Tomé la mano de Lauren para dejar sentado a Shawn solo en esa banca. Dinah nos estaba esperando en el estacionamiento, junto a su auto. Me miraba con curiosidad, levantando una ceja interrogante. Era obvio lo que quería saber.
–¿Qué tanto hablabas con Mendes?–soltó a penas llegamos con ella.
Lauren que no me había preguntado nada me miró intensamente, interesada por la respuesta.
–Nada, sólo pasó a saludar–hablé aclarándome la garganta.
–No parecía querer sólo eso–dijo mi novia mirando con el ceño fruncido al chico, que todavía se encontraba en el lugar donde lo habíamos dejado–¿Te estaba molestando?–continuó sin mirarme.
Sonreí por su actitud.
–No, Lolo–tomé su rostro para que me mirara–Sólo dijo algo que no me gustó, pero no pasa nada, ¿bien?.
Ella asintió lentamente, miró mis labios y luego en su boca apareció una pequeña sonrisa. Se acercó a mi rápidamente robándome un beso. Cuando se alejó soltó una risita seguramente al ver mi rostro sonrojado.
–Vaya Jauregui no pierdes el tiempo en marcar territorio, ¿eh?–dijo Dinah riendo.
La ojiverde volvió a fruncir el ceño.
–No estoy marcando nada, Camz es mi novia y puedo besarla cuando quiera.
–Sí, sí, lo que te haga dormir por la noche–contestó la rubia moviendo su mano y rodando los ojos.
Lauren iba a replicar pero decidí interrumpir o sino estas dos comenzarían otra de sus pequeñas peleas.
–¿Nos vamos?, no quiero quedarme en la escuela otro minuto más–dije apretando su mano.
–¿Quieren que las acerque a algún lugar?–preguntó Dinah levantando sus cejas sugestivamente.
–No creo que quiera ir a donde sea que estés pensando–rió Lauren.
–Oh vamos, lo pasarías muy bien en esos lugares...con Camila–la más alta se inclinó para decir esto cerca de la ojiverde, quien apartó la cara con sus mejillas rojas.
–Chicas, ya basta–dije también sonrojada.
Pensar en lo que había dicho mi amiga me dejó algo avergonzada. Imaginarnos entrar en un lugar de esos para ir a hacer...
Sacudí mi cabeza, mis pensamientos estaban yendo algo lejos.
–¿Irás a comer a casa esta noche?–preguntó Dinah cambiando de tema totalmente.
Lo agradecí internamente.
–Hoy no, Di. Mamá estará en casa y ayer discutimos un poco–la miré pidiendo disculpas.
Se encogió de hombros.
–Está bien, ¿entonces no las llevo?
–Vamos a caminar–respondí mirando a Lauren para asegurarme de que estuviera de acuerdo.
Ella me regaló una hermosa sonrisa mostrando sus dientes blancos así que lo tomé como una afirmación.
–Como quieran–dijo la rubia subiéndose a su auto–Cuídense–nos sonrió maliciosamente despidiéndose con la mano.
Arrancó su auto y salió de allí dejándonos solas. Quedaban pocos estudiantes alrededor algunos todavía nos lanzaban miradas poco discretas. Caminamos hacia la salida sin soltarnos de las manos, sin ningún rumbo fijo, sólo caminamos por las calles de la ciudad. Hablamos sobre tareas y trabajos que teníamos que entregar, de lo raro que se veía el puré de la cafetería y de otras cosas sin importancia.