Falacia de amor [RenMasa]

Capítulo XVII: "No sé olvidarte"

Capítulo XVII: "No sé olvidarte"

Narra Hijirikawa Masato

Poco a poco los días se fueron convirtiendo en meses desde que decidí comenzar a vivir en mi antiguo hogar, mi ciudad natal, Kyoto. No he sabido nada acerca de Jinguji durante estos 7 meses, supongo que ya olvidó que embarazó a un omega para después abandonarlo como si no fuera la gran cosa. Esos tipos de pensamientos me hacen enojar de verdad, a pesar que he intentado un sinfín de veces odiarlo, simplemente mi corazón no quiere dejar de amarlo. Incluso le he escrito cartas a su nombre en donde describo todo lo que ha pasado y he sentido en estos meses, pero jamás logré tener el suficiente valor para mandárselas. Estúpido ¿no?

Siempre me siento a leerlas, una y otra vez, así como ahora. Tomé una por una para revivir cada uno de esos recuerdos que creí ya haber olvidado con el tiempo. Ni siquiera me atreví a abrirlas, simplemente las dejé asentadas junto a mi cama, tal vez después las leería.

Con mucho pesar, me levanté de la cama pues mi vientre de 7 meses causaba mucho cansancio en mi cuerpo. Después, me dispuse a caminar hacia la cocina, que alivio que no habían escaleras porque no las quiero bajar. Ya suficiente tengo con los constantes dolores en la espalda, pero todo eso vale la pena si es por mi pequeño.

Una vez en aquel lugar, abrí la nevera para buscar una merienda, a pesar de que los antojos prematuros se habían calmado, aún tenía una excusa para comer lo que quisiera.

No había nada que se me antojara, pero si suficientes ingredientes para prepararme algo, y eso eran unas crepas.

–Masato, ¿qué estás haciendo? –preguntó mi padre.

Ni siquiera me había dado cuenta de que él estaba aquí. Bueno, eso no es de mi interés. Desde que he llegado aquí no ha dejado de echarme en cara todos los supuestos "errores" que he cometido.

–Voy a prepararme algo –dije como si nada y aun buscando en la nevera.

–Te dije que está prohibido que tú te acercaras a la cocina.

–Que esté embarazado no significa que no pueda prepararme algo para comer.

–Puedes pedirle a alguien que te cocine.

–No, puedo hacerlo por mí mismo. No soy un inútil.

–Eres muy desobediente. Creo que ahora conozco la razón por la que estas en este tipo de situación.

– ¿Qué se supone que significa eso? –hablé con clara molestia por su comentario.

–Es simple de entender. Además, no tienes que hablarme con ese tono de voz.

Simplemente me quedé callado, no quería pelearme con él. Seguí con lo que estaba haciendo para distraerme un rato y no continuar con lo que prácticamente se volvió un hábito.

–Ignorar ésta pelea sólo me ayuda a darme cuenta que prefieres huir como todo un cobarde a enfrentarlo como un Hijirikawa debería de hacer.

– ¿Acaso tratar a las personas como seres inferiores me hará un Hijirikawa? ¿Es eso lo que tengo que hacer sólo por llevar este apellido?

–Veo que durante todo este tiempo no has madurado lo suficiente.

–No hables como si me conocieras a la perfección.

Continuaba dándole la espalda con el objetivo de no ver esos ojos llenos de frialdad. Al parecer, eso hizo que se enojara más pues hizo caso omiso a mis palabras.

–Soy tu padre, Masato. Es lógico que conozca a mis propios hijos.

– ¡¿Qué?! ¡¿Crees que eso justifica todo el rechazo que hemos sufrido Mai y yo?!