Capítulo 11

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Shawn me mira esperando a que comience a hablar, pero me niego una vez más y voltea a ver a Paul haciendo un asentimiento de cabeza y otro cubetazo de agua helada me cae encima. Cómo los odio. Pero yo hice una promesa, y cuando Alissa promete, Alissa cumple.

Sin embargo, eso no significa que no vaya a vengarme de Max después.

—por trigésima vez, Alissa, ¿Dónde está el enano?

Suspiro.

—está bien, te diré...—sonríe y choca los cinco con mi mellizo.

La decepción, la traición hermano.

—si te vas directo a la mierda

—¡Alissa!

Otro cubetazo de agua todavía más helada, ya no siento los brazos, ni las manos, ni los dedos, ni las piernas, ni los pies, nada. Malditos, me va a dar una hipotermia.

—¡Ese enano pecoso llenó de pintura todos mis bóxers!

—y de polvo pica pica toda tu ropa—le recuerda Paul.

—¿Y a tí qué te hizo?—digo con el ceño fruncido.

—oh, a mí, nada, sólo quería ver cómo sufrías. Pero ni sentimientos tienes—lo fulmino con la mirada.

¿Qué ha pasado? ¿De qué demonios me perdí? ¿Desde cuándo Paul me abandonó de esa cruel manera? Antes éramos él y yo contra todos.
Creo que fue desde que nos dieron aquella medicina para poder estar separados uno del otro, maldita ciencia.

—por milésima vez...

—¿No era la trigésima?

—¿Ni la centésima?

—¿¡Dónde está ese niño!?—me sobresalto y caigo al suelo de espaldas con todo y silla.

—auch...

—torpe

—¡Cállate Paul y ayúdame!

Hace lo que le pido y miro con odio a Shawn, ya harta de la situacion, yo debería estar dormida a estas horas, pero a Max se le ocurrió hacerle la estúpida broma a Shawn justo hoy y al imbécil de Shawn se le ocurrió secuestrarme ya que Max se largó con papá y mamá a un noseque y no van a volver hasta mañana. Pero esto mis amigos, esto, se llama lealtad de hermanos. O estupidez, como quieran decirle.

Antes de que pudiera contestarle la verdad, dos de mis otros hermanos entran disparándole a los chicos con pelotas de goma. No se imaginan cuánto duelen esas cosas. Shawn y Paul caen noqueados al suelo, y no sé si llorar por mi rescate o reírme de los idiotas.

—no saben cuánto los amo—les digo a Dylan y Connor mientras me liberan de la silla, me levanto y me cubren con una toalla.—creo que voy a morir de frío...

—si te secas bien, no—me dice Connor.

—¿Por qué me liberaron apenas? Desde las cinco de la tarde Shawn me tiene ahí dentro—señalo detrás de mí la puerta del sótano.

—alguien vino a buscarte—me dice Dylan en un tono molesto, o triste, nosé es difícil leer a este tipo. Yo frunzo el ceño.

¿Quién viene a las casi doce de la noche a buscarme? ¡Está loco! O loca.

—bueno, díganle que me espere unos minutos, voy a darme un baño rápido—asienten y se dirigen a la sala, yo subo las escaleras con cuidado de no caer.

Me doy un baño de agua Mas o menos tibia, haber si no me quedo chueca. De verdad, aquella agua estaba fría, muy fría, heladisima. ¿Cómo puede haber humanos tan crueles?.

Mis Dilemas y Yo [MISHYY #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora