SEDUCTION [Joshler]

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•Josh•

—¿Por qué esas caras, chicos?— preguntó Debby, sonando algo sorprendida.— Pareciera que han visto a un fantasma.

—¿Qué? No... Para nada.— traté de persuadirla.— Es solo que no te esperábamos tan pronto. Creí que regresarías hasta el final de mes.

—Así iba a ser, pero quería sorprender a mi familia.— sonrió mordiéndose el labio inferior, como si tratara de contener su felicidad. Ese nuevo empleo le había sentado muy bien.— Apuesto que me extrañaron tanto como yo a ustedes.

—Claro que sí...— fingí mi mejor sonrisa.

—Pues demuéstramelo, Joshua.— dijo sonando un poco enfadada.— Ven a darle un beso a tu esposa que tanto te extrañó.

No quería hacerlo, no frente a él. Sin embargo, tenía que besarla. De lo contrario, comenzaría a sospechar que algo andaba mal.

El pecho me punzaba con fuerza. No quería hacerle daño a Tyler. Yo me había puesto celoso solo por verlo con otros chicos. No quería imaginarme lo que sentiría al verme besar a alguien que no es él.

—¿Qué pasa, profesor? No haga esperar a su hermosa esposa.— Volteé a ver al castaño y parecía muy tranquilo al respecto.

No sabía cómo sentirme con eso, pero Tyler tenía razón. No podía hacerla esperar tanto tiempo. Así que lo hice. La tomé por la cintura y la besé lentamente.

Me sentía la peor persona del mundo, ya que, mientras a ella le era infiel con Tyler, a él le restregaba en la cara que Debby seguiría formando parte de mi vida.

Ninguno se merecía eso.

—Chicos, pasen por favor. ¿No planearán quedarse ahí todo el día, o sí?— dijo mi esposa, haciéndose a un lado para que entráramos a la casa.

Tyler subió a dejar a Chris a su cuarto, ya que mi hijo aún dormía. Debby y yo nos quedamos en la sala, esperando a que el castaño regresara.

Ella no paraba de hablar acerca de lo increíble que había sido su viaje, y de lo emocionada que estaba por el siguiente. Yo solo me disponía a asentir y sonreírle.

—Supongo que es hora de irme.— dijo Tyler, mientras bajaba por las escaleras. Traía una maleta en la mano. Por alguna razón, se me formó un nudo en la garganta.

—Aún no, muchacho. Quiero que te quedes a comer con nosotros. Me gustaría conocer mejor al chico que cuido de mi esposo y mi hijo.— sonrió cordialmente, interponiéndose entre el castaño y la salida. La expresión de felicidad se borró de su rostro al ver lo que Tyler llevaba cargando. Frunció el ceño, un poco confundida.— ¿Qué es todo eso?— preguntó señalando la maleta.

—Ropa...— respondió Tyler sin inmutarse, me sorprendía verlo tan calmado.— Se me hacía más seguro quedarme aquí, en lugar de venir muy temprano por el niño y regresar a mi casa muy tarde. Espero que no le moleste.

—Oh, ¿Enserio?— volteó a verme sorprendida, con una sonrisa forzada.— No me molesta en lo absoluto, cariño. Pero creo que tu profesor debió contármelo antes.

—Lo... Siento. Pensé que era irrelevante.— me excusé al instante, tratando de parecer tranquilo.

—Si piensa que está mal, dejaré de hacerlo, señora Dun. No quisiera molestarla.— agregó Tyler sonando apenado. Parecía otra persona.

—Ay no, cariño. No es tu culpa. Es culpa de tu profesor por no avisarme.— dijo mirándome un tanto molesta.— Entiendo por qué te quedaste, y lo principal es tu seguridad.