Capítulo 41

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Paul:

Miro la pantalla negra de mi celular como si así pudiera realizar la llamada que tanto anhelo hacerle, pero a la vez temo, temo que una vez más me mande a la mierda, temo que me llegue a contestar para decirme que no la busque más, temo descubrir que ya no me quiere. Había planeado su regalo para estas fechas, había planeado invitarla a la cena porque ya era parte de la familia, ella lo tiró a la basura al igual que yo su regalo de Navidad; aún se encuentra en el bote de basura de mi habitación, un collar con un dije de corazón color rosa. Su color favorito.

¿la llamo? ¿y si no me contesta? ¿y si me contesta? ¿qué hago?

Debería hacer algo para distraerme y olvidarme un poco de ella, sólo un poco porque no quiero olvidarla por completo, porque ahora la única imagen que tengo de ella está en mi cabeza.

¿por qué estoy sufriendo por una chica? Jamás me había pasado, no se siente bien.

Me levanto de la cama y lanzo el celular contra el suelo escuchando como la pantalla se hace trizas, lo piso una, dos, tres veces y sonrío satisfecho. Ella decidió dejarme, decidió dejar nuestra relación por una mierda sin importar mis sentimientos, así que yo estoy decidido a no intentar buscarla, más no olvidarla.

Salgo de la habitación con el teléfono destrozado en el bolsillo de mi sudadera gris, agradezco no encontrarme con nadie en el camino a la puerta de la casa porque no tengo ánimos de dar explicaciones o siquiera hablar. Últimamente no tengo ánimos para nada. Subo al auto de mi melliza y salgo de casa rápidamente antes de que a alguien se le ocurra asomarse por la ventana.

Superaré el abandono de Hayley, dejaré de acostarme con todo aquello que tenga falda como pidió mi melliza, tomaré mi trabajo más enserio y haré ejercicio para distraerme. Pero no la olvidaré, a ella no, su rostro, su risa, su piel quedará conmigo. Su abandono se quedará en la basura junto a muchos otras cosas que ya no recuerdo.

Me estaciono frente al centro comercial y bajo a paso apresurado mirando mis pies y de vez en cuando al frente, cuando llego a mi tienda destino pido rápidamente lo que quiero y ordeno lo que deseo, me lo entregan y salgo mirando la nueva pantalla de mi nuevo celular mientras lo enciendo esperando a empezar de nuevo.
Choco con alguien tirando sus cosas así que me detengo de golpe y me doy vuelta para ayudarla.

—si se quebró juro que voy a golpearte hasta que me sangren las manos—se queja mientras recoge una bolsa de papel café y el resto de plástico, la ayudo mientras sonrío.

—si hubiera sido un desconocido creo que te demandaría por amenaza mortal y traumática—alza la mirada con la bolsa café en brazos, sonríe divertida y se acerca a mí para darme un beso en la mejilla en forma de saludo.

—tan exagerado como tú melliza

—no soy exagerado, tú eres una salvaje—me da un golpe en el abdomen pero ni siquiera me hace cosquillas.—¿y tu auto?

—ya no recuerdo donde lo dejé—hace una mueca mientras busca sus llaves en su bolso.

—hay que buscarlo entonces—voltea a verme.

—no, no es necesario yo puedo con las cosas

—pero quiero ayudarte—alzo los hombros. Me mira insegura por unos segundos, le sonrío contagiandola.

Tan linda que luce sonriendo, ¿cómo pudo Connor hacerla llorar?

—bien, vamos



[•••]

Alissa:

Ambos me miran sorprendidos sin saber que decir. Claro que cualquiera que los haya visto juntos hubiera reaccionado de esa manera, parecía que se querían y que serían de las pocas parejas que duraran hasta viejitos, pero no fue así al final.

—ya le pedí a Aidan que hablara con él...pero no sé si haya funcionado

—hablaré hoy con él también—dice Will con la mirada perdida.

Sólo asiento y sale dejándonos a mi y Dani en mi habitación. Les conté todo lo que ha pasado, desde el fallecimiento de Derek hasta el problema de Hayley, y claro la relación que tengo con Shane, que al principio William comenzó con el interrogatorio de dónde vive, cómo se llama, cómo es; típico de un hermano celoso y sobre protector, se quedó conforme cuando le dije que vivía enfrente.

—sabes que va a buscarlo, ¿no?—me dice con una sonrisa, yo ladeo un poco la cabeza mientras tengo el ceño fruncido. Y luego capto.

Me levanto y salgo corriendo de mi habitación para salir de casa. William ya se encontraba cruzando la calle cuando pongo un pie fuera, sigo con mi maratón hasta la calle.

—¡William Miller!—exclamo y me lanzo sobre él tirándolo al suelo.

—¡mi hermosa cara!

—¡hermosos mis calzones! No dejaré que hagas lo que sea que tuvieras planeado, pero sé que me dejará mal frente a Shane

—¡cómo tu hermano mayor merezco gritarle a tu nuevo novio!

—¡claro que no!

—¡claro que sí, es de ley y está en el reglamento!

—¡no hay un reglamento!

—¡si lo hay! ¡ya sueltame maldita insana!

Comenzamos una mini pelea a mitad de la carretera, parecemos gatas.

—por lo que oí, debe ser uno de tus hermanos mayores

Nos detenemos al instante y ambos volteamos a verlo, le sonrío y William me empuja para levantarse provocando que me golpee la espalda y el trasero, lo insulto en un murmuro pero no me oye porque rodea a Shane mirándolo de pies a cabeza como un león a su presa.

—así que tu eres el famoso Shane, el del frente...—dice sin dejar de caminar al rededor de él.

—basta Will, basta, basta—le suplico, Shane ríe.

—¿cuanto llevan juntos?—se detiene con los brazos cruzados.

—vamos a cumplir dos meses—responde divertido.—¿cómo te llamas?

—William Miller, no es un placer. Hasta ahora

Golpeo mi frente con la mano. Por cierto, sigo en el suelo.

—¿cómo se conocieron? ¿qué planeas para su futuro en su relación?

—¡no nos vamos a casar!—exclamo irritada.

—¿a no?—dice Shane fingiendo desilusión. le saco la lengua.

—ignorala por un momento y contesta

—bien, ellos vinieron a darme la bienvenida a casa, al instante me gustó así que comencé a acercarme a ella—se encoge de hombros. Sonrío.

—bueno, me gusta que no tiembles al hablar, eres seguro, pero... aún falta mi iniciación

—¿iniciación?—frunzo el ceño.—William, ¿qué demonios?

—¡licuado especial de Willy!—exclama y corre hacia la casa.

Shane me ayuda a pararme de un salto, besa mis labios y me sonrie divertido.

—los mayores están aún más locos que ustedes

—y aún faltan seis

—¿qué?—dice atónito y suelto una carcajada mientras lo jalo hacia la casa.

Mis Dilemas y Yo [MISHYY #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora