SEDUCTION [Joshler]

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•Josh•

La alarma de mi celular sonó.

Desperté con una fuerte resaca. Los rayos de sol, que entraban por la ventana, me provocaban punzadas insoportables en la cabeza.

Estaba muy confundido, trataba de recordar lo que había pasado anoche después de que Ty llevara a mi hijo a dormir. Pero todo estaba borroso.

«Tyler...» «¿Qué demonios hago en su habitación?»

Asustado, me fijé por debajo de las sábanas, y me dí cuenta que estaba desnudo, «¡Josh, eres un imbécil!».

Al inspeccionar con detalle la situación, me dí cuenta que había un poco de sangre en las sábanas. Mi ropa, y la de él, estaba tirada por toda la habitación, y, por si fuera poco, sentía mi miembro un poco irritado.

«¿Qué demonios hice?»

En ese momento quería desaparecer. Sentía que la cabeza me iba a explotar. Tenía una acumulación de culpa, miedo e incertidumbre por lo que pasaría. No podía respirar.

Una cosa era que sintiera atracción por Tyler, pero tener relaciones con un chico casi diez años menor que yo, y que, por si fuera poco, fuese mi alumno, hacia que los problemas en los que pensaba ayer, ahora parecieran un chiste.

«¿Qué le diré?» «¿Qué mierda voy a hacer con ese chico?»

Con todo lo que había en mi cabeza, creía que me volvería loco. Me levanté de la cama, me puse mis boxers, y fuí al baño para tomar una ducha.

Intenté relajarme por un momento, sintiendo el agua caliente recorrer todo mi cuerpo (mientras limpiaba algunas secreciones que habían quedado en mi cuerpo por lo de anoche). Llegaron a mí mente pequeños flashbacks que me mostraban un poco de lo que había hecho.

Me sentía un completo imbécil. 

Poco a poco fuí recordando casi todo lo que había pasado y, aunque no tenía todo el panorama de lo ocurrido, sentía mucha vergüenza con lo que había pasado, con lo que había dicho, con todo lo que había hecho.

«¿Cómo veré a Tyler después de esto?»

Salí del baño, y fuí a mi habitación para vestirme. Aún era muy temprano. «¿Dónde estará Tyler?» pensé. Con todo lo que estaba en mi cabeza no me había detenido un segundo para preguntarme por su paradero.

«¿Se habrá ido?». No me sorprendería después de lo que le había hecho.

Bajé rápido hacia la cocina, y el olor de waffles recién hechos me tomó por sorpresa. Mi hijo estaba sentado en la barra de la cocina, desayunando y platicando con el castaño. Ambos ya estaban listos para ir a la escuela; recién bañados, peinados, vestidos adecuadamente, y con la energía que se necesita para tomar clases.

«¿En qué momento hicieron todo eso?»

Sentía mucha vergüenza, no me extrañaría estar sonrojado. No sabía que hacer, o decir. Así que me acerqué a la barra, hasta que ambos me voltearon a ver.

—Hola papi.— me saludo Chris, relamiéndose los restos de miel que había en su boquita. Se veía muy feliz.— ¡Ty hizo wafes! ¡Es eh mejo!

—Qué bien, campeón. Disfrútalos.— respondí sin ser tan eufórico como él.

—Hola Josh.— dijo Tyler, poniendo un plato con waffles, y una taza de café, en la mesa.— Desayuna antes de que se te enfríen.— agregó, con una tierna sonrisa.

Gracias, Ty.— dije casi susurrando. Sentía que mis mejillas ardían de lo apenado que estaba.

Mientras desayunaba, observaba cada acción que el castaño hacia. Estaba lavando algunos platos que había en el lavadero. Extrañamente no se veía diferente, parecía que nada había pasado. Claro, emocionalmente, porque viéndolo a detalle, comprobaba que lo de anoche no había sido solo un sueño.