OBRA REGISTRADA: 1805267192074
"Tenía miedo de mi pasado, sin embargo en un inesperado lugar, me sentí segura. Me sentí a salvo"
Eva esconde un pasado, uno que le ha traído problemas y paranoias. Hourse es un hombre leal, su club es su vida y por él...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV EILEEN
Tener dieciséis años, apesta, más cuando tus padres tiene una vida muy cómoda y llega una única hija a arruinar sus días de felicidad y libertad.
Siempre estoy yendo y viniendo en internados lejanos... muy lejanos. Odio regresar a casa, pero a veces ellos tienen que aparentar querer a una hija... entonces me traen de vuelta.
—Deja de comer las papas con las manos.
—Pero... debo untar la salsa, son papas no...
—No me contradigas.
Asiento despacio y le hago caso. Papá conversa con algunas personas en esta aburrida reunión de oficina. Llevo puesto un vestido de gamuza adherido al cuerpo, de un color pastel.
Agarro una papa cuando mi madre está distraída y me le llevo a la boca.
Mi vida es tan aburrida.
******
Camino por el pequeño centro comercial, sosteniendo un cono de helado.. Agarro mi celular cuando vibra y mis ojos se viran.
Tuvimos que salir a una reunión, dile al chofer que te lleve a casa.
Levanto mis hombros con fuerza y bajo las escaleras para ir al primer piso. Había una pequeña explosión de motocicletas, y si mi madre me ve ahí, seguramente estaría en serios problemas.
Lamo despacio el sabor a chocolate y menta. Recorro los pasillos con gente llena de cuero y vestida de negro. Hay algunos rostros que me miran raro, pero levanto mis hombros y sigo mi camino. Sé que mi cabello, atuendo y maquillaje me delata, pero al menos deben de disimular un poco.
Un espeso humo empieza salir de repente y la música metálica suena. Algunas personas me empujan y todo el mundo se aglomera en el escenario.
—Ay, no —chillo. Algunas manchas de chocolate han caído en mi blanca blusa y si llego así a casa, mamá sabría que rompí mi dieta. Camino hacia los baños del lugar y al no ver un cartel de hombres y mujeres, entro sin pensar.
Camino hacia el lavabo sin ver nada más, agarro un poco de agua para limpiar el desastre. Parezco una loca por el gran charco que he hecho en mi algodón.
—Solo lo estás empeorando, niña. ¿Cómo te dejaron entrar aquí? ¿Presentaste tu cédula?
—Yo... No había nadie cuando entré.
Él suelta un suspiro y mis ojos se desvían a su estilo, una camisa negra, un chaleco de cuero, un pantalón de bastas amplias y unas grandes botas. Luce enorme y su cabello es de un color castaño claro...da miedo, pero es simpático.
—¿Qué edad tienes?
—Dieciocho —miento
El levanto una ceja como si no me creyera y camina hacia mí.
