Falacia de amor [RenMasa]

Capítulo XX: "Unas cartas, duras verdades"

Capítulo XX: "Unas cartas, duras verdades"

Después de aquellas palabras, el silencio inundó absolutamente toda la habitación. Todo lo que he vivido junto a Ren, no han sido más que simples ilusiones. Y no quiero volver a cometer los mismos errores.

–P-Pero...vas a volver al Master Course, ¿verdad? –preguntó el rubio más alto.

–Aun no sé qué voy a hacer. Con la llegada de Takumi los trabajos podrían complicarse.

–No te preocupes por eso, nosotros podríamos ayudarte con cuidarlo mientras trabajas –comentó Ittoki.

–Lo sé y se los agradezco. Pero no quiero ver a Jinguji. Él ni siquiera sabe que tiene un hijo.

–S-Supongo que tienes razón.

No me gusta que pongan sus miradas así de tristes.

–Aunque...podría considerar volver después de que Takumi sea más grande.

– ¡¿Enserio?!

Asentí con la cabeza. Tal vez, deba volver con ellos, pero, ¿qué pasaría con Mai? No quisiera dejarla sola y mucho menos con una persona que ni siquiera le presta ni la más mínima atención. Ahora tengo más responsabilidad al tener que cuidar a mi hermana y ahora a mi hijo. Aunque, extraño bastante a mis amigos.

– ¡Onii-chan~!

Mi hermanita había entrado por la puerta de la habitación con un gran grito de alegría. Y se acercó a abrazarme.

–Hola, Mai.

Creo que mi padre pidió el permiso para que dejen entrar a mi hermanita. Me alegra mucho que haya hecho aquello.

– ¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está?! ¡Quiero verlo!

–Jajaja~ Aquí está.

La acerqué un poco más el pequeño bulto que traía entre mis brazos mientras que ella lo iba observando detenidamente. Sin más, sonrió ampliamente al ver a Takumi.

– ¡Onii–chan, sus ojos se parecen a los tuyos!

–Ciertamente Mai.

–Pero...el color de su cabello no, es naranja. ¡Oh! ¡¿Es el de su papá?!

Esa pregunta me tomó por sorpresa, pues no me esperaba escucharla.

–S-Sí –contesté nerviosamente-

– ¿Y...va a venir a conocerlo?

–Ah...bueno, no.

– ¡¿Eh?! ¿Por qué?

–Es que...no tiene tiempo porque está trabajando bastante.

–Qué mal.

–Ni tanto así –susurré para mí mismo.

El tiempo de las visitas se había acabado, por lo que, nos tuvimos que ir despidiendo pues ellos tenían que volver al Master Course para continuar con sus labores.

Mi hijo tenía que pasar un mes más para poder terminar de desarrollarse y asegurarnos de se encontraba fuera de peligro. Yo solamente estaría dos semanas y media pues, aún estaba débil por lo del parto.

Meses después, ya me encontraba en la casa de Kyoto junto a Takumi, quien se encontraba completamente sano gracias al tiempo extra que pasó en el hospital. Finalmente puedo estar con él sin problema alguno. Aunque, no había ni un solo día que no piense en Ren y cada vez que lo hago, mis dedos pasaban por mi nuca, exactamente, en la marca que él mismo dejó como señal de propiedad.