Falacia de amor [RenMasa]

Capítulo XXXII: "Desesperación"

Capítulo XXXII: "Desesperación"

– ¡No quiero perderlos! ¡Son lo más importante que tengo!

Después de aquellas palabras. Me quedé en silencio pero, Masato había logrado soltarse y alejarse de mí. Unas cuantas lágrimas amenazaban con salirse de sus ojos; más sin embargo, se notaba que no dejaría que lograran su objetivo.

–Vete, por favor –suplicó. No...no hagas esa expresión.

–No lo haré. Te he estado buscando durante todo este tiempo sin parar.

Al parecer mis palabras lo habían asombrado, pues frunció el entrecejo y solamente una sola lágrima cayó al suelo. La pude ver ya que el reflejo de la luz hizo que se viera como si de un pequeño diamante se tratase.

–Yo...nunca te pedí que lo hicieras.

–Aun así. Por favor, déjame enmendar todo lo el daño que te causé.

– ¿Crees que volveré a caer en tus estúpidas palabras? –finalmente volteó a verme, y estaba molesto–. ¡Déjate de bromas y lárgate de mí vista! –gritó.

– ¡Ya te dije que no lo haré! ¡No he dejado de pensar en ti, por eso vine hasta aquí para poder estar con ustedes!

– ¡No me interesa! ¡Lo nuestro acabó desde que me trataste como una maldita puta!

– ¡Te juro que estoy muy arrepentido! –intenté acercarme, pero él retrocedió–. ¡Cambié por ustedes!

– ¿Cambiar? –expresó casi llorando, pero en sus ojos mostraba la rabia que me tenía–. ¡¿De qué diablos estás hablando?! ¡Sé perfectamente cómo eres Jinguji! ¡No me quieras ver la cara de estúpido como siempre lo hacías! ¡¿Cuántos años crees que pasamos juntos?! ¡Tú nunca cambiarás, ni por mí, ni por nadie! ¡Sólo piensas en lo que a ti te conviene sin importarte a quien dañes!

– ¡No es así! ¡¿Cómo crees que me he sentido durante todo este tiempo lejos de ti?! ¡Como una maldita mierda! ¡Lo único que me dio fuerzas para seguir viviendo fue la esperanza de buscarlos a ustedes dos!

–Ya...cállate –habló con la voz temblorosa y forzosamente porque de seguro sentía un nudo en la garganta por andar aguantándose el llanto. Lo sé, ya que yo hacía lo mismo.

– ¿M-Mami?

Takumi tenía miedo y bastante. Tenía muchas ganas de acercarme, abrazarlos y decirles cuanto los había extrañado. Pero...simplemente no podía ahora.

– ¿Por qué están gritando?

–Y-Yo... – ¿qué hago? ¿Debería decirle la verdad sin consultar a Masato? No, esa no sería una buena idea.

– ¿Acaso...él es mi papi?

Un silencio incómodo se hizo presente; sin embargo, este fue roto por la voz del omega. Quien finalmente se atrevía a hablar.

–...Sí...

Esas palabras fueron más que suficientes como para hacer llorar a mi pequeño a mares y, ahora, lo único que se oían, eran sus fuertes sollozos. Mi instinto de alfa me exigía ir a calmar a mi omega y cachorro, pero no podía porque sabía que Masato se negaría. Bajé un poco la mirada al sentirme un inútil por no poder abrazarlos. Odio verlos sufrir, y más si es por mi culpa.

Hijirikawa estaba de rodillas en el suelo mientras trataba de cubrir su rostro con ambas manos. Sé que trata de evitar que lo viera sufrir; sin embargo, unas cuantas gotas caían al suelo mojándolo al instante. Además de que se podía escuchar unos muy leves sollozos.