Ciudad Blanca 5

442 64 20
                                    

(Último capítulo al fin, espero lo disfruten. Perdonen la tardanza.
Escribí escuchando
Tsubasa ost-Break the swort of the justice
Tsubasa ost-criying alone
Inuyasha ost-lullaby (full) )

Su vista no se podía apartar de aquel lugar, parecía una montaña pero los bordes eran demasiado limpios, imposible fuera natural. Taisho se perdió en el paisaje, sus sentidos viajaron a ése lugar, no recordaba estar completamente desnudo. Era de día, no sabían la hora pero debía ser temprano todavía. Oyeron un ruido, Kagome se asustó, fue hasta él, se quedó detrás. No decían nada, debían identificar de dónde provenía aquel ruido. El cielo aún estaba nublado, comenzó a retumbar estrepitoso. Entre el follaje verde algo se movía. De un momento a otro, una sombra se movió a prisa hacia la espesura de la selva tierra adentro, hacia aquellas formaciones piramidales. Sesshomaru se sintió atraído hacia aquello.

-¡No vaya por favor!- lo pescó del brazo -¡Cambie de opinión, cambie esas ganas de encontrar ése lugar!,  sigamos el río hasta alguna aldea- suplicó Higurashi.

Taisho ignoró todo ruego de parte de su compañera y se internó en la selva siguiendo aquella sombra. Kagome fue tras él desesperada. Ningún argumento parecía hacerlo desistir, ni siquiera su falta de ropa. Era como si estuviera poseído, nunca vio a alguien correr o saltar con tanta agilidad se movía como un animal salvaje perciguiendo alguna presa, ella sólo podía intentar seguirle el paso, en algunos momentos le perdía pero veía las ramas rotas o huellas en el suelo fangoso por la lluvia y seguía. Lo divisó estático frente a lo que parecía una pirámide de tamaño mediano, posiblemente maya, no estaba segura puesto que la cubría el follaje. El cielo tronó de nuevo, el sol se perdió tras las nubes grises, los árboles no dejaban pasar tampoco ningún escurridizo rayo. Kagome se abrazó a si misma mientras se acercaba a su jefe, se plantó frente a él, lo miró a los ojos, se horrorizó, tapó su boca. Taisho tenía los ojos rojos, como dos brazas ardientes.

La mujer vio en la dirección en que él observaba, pudo divisar en lo que parecía una entrada a la pirámide un ser negro, casi vaporoso, los dos orbes carmesí le penetraban el alma, se sentía desnuda, pero no físicamente porque prácticamente ya lo estaba, era su alma la que iba siendo desnudada. Llevó sus manos a su cuello, de repente el aire le faltaba, como si le estuvieran ahorcado, calló de rodillas al suelo, volteó su rostro al innotizado hombre. Intentó desesperada decir algo.

.
.
.
.

-Llegaste- dice aquella bestia color blanco -Tantas vidas buscándote

-¿Qué?- Sesshomaru no entendía lo que el ser trataba de decir.

-Ahora tú y yo volveremos a ser uno- anunció sonriente mostrando sus colmillos y caninos.

-¡Exijo te expliques!- exclama.

-Hace muchos años tú y yo eramos uno, hasta que el dios del sol nos desterró por ayudar a los humanos de ésta ciudad, nos dividieron en dos, tú, alma mortal y yo, alma inmortal...

-Yako...- menciona el hombre.

-Así mismo...

-No... no puede...

-He matado a todo aquel que se ha atrevido a querer pisar éste lugar, nadie debe profanar éste suelo si no tú, ningún mortal...

-¿Qué pasó con la ciudad?

-Fue destruida luego que nos separaran, estoy condenado a vivir aquí para la eternidad, contemplando la desolación de nuestra obra y tú a vivir miles de vidas mortales, siempre buscando algo que jamás podrías hallar

Libro De One-shots  (Sesshome Y Otras Parejas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora