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•Tyler•

Estábamos sentados, formando un semicírculo en el pasto. Todos observando a la espectativa de lo que el profesor tenía para decirnos.

Sentía como una gota de sudor bajaba por mi frente... «Frente...» Ese chico Urie estaba sentado enfrente mío, no dejaba de mirar al profesor mordiéndose el labio inferior, ¿Quién rayos se cree? Nunca lo había visto en la universidad.

—Bien, hoy hicimos un juego informal para que pudiera observar a los nuevos, y ver que tan buenos eran.— Comenzó a hablar el señor Dun.— Veo que tendremos que trabajar con algunos, pero también vi a un par que se defienden muy bien en la cancha. La próxima semana comenzaremos con un entrenamiento más profesional, y seguiremos jugando para ir seleccionando a mi nuevo equipo. El hecho de haber estado el año pasado en el equipo no les asegura un lugar. Al menos la mitad estará en la banca, así que será mejor que sobresalgan.— hizo una pausa mirándome sutilmente.— Supongo que es todo, pueden marcharse.

Todos se marcharon dejando a Josh solo. Todos menos yo, y ese chico nuevo. ¿Qué pretende? Ví como se acercó al profesor, y como éste sacó su celular. Tengo que averiguar que es lo que intenta.

—Hola Josh, ¿Qué pasa?— pregunté con una sonrisa demasiado forzada.

—Hola Ty, no pasa nada. Urie me pidió mi número y se lo estoy dando.— respondió Josh, correspondiéndome la sonrisa.

—¿Su número?— «¿Qué se cree? Yo tardé días para que Josh me lo pasara, y este idiota solo se lo pidió?»— ¿Para qué lo quiere? Si se puede saber.— Pregunté a Josh, ignorando por completo al chico que estaba a un lado mío.

—No, no se puede saber. Entrometido.— respondió el frentón de brazos cruzados, interponiéndose entre Josh y yo.—  Y no le digas "Josh", que es nuestro profesor, igualado. Ten más respeto.

—Qué vas a saber tú de respeto, si se te ve lo zorra a kilómetros de distancia— por un instante olvidé que Josh estaba ahí, ese chico tenía algo que me hacía enojar.— Está casado, ¿Sabes? No te hagas ilusiones.

—Eso no te detiene para provocarlo vistiéndote como ramera.— volteó a ver a Josh, mirándolo sorprendido.— ¿Está... Casado?

—Si, lo estoy. Y ya dejen de comportarse como niños.— dijo en tono firme y cortante. Un poco molesto por lo que acababa de presenciar. Me sentía muy apenado.— Tyler, Brendon tiene razón, no tenías porqué que entrometerte. Solo me pidió el teléfono en caso de emergencias. Justo por la misma razón que te lo dí a ti. Él se lo está pidiendo a todos sus profesores porque tampoco es de la ciudad.— «Claro que no es por eso, Josh es muy ingenuo.»— Y tú Brendon, no debiste provocar a Tyler... Será mejor que aprendan a llevarse bien, porque ustedes están en la misma sección y serán compañeros todo este año.

Genial, como si la esposa y el hijo no fueran suficientes obstáculos, ahora me tengo que cuidar de esta zorra.

Antes de salir del deportivo tenía que hacer algo. Hacerle saber a Brendon que yo voy más adelantado que él. Tiene que saber que no tiene oportunidad contra mí. Ni en el básquetbol, ni con Josh, ni con nada.

—Lo siento Josh, no fue mi intención.— dije cabizbajo.

—Descuida Ty, solo que no vuelva a pasar, ¿De acuerdo?— sonrió poniendo su mano en mi hombro. Aproveché el momento y puse la mía sobre ella.

—De acuerdo.— sonreí viendo como Josh se sonrojaba por el contacto. Me sentí triunfante al ver a Brendon rodear los ojos.— ¿Irá a la cafetería?

—Si, solo me daré una ducha.

