La caída de las defensas

145 6 0
                                    

Acabado el primer arrebato, se quedaron simplemente mirándose, arrojados sobre la cama, él acariciando su boca, ella contemplando sus ojos en la penumbra, resignada a su derrota.

- Qué vamos a hacer - preguntó él, finalmente.

- No sé, Sergei. De verdad no sé.

- ... ¿Tanto quieres a tu novio? 

- No se trata de eso

- Por qué tienes un novio - preguntó, casi gimiendo y acercándose para besarla suavemente mientras le hablaba -  no quiero que tengas un novio. 

- No, no hablemos de eso esta noche, te lo ruego

Sergei le dio algunos besos sobre la cara y luego se abrazó a ella, apoyando la cabeza junto a la suya.

- Está bien. Pero lo odio ya sin conocerlo.

- Tú.. ¿has estado con alguien más?

- No

Sofía sonrió, incrédula, pero él insistió

- No. No he estado con nadie más. No me interesa nadie más. 

Ella lo miró seriamente durante algunos momentos. 

- ¿Cómo llegamos a esto, Sergei? No se suponía que pasara así.

- Tal vez sí. ¿Crees en el destino?

- No

- Yo, a veces. Sobre todo cuando pienso en ti y en mí. De todas la mujeres del mundo, haberme enamorado de ti era lo más improbable, y sin embargo aquí estoy.

Ella sonrió y tras una breve vacilación, se acercó para besarlo muy suavemente. El ritmo pausado del beso se acompañó de algunas caricias mutuas que sólo se interrumpían para estrechar el abrazo o reacomodar el cuerpo. Al cabo de algunos minutos de besos y suaves caricias, ella se sentó en la cama, seguida de él.

- Qué pasa - preguntó Sergei

- Nada. Sólo necesito ordenar mi cabeza.

- Ordenémosla juntos. Déjame ayudarte.

Ella sonrió

- Precisamente eso no es posible.

- No, esta vez no nos equivoquemos, Sofía. Empezamos esta historia a punta de mentiras y omisiones y mira todo lo que nos ha costado. 

Ella pensó un momento en todo lo que podía pasar y negó con la cabeza.

- No es tan fácil. Hay cosas que tal vez no quieras saber.

- ¿Se trata de tu novio? No me importa nada de lo que hayas hecho con él

- No, no se trata de mi novio.

- ¿Entonces? ¿Es sobre mí? Ya no me quieres como antes, ¿es eso?

Sofía guardó silencio mientras por dentro comenzaba a dudar de todo. Decirle la verdad podría ser peligroso para él y desastroso para ella; aún así,  había algo en lo que no quería mentirle más.

- Te quiero. - le dijo, con cierta gravedad. - Pero no puedo estar contigo. Al menos no ahora.

- ¿Por tu trabajo?

- En parte por mi trabajo.  Nadie puede saber que tú y yo hemos pasado la noche juntos, ni siquiera tus amigos. 

Sergei se quedó pensativo un momento y luego la miró seriamente

- ... Te acercaste a mí por ellos, ¿verdad? Viniste a verme por asuntos policiales, no personales.

- En parte, sí.

El caso 22Donde viven las historias. Descúbrelo ahora