Falacia de amor [RenMasa]

Capítulo XLIII: "Nuevo bebé en el grupo"

Capítulo XLIII: "Nuevo bebé en el grupo"

– ¿Ittoki-kun? –expresé con asombro al ver el momento que pasaba frente a mis ojos.

– ¿M-Masa? –al parecer, él estaba casi de la misma manera que yo.

–Por eso quería explicarte antes –escuché la voz de Jinguji a mis espaldas y, por instinto, volteé a verlo.

– ¿Cuándo planeabas decirme que Ittoki es madre de un niño? –dije claramente molesto y enfrentándolo.

–No me diste tiempo de decirte, ¿o sí? –se defendió.

–Chicos... –susurró en un tono bajo el pelirrojo que aún cargaba a su pequeño hijo, el cual lloraba desesperadamente.

– ¡Jinguji patán Ren! –dije mientras ignoraba a Ittoki para poder gritarle a este idiota de mi alfa–. ¡Primero lo de la casa; luego los mensajes, ¿y ahora esto?! ¡¿Qué sigue?! ¡¿Que Kurusu también esté embarazado?!

– ¡Chicos! –subió de tono, pero nuevamente fue ignorado el oji-rojizo.

– ¡Eso no...! –se quedó callado un momento y después continúo hablando–. Pero ahora que lo dices...

– ¡Jinguji...! –lo silencié.

– ¡¡Chicos!! –finalmente nos cayó a nosotros dos–. ¡¿Ya me dejarán hablar?!

Asentimos con la cabeza mientras mirábamos a lados distintos de aquel lugar, tratando de evitar cruzar nuestras miradas. Lo admito, me siento avergonzado.

–Bien. Masa, perdón por no contarte nada acerca de mi embarazo, tenías muchos problemas y no quería causarte más ya sabiendo tu situación, pero ya después nos pondremos al día con todo –me dijo–. Antes...tengo que calmarlo –expresó con preocupación.

–Yo te ayudo.

– ¡Gracias, Masa~!

Me acerqué para cargar al pequeño peli-azul que antes sostenía entre sus brazos. Se parece mucho a Ichinose, excepto por el color de sus ojos que eran del mismo tono de su madre. No me asombraría que su padre estuviera feliz de tener a su primer hijo con Ittoki. Después de todo, siempre estuvieron enamorados, creo que a partir del primer día que se vieron.

Se podría decir que fue amor a primera vista, o al menos eso me dijo Ittoki.

El pequeño de unos cuantos meses de edad seguía llorando y sin querer dar tregua alguna. Pronto, pegué mi mano a su frente.

Lo presentía, tenía fiebre.

–Jinguji –llamé su atención–. Trae unos paños, un traste con agua tibia y estos medicamentos.

Apunté el nombre del medicamento en un pedazo de papel, y se lo entregué.

–Enseguida, cariño –dijo saliendo de la cocina.

–Ittoki, cálmalo mientras yo preparo un poco de sopa –le entregué a su hijo con sumo cuidado.

–Claro.

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La sopa ya estaba lista, al igual que los paños de agua y el medicamento. Ya nos encontrábamos en la habitación del pequeño junto a su madre, padre y Ren. Por suerte, durante el lapso de la noche, su fiebre ya había bajado considerablemente.

Aunque nos dio bastante trabajo hacer que coma, pero su padre llegó del trabajo para alimentarlo, y calmar a su omega, quien estaba muy alterado por la situación.