.Enojón.

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Dolor, dolor, dolor. Eso sentía Alonso después de la borrachera de la noche anterior. Jos le pidió aspirinas, aunque no de muy buena gana pues estaba un tanto enojado por lo ocurrido; aunque no tenía muy claro si había sido porque el pelirrojo lo dejó con las ganas o por irse a tomar quien sabe con quien.

-Tenemos dos horas antes de tomar el avión ¿quieres hacer algo?

-¿Te parece que tengo ganas de hacer algo? Lo único que deseo es quedarme en cama y dormir.

-Pues a ver si así aprendes a no andar tomando con cualquier extraño.

-Con o sin él lo hubiese hecho, lo único que quería era olvidarme que tengo que estar contigo, que tengo que verte y soportarte.

-No me está gustando tu actitud.

-¿Crees que me importa?

-Pues debería.

-Sabes que, mejor vete y déjame dormir.

A las cinco de la tarde ya estaban de vuelta en México, habían sido recibidos con un delicioso estofado. Después de la comida Jos se fue a trabajar y Alonso aprovechó para tomar una siesta, para cuando el pelinegro estuvo de vuelta ya se sentía mejor.
Se encontraba esperándolo en el comedor, la cena estaba servida.

-¿Y ya te sientes mejor o sigues con resaca?

-Mejor, gracias. Preparé sushi para cenar, espero que te guste.

-¿Preparaste?

-...Sí.

-Ah mira, en la mañana estabas enojado y ahora resulta que hasta la cena hiciste.

-Quería disculparme por mi actitud.

Jos no sabía que pensar, le parecía muy extraña la forma de actuar de Alonso.

-¿Disculparte?- comenzó a comer.

-Sí, ya sabes por contestarte mal.

-Todo esto me parece muy extraño.

-Sabes qué olvídalo- se levantó de su asiento para ir a su habitación.

-¡Alonso! ¡Vuelve acá! ¡Alonso!- se levantó de inmediato tras él, cuando lo alcanzó, el pelirrojo le cerró la puerta en la cara.

-¿Se puede saber qué te está pasando?- irrumpió.

-Vete de mi habitación.

-¿Perdón? ¿Crees que puedes calentarme por la noche, gritarme en la mañana y pedir disculpas con una estúpida cenita la noche siguiente y además correrme de la habitación?

Lo besó, era un beso brusco en el que le transmitía la frustración que sentía. Lo aventó a la cama, le arrancó la camisa y los pantalones. Besó su cuerpo desesperadamente, Alonso se resistía. Todo el pene del pelirrojo y lo metió en su boca, comenzó a chupar mientras con sus manos erectaba los pezones del chico. El cuerpo de Alonso comenzó a ceder, arqueo la espalda cuando estuvo cerca del orgasmo pero en ese momento Jos paró.

-Odio que sea tan enojón- se acercó de nuevo a su boca para volver a besarlo.

Aunque lo que realmente quería decir era que le encantaba que fuese enojón.

Coleccionista de HOMBRES|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora