–¡No!–dijo ella volviéndose y caminando en la dirección opuesta.–Pero...–continué, siguiendo sus pasos de cerca.
–Ya te dije que no–siguió cruzando la tienda, sabía que se dirigía a la salida.
–Pero mira, Lolo–dije con mi mejor cara de perro abandonado, levantando la chaqueta de cuero que tenía en mis manos.
–¡Ay pero que terca eres!–se quejó parando repentinamente levantando sus brazos y luego girándose para mirarme. Aunque su movimiento inesperado hizo que chocara contra su espalda me recompuse rápidamente para seguir con mi cara de perro mientras seguía enseñándole la chaqueta.
–¿Por favor?–pedí con mi mejor puchero.
–Acepté venir contigo a comprar las cosas que necesito para el trabajo en tu casa, no para que compres todo un armario completo para mi–contestó, luego dio un largo suspiro–Además llevo cinco bolsas con al menos dos prendas cada una, eso sin mencionar que tú llevas tres bolsas con zapatos–terminó de hablar.
Y era cierto, no necesitamos cosas para su trabajo, en casa teníamos todo lo necesario para que se realizará el mantenimiento adecuadamente. Pero aun así mi madre que de vez en cuando se paseaba por la casa probablemente se fijaría en ella si no vestía de una forma "adecuada" y eso sólo significaban problemas.
Lauren suspiró llevándose la mano a su cabello, alborotándolo más.
Miré embobada su acción, ella era tan perfecta. Suspiré.
Como no reaccionaba, Lauren levantó una de sus cejas mirándome curiosa. Entendí que probablemente todavía estaría mirándola con cara de tonta, así que desvíe la mirada sintiendo mi cara arder.
–¿Puedes al menos probártela? Estoy segura que te quedará genial.
–Está bien, sí. Me la voy a probar, pero que ni se te ocurra comprarla, Cabello–habló en un tono serio, y se me hizo realmente sexy que dijera mi apellido estando molesta.
–Genial, ahora pruebatela–le extendí la chaqueta con una gran sonrisa.
Ella la tomó después de quitarse su vieja sudadera, dejando a la vista una camisa básica blanca. Se colocó la chaqueta lentamente pareciendo cuidadosa con cada movimiento que hacía.
–¿Y...cómo me queda?–dijo luego de un rato.
–Eres hermosa...–dije sin pensar. Lauren, que en ese momento ya se había puesto roja, se sorprendió ante mis palabras. Pero me miró con curiosidad–Quiero decir que la chaqueta es hermosa...No digo que tú no lo seas, eres hermosa...No...yo...a ver...–me apresuré a corregir pero en este punto lo único que quería era desaparecer debido a mi vergüenza–Te queda genial–terminé por decir.
–Está bien, Camz–contestó con una pequeña risita, de esas que me hacían sonreír como tonta. Pero tenía que admitirlo, todo de ella me hacía sonreír como tonta.
–Yo... creo que iré a dejar la chaqueta en su lugar, puedes ir saliendo si quieres–dije sin mirarla, jugando con mis manos aún avergonzada por lo de hace unos segundos.
Ella me entregó la prenda con una sonrisa y comenzó a caminar hacia la salida. Me apresuré e hice lo que tenía que hacer para luego encontrarme con ella afuera de la tienda. Lauren miraba atentamente a unos niños que corrían con una caja de palomitas en sus manos, seguramente venían de ver una película.
–¿Nos vamos?–pregunté llegando a su lado.
–Ah, sí–contestó algo distraída, con sus ojos todavía en esos niños.
–¿Estás bien?
–Sí, claro, lo siento–dijo ahora si mirándome–vamos–tomó mi mano y comenzó a caminar.
Justamente cuando lo hizo apreté su mano y me detuve. Ella giró para ver que pasaba, pero lo único que hice fue mirarla. Intentando ver a través de esos ojos lo que sucedía.
–Tú...–comencé, ella sólo me miraba expectante a que continuara–¿Tú quieres ir a ver una película?–pregunté algo dudosa.
–¿Qué?–preguntó sorprendida, y avergonzada a la vez.
–¿Quieres ver una película?–pregunté de nuevo.
–N-no...no...no te preocupes...yo...–habló nerviosa sin mirarme–Ya nos íbamos, ¿no?–fue lo que terminó de decir.
–Ok, nos vamos–tomando su mano comencé a caminar.
–E-espera...¿qué haces?...Por ahí no está la salida...¿Camila? ¡Camila!.
Seguí caminando con su mano entrelazada a la mía con una gran sonrisa, aunque ella tratara de poner resistencia. No me detuve en ningún momento, tenía claro mi objetivo y ese era ir a la sala de los cines en el tercer piso.
Después de ver una de las películas que estaban en cartelera pensamos que sería mejor volver a casa, ya que se estaba haciendo tarde. Lauren aunque se rehusó en un principio a lo de la película, al final salió encantada. Lo sabía por que en todo el camino de vuelta a su casa no dejó de hablar de la película. Me sorprendió al escuchar de su parte que sería la primera vez que entraría a ver una película en pantalla grande, pero la realidad era que ella y apenas tenía para alguno de sus gastos. Pensar en eso me dejó triste pero disimulé lo mejor que pude para que no lo notara.
–No era necesario que me acompañaras hasta aquí, Camz–dijo ella cuando llegamos a su casa, dejando las bolsas de la ropa sobre la cama para luego tomar las bolsas que yo sostenía y dejarlas en la pequeña y vieja mesa de madera que estaba a un costado–Éste lugar a veces es peligroso en las noches–dijo en tono preocupado.
–No te preocupes, tomaré un taxi...De hecho, ya lo llamé así que tal vez debería irme ahora–dije eso pero en realidad no quería irme. Quería quedarme con ella y dormir abrazadas toda la noche en ese colchón viejo.
–Oh sí, bueno, no deberías hacerlo esperar entonces–me miró cruzando sus brazos sobre su pecho.
–Tienes razón–también miré sus ojos pero como sucedía ahora normalmente, mis ojos bajaron hasta sus labios. Esos que no había probado en varios días. Inconscientemente mordí mi labio.
–Camila–se acercó–el taxi–recordó parando a centímetros de mi boca.
–Mhm–eso fue todo lo que salió de mi por que segundos después ya estaba besándola furiosamente, saboreando su boca, simplemente disfrutando de ella.
Pude sentir como las manos de Lauren se posaban en mi cintura y acariciaban la zona dulcemente. Nada parecido al beso que estábamos compartiendo. Pero ella se encargó de eso, tomó el control del beso y lo hizo más calmado. Se separó sólo un poco y dejó un corto beso en mi labios, juntando nuestras frentes. Abrí mis ojos y la vi sonreír, sus ojos seguían cerrados. También sonreí.
Era increíble lo bien que Lauren me hacía sentir.
–Ahora si debería irme–dije divertida jadeando todavía por el beso.
–Sí–contestó en un susurro.
–Que tengas una linda noche, Lolo–hablé caminando hasta la maltratada puerta.
Cuando conseguí abrir y salir una mano en mi muñeca me detuvo. Giré para ver que ocurría y unos labios me tomaron por sorpresa. Correspondí al beso de inmediato.
–Buenas noches, Camz. Y gracias por todo–susurro en mis labios, los besó de nuevo y luego se alejó de mi con una gran sonrisa.