.Una familia.

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No se esperaba que el contenido de esas cartas le llegara tanto, no pensaba que terminaría sentado en el piso con la espalda recargada en el sillón mientras lloraba, no esperaba terminar arrepentido de no haber leído esas cartas antes, pero así era.

Las lágrimas salían poco a poco, sus sollozos era bajos pero constantes, mantenía las cartas apretadas contra su pecho.
Cuando logró tranquilizarse un poco, limpió sus lágrimas, se puso de pie y se dirigió de nuevo al escritorio donde depositó las cartas. Tomó su móvil y marcó un número.

-Señor.

-¿Cómo está todo Antonio?

-Bastante tranquilo, no ha habido ningún movimiento inusual.

-¿Y de Arturo? ¿Han podido averiguar algo?

-Sí, vive con sus padres y es empleado en una fábrica de telas propiedad de su madre.

-Vaya, y ¿lograron encontrar algo que nos sirva?

-Han estado teniendo algunos problemas con los ingresos de la fábrica.

-Perfecto, búsquenlo por la mañana y ofrezcanle lo que sea para que deje a Alonso en paz.

-Claro señor ¿algo más?

-Sí, en cuanto tengas ese problema resuelto vienes a la casa, tengo algunas indicaciones que darte.

Cuando colgó se dirigió a su habitación y fue directo a la cama, pues mañana sería un día difícil para él. Aunque no logró quedarse dormido, tuvo tiempo para pensar y asimilar todo lo que estaba por venir. Se dió una ducha rápida y bajó a desayunar, Lily ya tenía puesta la mesa y él la invitó a sentarse con él. Al principio se negó porque no lo creía correcto, pero al ver la expresión en el rostro de Jos y su insistencia para que desayunara con él, aceptó, puso un plato más y se sentó.

-¿Cómo has estado Lily?

-Bien, señor ¿ocurre algo?

Dió un largo suspiro antes de contestar un simple sí.

-¿Está seguro? ¿Es por Alonso?

-No quiero hablar de eso Lily.

-Sí, perdón por la intromisión.

-No es eso,  sólo que ahora... no sé. Me siento débil, sin fuerzas, como si estuviera a punto de perderlo todo.

-La vida tiene formas extrañas de llevar nuestro destino, pero nunca hay que perder la fé. Las cosas siempre tienen una razón de ser y tarde o temprano todo se acomoda.

-Gracias, has sido como una verdadera madre para mí.

Después de aquella plática se dirigió al jardín, un poco de aire fresco le haría bien. Estuvo aproximadamente 20 minutos contemplando un pequeño rosal que él mismo había plantado, ahora estaba dando sus primeras rosas y eran realmente bellas.

-La vida tiene formas extrañas de actuar- se dijo así mismo.

-Señor- lo llamó Antonio.

-¿Cómo salió todo?

-Todo está resuelto, pidió una "módica"- hizo comillas con los dedos- cantidad para dejarlo en paz.

-Perfecto, pero quiero que aún se mantenga vigilancia en casa de Alonso por cualquier cosa.

-Así será.

-Vamos a caminar un poco, necesito hablar contigo.

Los pasos eran lentos y contados.

-Leí las cartas- Antonio lo miró como tratando de encontrar respuesta en su rostro- ¿tú ya lo sabías no?

-Sí, cuando llamó me lo contó con la esperanza de que pudiese convencerlo de leerlas.

Coleccionista de HOMBRES|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora