientras que yo seguía aferrada a ella, ahora encima suyo.

–¿Qué acabas de decir?–preguntó sorprendida, con sus ojos de par en par sobre los míos.

–Que ahora soy tu novia, Lauren Jauregui–contesté para luego besarla.

Esta definitivamente era la mejor maldita noche de mi vida.



La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora