El día en casa de Jos transcurría normal, habían desayunado todos juntos. Alonso y él estaban de lo más felices mirando como los dos pequeños se habían hecho más unidos.
Se encontraban sentados en el sofá de la sala, el pelinegro tenía abrazado a Alonso y este prácticamente estaba recostado en el sofá.-¿Son muy lindos no crees?
-Sí, son los mejores.
-¿Y el hermanito para cuando?
-No creo que eso pase.
-¿A qué te refieres?
-Bueno, es que ya está Miguel y pues tengo a Braulio bajo mi responsabilidad.
Jos se incorporó, haciendo que el pelirrojo también lo hiciera. Ambos se miraron.
-Tenemos, tú y Braulio ahora son también mi responsabilidad.
-No lo somos.
-Alonso, no discutamos esto por favor. Ustedes son todo para mí ahora.
-Miguel sí es tu responsabilidad, no debes olvidar que él es tu hijo y debes ver por él.
-¿Ese es el problema? ¿Miguel? Alonso, él nació antes de todo esto, no es mi culpa no haberme enterado de todo esto antes y tampoco puedes culparlo a él. Yo quiero tener un hijo contigo, Miguel no va a ser más importante que nadie, a los dos los voy a querer.
-No lo culpo, pero...
-Pero nada Alonso- su voz comenzaba a elevarse- creí que habías entendido todo esto, que ibas a quererlo, no pensé en ningún momento que ibas a reaccionar de esta manera.
-Creo que es mejor que me vaya.
-Sí, tal vez es lo mejor.
El pelirrojo estaba asombrado por como se había tornado todo. Es verdad que se había sentido incómodo por la petición de Jos de tener un hijo juntos, pero en ningún momento quiso dar a entender que no quería a Miguel, ni nada por el estilo. Lamentablemente ahora no era el momento indicado para hablar, ambos estaban un poco alterados y quedarse empeoraría todo. Tomó la mano de su hermano y salió de aquella casa.
Un taxi los había llevado de vuelta a su realidad, a aquella casa en la que su mamá ya no estaba, en la que solía tener pesadillas, en la que por las noches solía escuchar a su hermano llorar y corría a su habitación para abrazarlo.-¿Por qué no nos quedamos allá?- preguntó el niño inocentemente, había pasado bien la noche en compañía de Miguel y de Soledad, no había tenido necesidad de recurrir a los brazos de su hermano para tranquilizarse y dormir bien. Deseaba que fuera así siempre.
-Esta es nuestra casa Brau, aquí es a donde pertenecemos.
Entraron tomados de la mano, Alonso sirvió dos vasos de leche caliente para cenar. Cuando estuvieron listos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, pero en medio de la noche uno de ellos despertó, no por una pesadilla, no por un llanto, sino por unos ruidos provenientes de la entrada.
Se levantó con cuidado y abrió la puerta de su habitación de la misma manera. De nuevo los ruidos se hicieron presentes, alguien estaba tocando la puerta. Se dirigió a esta sin hacer un solo ruido, para no despertar a su hermano, pero terminó chocando contra el sillón debido a la penumbra. Un susurro se escuchó al otro lado de la puerta "Alonso", sintió como el alma le volvía al cuerpo, de seguro era Jos que había ido a disculparse por lo ocurrido hacía unas horas. Con más seguridad se dirigió a la puerta y abrió.-Te extrañé- escuchó esa voz tan conocida venir de la silueta frente a él, no era Jos.
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Dos capítulos seguidos, porque se los debía.
Las prácticas se acabaron!! Yeeeiii!!!
Pero regreso a clases normales en la escuela :( jaja¿Lloraron?
¿Les gustó?
¿Me van a odiar?
¿Nos leeremos pronto?
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Coleccionista de HOMBRES|Terminada|
FanfictionEsta es la historia de un chico común y corriente, con una vida común, una pareja común y una familia común; que conoce a un chico... Nada común ¿su nombre? José Miguel Canela Rivera. Un hombre nuevo cada mes.