El cielo presagiaba una terrible tormenta, caía la tarde y apenas había cogido ropa de abrigo, pero no le importó, por fin había encontrado aquello que se había dedicado a investigar durante tanto tiempo. Horas, días, semanas y meses interminables había buscado sin descanso. Hubo momentos en los que quiso rendirse, pero no tenía más que recordar el rostro de su madre para que volviese a él la determinación. Finalmente, obtuvo sus frutos y allí se encontraba. Sus pies parecían de plomo. Durante unos instantes no hizo nada más que observar. Analizando cada detalle de lo que tenía delante. Aún no lo podía creer. Tomó aire profundamente y dejó que la fuerza de la ira actuase por él. Se dirigió con paso decidido hacia aquel lugar.
—¿Gregor Miller?—Aquel hombre se giró. Dominic no fingió desprecio. No ocultó el desdén que sentía. Su corazón se encogió al verse reflejado en aquella figura de carne y hueso. El mismo cabello, el mismo rostro, los mismos ojos, pero desde luego no la misma ira.
—¿Sí?—No hizo falta que le confirmase quién era, ya había contemplado su imagen en aquella fotografía, además, no tenía dudas de que la sangre que corría por sus venas provenía de aquel individuo. Con el rabillo del ojo observó la llave inglesa que había en el suelo, la cogió con presteza e imprimió toda su ira y fuerza en un golpe certero justo en la sien. No consiguió lo que quiso, pues el muy maldito tuvo unos reflejos que superaron su rapidez. Agarró su mano y ambos se sumieron en un forcejeo—. ¡Espera! ¡Para, muchacho, para!—Dominic refulgía de furia.
—¿Paraste tú cuando mi madre te lo pidió?—Era inútil. Por más fuerza que utilizase, aquel hombre corpulento superaba su escuálido cuerpo de catorce años—. ¡La tocaste con tus sucias manos de mecánico!—No sabía cómo, se vio inmovilizado contra la pared. La mejilla aplastada, el pecho presionado. Respiraba con dificultad.
—No lo entiendes —dijo aquel hombre en su oído.
—¡No hay nada que entender! ¡Mátame ahora, mátame o te juro que no voy a desaprovechar la oportunidad que tenga para acabar contigo!—La amargura se mezclaba con la impotencia del verse sujeto contra su voluntad. Quizás así se sintió su madre. Un escalofrío recorrió su espina dorsal.
—No voy a matarte, hijo... Solo quiero que sepas la verdad.—Dominic hiperventilaba. No quería oír nada que proviniese de aquel sujeto, pero al parecer no tenía opción. Cerró los ojos con fuerza sintiéndose fracasado. Lo inmovilizaba sin apenas esfuerzo—. Yo amaba a tu madre, más que a nada en el mundo.—El muchacho abrió los ojos asombrado ante tal desfachatez.
—¡No mientas!
—No lo hago, voy a soltarte... Tranquilízate y escúchame.—Dominic no haría tal cosa. Una vez se vio libre, salió de su alcance. Necesitaba reunir toda la fuerza de la que fuese capaz para poder derribarle. Dejó que la ira le alcanzase—. Jefferson corroborará lo que digo.—Al oír el nombre de su psiquiatra, Dominic tuvo unos momentos de lucidez—. Tu madre ha sido el amor de mi vida, pero me abandonó.—¿Qué era aquello? ¿De dónde había salido semejante historia? Un sentimiento de confusión invadió su mente. Se llevó las manos a sus sienes. Levantó la mirada y se quedó contemplando el reflejo de aquellos ojos negros, que le miraban con ¿qué? ¿Pena? Él no necesitaba su compasión. Dio varios pasos hacia atrás y observó nuevamente aquel taller. Una sensación de repugnancia se instaló en su estómago. Se encontraba mareado, asqueado, ansioso, de todo lo que esperaba encontrar... Jamás pensó en que aquel hombre fuese la víctima. Sin más, salió corriendo. No quería saber nada. Las lágrimas empañaban su visión, ¿quién decía la verdad? ¿Quién mentía? Paró en seco. Dirigió su mirada al cielo cerrado y justo cuando la lluvia comenzó a caer sobre su rostro una risa histérica emergió de su garganta hasta abrirse paso y resonar en el silencio de la noche. Solo había una verdad. Había nacido bajo la influencia de la soledad. Nadie le había querido y así seguiría su camino. Solo y sin alma.
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El Caballero Oscuro
RomanceDominic es exigente, prepotente e insoportable. Esa manera casi espartana de trabajar le mantiene en alerta y en un agotador estado de resistencia. El despotismo de Dominic la conduce a una espiral de misterio y claroscuros llenos de cicatrices dond...