—De acuerdo profesor, lo veo allá.— solté su mano y me di la vuelta para caminar hacia la salida.— Hasta luego Brandon.

—Es Brendon. Será mejor que te aprendas el nombre del futuro capitán del equipo.— gritó para que lo escuchara.

—Ese lo sé bien, es el mío.— respondí alzando la voz al mismo nivel.

Brendon dijo algo más, pero no le entendí, y sinceramente no me importa.

Camino a la cafetería, e incluso ya estando ahí, no podía dejar de pensar en lo que había oído mientras espiaba al señor Dun: «Ahora estoy dando clases, no puedo buscar una niñera.»

Tenía que ser yo, ¿Pero cómo?

Tengo poco tiempo para pensar en algo. El señor Dun llegará en una hora o menos al local. Está claro que no podré cuidar a su hijo y trabajar aquí al mismo tiempo, así que supongo que tendré que renunciar. Pero, no puedo llegar y decirle a Josh, "Oiga, ya no tengo trabajo y oí mientras lo espiaba que necesita una niñera". Él tiene que ofrecerme el trabajo. Ahora bien... ¿Cómo lograré eso?

Mientras mi cabeza daba mil vueltas buscando una solución lógica a lo que me aquejaba, estaba acomodando los vasos y popotes desechables en la barra. Dallon estaba revisando el inventario en el almacén desde hace media hora. No lo recordaría si no hubiera visto a su padre a lo lejos. Venía hacia aquí.

Ya sabía lo que resolvería mi problema.

A paso veloz me dirigí al almacén, con la esperanza de que todo resultara tal como yo quería. Al entrar vi a Dallon de espaldas, se veía más concentrado de lo que debería estar contando unas cajas de café. Ese chico era tan patético que casi no me sentía mal por usarlo.

—Hey Tyler, ¿Qué haces aquí?— esbozó una enorme sonrisa. Parecía un gatito hambriento viendo un plato de comida.— Yo ya casi termino. Solo...

Y entonces lo besé. Por un segundo se quedó paralizado, se sintió tan bien no escuchar su irritante voz por un momento. Sus torpes labios comenzaron a moverse arrítmicamente contra los míos, no me sorprendía, quizá nunca lo habían besado.

Ya habían pasado unos minutos. Dallon intentó desprenderse del beso un par de veces pero yo me aferré a él, deteniéndolo por el cuello y la cintura. Estaba a punto de darme por vencido, ya me estaba hartando, pero de pronto se escuchó el azote de la puerta.

—¡¿Qué mierda están haciendo?!— dijo su padre empujándome contra la pared demasiado fuerte. Hice una mueca del dolor. Me dió miedo verlo así de alterado. Golpeó con fuerza la mejilla de su hijo.— ¡Mi hijo no será ningún maricón!... Ya... Ya tendremos una charla llegando a la casa al respecto... ¡Y tú...— se dirigió a mi, señalándome con desprecio y asco.— ¿Qué esperas para lárgate de mi cafetería?! ¡Estás despedido, maldito maricón!

Y así lo hice. Salí un poco adolorido de la espalda. Las lágrimas comenzaron a salir una tras otra, un poco por el dolor y las palabras de aquel hombre, pero gran parte de ellas eran parte del plan. Me senté afuera del local abrazando mis rodillas, mis sollozos salían tan naturales que por un momento me los creí.

Justo a tiempo. El señor Dun me vió a lo lejos y, preocupado por mi estado, corrió hacia mí. Se miraba muy angustiado. No quería sentir remordimiento, pero el verlo así realmente me lo ponía difícil.

«Esto es por mí, no es momento para sentirme culpable

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Hola chicos, ayer no fue un buen día, aún me siento un poquito triste, pero espero que les guste el capítulo. Cualquier falta de ortografía me gustaría que me la hagan saber. Gracias por leerme.💕

SEDUCTION [Joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora