Cap 45

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Caminé hacia mi casa después de que el mismo hombre que me sacó no me dejara entrar. Intenté todo lo que pude para que me dejara pasar de nuevo pero nada funcionaba. Me sentía frustrada por dejar a Camila ahí adentro con su madre. Me enfurecía el sólo pensar que pudo haberla golpeado de nuevo, ya lo había hecho estando yo ahí. Se suponía que tenía que estar con ella para apoyarla y cuidarla.

–¡Maldición!–pateé una lata que se encontraba en mi camino.

La llamé varias veces, quería saber como se encontraba pero siempre me mandaba al buzón de voz. Llegué a la playa, quedándome ahí por un largo tiempo. Siempre me relajaba todo ese ambiente que me rodeaba estando allí. Seguí intentando contactarme con Camila, siendo el resultado el mismo. Cuando estaba ya por irme mi celular comenzó a sonar indicando que había entrado un mensaje.

Era de Camila.

Rápidamente lo abrí leyendo lo que había enviado.

¿Qué había pasado ahí adentro como para que quisiera hablar después?.

Molesta y confundida por todo lo que estaba pasando me dirigí a mi casa. Primero pasé a ver a la señora Miller, quería saber si todo estaba en orden con ella. Apenas me vió supo que algo andaba mal conmigo, aunque no le quise dar muchos detalles le conté una versión más resumida de la historia. Ella trató de tranquilizarme pero simplemente no podía dejar de pensar en lo ocurrido. Sin previo aviso me abrazó fuertemente y eso era todo lo que necesitaba en ese momento. Un abrazo.

Me quedé toda la tarde en su casa, a petición de la anciana. Creo que ella pensaba que si me dejaba sola haría alguna clase de locura y puede que estuviera en lo cierto. Cenamos en silencio, siendo interrumpido en ocasiones por Susan. Quería distraerme, lo sabía, aunque eso era casi imposible ya que mi cabeza estaba en otro lugar. Cuando comenzó a oscurecer intenté llamar de nuevo a Camila pero ahora su celular estaba apagado.

Mi angustia por saber qué pasó después de que me sacaron fue en aumento. Me despedí de la señora Miller y caminé por el sombrío callejón hasta llegar a mi casa. Cerré la puerta de un portazo arrepintiéndome luego de haberlo hecho. Por suerte la puerta seguía en su lugar y no había caído en mil pedazos. Sentándome en el borde de la cama comencé a divagar en mis pensamientos. Muy bien, no tenía trabajo, pero ese era el menor de mis problemas ahora. Tiré mi cuerpo hacia atrás dejándolo caer sobre el colchón mientras miraba el techo con agujeros.

–Camila...–susurré cerrando mis ojos.


***


Desperté muy temprano para ser domingo, sintiéndome cansada. En realidad no había logrado dormir casi nada y cuando finalmente lo conseguí comencé a tener pesadillas. Lo primero que hice al levantarme fue revisar el celular para revisar si tenía algún mensaje de Camila. No había nada. Pensé que al ser tan temprano no estaría levantada así que decidí tomar un baño. Duré más de lo que acostumbraba, mi espalda dolía por lo mal que había dormido y el agua fría aliviaba un poco el dolor.

Desayuné con la señora Miller, sentía la necesidad de estar acompañada y ella parecía feliz con la idea. Luego de eso regresé otra vez para mirar de nuevo el celular, que continuaba sin ningún mensaje nuevo. Llamé unas cuantas veces más pero seguía sin atender. Frustrada tiré el aparato en la cama y salí a caminar un rato para intentar despejarme. El celular comenzó a sonar apenas estaba entrando así que corrí hasta él sin siquiera fijarme en la pantalla.

–¡Camila!–me apresuré en decir.

"Ya quisieras que fuera ella"–contestó la voz al otro lado.

–Ah Dinah...–no pude contener mi decepción.

"Vaya gracias, yo también estoy feliz de escucharte. Pero quiero hablar de cosas más importantes"–dijo seria.

–¿De qué quieres hablar?–pregunté sin ánimos.

"Mira sé que pasó algo, algo serio y no me quieren decir que es. Camila me habló esta mañana y..."

–¿Cómo que Camila te habló esta mañana?–la interrumpí frunciendo el ceño sin entender.

Si le había marcado a ella, ¿por qué a mí no?.

"Me llamó diciendo que estaría de viaje y ella no sale de viaje así porque así. La conozco y sé que no se encontraba bien, lo noté. Ahora dime, ¿qué pasó?"–sus palabras eran duras exigiendo una respuesta.

–Mira...–iba a contestar cuando habló de nuevo.

"Sabes qué, mejor veámonos. Necesito mirarte a la cara para saber si me estás mintiendo o no"

–Eso...eso me dolió...–dije en voz baja.

Escuché un suspiro al otro lado de la línea.

"Lo siento, me pongo así cada vez que le hacen algo a Mila. Soy su mejor amiga, necesito cuidar de esa pequeña latina y más cuando se trata de su madre"–dijo la última parte con rabia.

–Espera...¿Tú sabes cómo la trata su madre?.

"Claro que sí, ¿no escuchaste?. Soy su mejor amiga, duh"–dijo como si fuera obvio.

–Está bien, entendí. ¿A dónde quieres que nos veamos?–pregunté lanzando después un suspiro.

Dinah me pasó la dirección de un pequeño restaurante que recién estaba abriendo. No quedaba tan lejos. Me preparé para salir y en cuanto estuve lista me dirigí al local. Como era un lugar nuevo sólo habían pocas personas por lo que no fue difícil encontrar una mesa desocupada. Me senté cerca de la ventana y miré a través de ella mientras esperaba a Dinah. Minutos después ella apareció entrando al local apresurada. Su vista paseó por todo el lugar hasta que dio conmigo, le hice una seña con la mano y ella comenzó a acercarse.

–Lo siento, mi auto sigue descompuesto–habló sentándose en la silla del frente.

–Está bien–contesté.

Almorzamos ahí, hablando de otras cosas sin importancia evitando tocar el tema al que realmente queríamos llegar. Sabía que tarde o temprano hablaríamos sobre Camila, después de todo nos habíamos reunido para eso.

–Entonces...–dije sólo por decir.

–Entonces...–me imitó, mirando distraídamente el vaso de su bebida–¿Qué es lo que pasó?. La noté muy rara en esa llamada–dijo después de algún tiempo.

Suspiré, contándole todo lo que había sucedido hasta el momento en que me sacaron de la casa.

–Bueno eso es malo, muy malo–habló después de algún tiempo–Sinuhe no es la persona más tolerante en esa cosas y no creo que salga algo bueno de todo esto, así que tienes que estar preparada.

Si su madre quería separarnos, que era lo más probable luego de como nos había encontrado, alguien podría ayudarme para que no lo hiciera. Tal vez alguien que la pudiera hacer cambiar de parecer.

–¿Qué hay de su padre?, él podría ayudarme–dije pensándolo bien.

–No lo creo–contestó Dinah–Puede que sea algo flexible pero no lo encontrarás en esa casa se necesitaría un milagro.

Suspiré nuevamente.

–Entonces me quedé sin trabajo y por lo visto sin novia–tiré mi cuerpo pesadamente hacia atrás, contra el respaldo de la silla.

–Podemos conseguirte un trabajo, Ally y Normani podrían ayudar con eso.

–Eso me vendría genial–respondí.

Un problema menos, pero faltaba por resolver el más importante. No retrocedería, daría pelea a esa señora por Camila. Después de todo yo estaba enamorada de ella y haría cualquier cosa por tenerla conmigo.






La Dama y Jauregui (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora