Falacia de amor [RenMasa]

Capítulo XLV: "¿Invitación?"

Capítulo XLV: "¿Invitación?"

Poco a poco los rayos del sol fueron dando directamente a mi rostro, gracias a que la ventana se hallaba abierta. Eso sólo ayudó a que me levantara casi de inmediato. Pero, cuando intenté ponerme de pie, pude sentir un peso extra sobre la cama y mi cuerpo.

Sí, Ren estaba abrazándome mientras dormía a mi lado y con una sonrisa adornando su rostro. Alcanzaba a apreciar la calidez de su cuerpo al tenerlo tan cerca, ya que sus brazos rodeaban mi cintura y también parte de su pecho tocaba mi espalda. Además de que su respiración tranquila chocaba contra mi oreja izquierda.

¡No puedo creer lo que sucedió ayer por la noche!

Estoy seguro de que mi rostro estaba completamente rojo de a vergüenza. Aunque, me atreví a voltear a ver hacia Jinguji. Su cabello largo desordenado, su respiración calmada, su expresión de completada serenidad, sus labios entreabiertos pero con una sonrisa en ellos. Me molesta que esté tan despreocupado; sin embargo... también me hacía sentir feliz.

Solté un ligero suspiro y, para cuando me di cuenta, ya estaba frente a él acariciándole la mejilla con suavidad. Por dios, sí que es muy guapo, pero es un idiota.

–Te estás tardando mucho, cariño~.

Di un ligero brinco por la sorpresa, además de que había alejado mi mano de su rostro rápidamente.

– ¿Esperas que te de una invitación para besarme? –rió levemente–. ¿O...es acaso que quieres que yo comience? –cambió su tono juguetón a uno más atrevido y seductor. Característico de él.

– ¡C-Cállate! –reclamé, luego de su comentario. Maldito sin vergüenza.

– ¿Eh~? ¿Qué pasa, amor? –habló dulcemente–. ¿Sigues avergonzado por lo de anoche? –se burló. A veces no entiendo cómo es que llegó a gustarme tanto.

– ¡¿Cómo no estarlo?! ¡Llevamos mucho tiempo sin hacerlo!

– ¡Oh, vamos! Sólo nos masturbamos –comentó sin mucho interés de que nos hayan escuchado. Ganas no me faltaron para golpearlo, pero no quiero dejar a mi hijo sin su padre.

– ¡¿Por qué lo dices como si nada?! –repliqué. Jinguji me jaló hasta dejarme sobre de él, con mis piernas en cada costado de su cuerpo–. ¿Q-Qué haces? –pregunté ligeramente agitado y con el corazón a mil.

– ¿No es obvio? –posó su mano en mi nuca para ir atrayéndome hasta su rostro lentamente–. Voy a besarte...

Y lo hizo. Nuestros labios ya estaban unidos por el sentimiento mutuo. Sí, aquel que finalmente puedo sentir por su parte. Al principio intenté negarme, pero...su calor, sus dulces labios, su olor...todo de él hacía que fuera cediendo ante nuestros instintos que lo exigían a gritos.

Mis manos fueron acariciando su pecho mientras que las suyas agarraban mi cintura. Todo eso con tal de sentirnos completos. El momento iba bastante bien. Al menos, unos segundos después de iniciar aquel gesto.

Pero...entonces, escuchamos la puerta abrirse.

– ¡Masa! ¡El presidente...! –se quedó estático al vernos en aquella situación. Tuvimos que separarnos apenas escuchamos a Ittoki entrar a la habitación–. ¡¡L-Lamento interrumpirlos!!

– ¡No! ¡Espera, Ittoki-kun! –grité–. ¡N-No pienses mal! –logré detenerlo.

Pero, para hacerlo, tuve que levantarme de encima de Jinguji. Cuando me puse de pie, comprobé que sí, efectivamente, había sucedido algo entre nosotros dos, puesto que el pelirrojo se había asombrado al verme sólo en bóxeres y con la camisa de mi alfa encima.