Falacia de amor [RenMasa]

Capítulo XXVI: "Te protegeré, mi pequeño"

Capítulo XXVI: "Te protegeré, mi pequeño"

Un silencio inundó en toda la habitación, después de las palabras dichas por Ichinose. Jinguji seguía derramando ligeras lágrimas, y con gran asombro habló.

– ¿A qué...te refieres, Icchi? –preguntó un poco más calmado.

En un principio dudó en decirle la verdad, pero no es como si las cosas se resolvieran así de sencillo. Al menos no, sin el apoyo de uno de los protagonista de aquel trágico momento de sus vidas.

–Nosotros hemos estado visitándolo por ciertos tiempos sin que te dieras cuenta.

–L-Las veces que me decían que iban a ir a trabajar...era porque...

–Sí –interrumpió–. Te mentíamos para poder ir a ver a Hijirikawa-san.

–No puede ser –posó la palma de su mano izquierda en su frente, lo cual, ayudó a quitar ciertos mechones de cabello de su cara.

–De verdad lo sentimos, pero...Masato-kun nos pidió que no te dijéramos nada –confesó el de lentes. Aunque se lograba ver la preocupación que sentían todos.

–Por favor...díganme exactamente su ubicación. Necesito verlo.

–No debemos, le dimos nuestra palabra. Además, nos prometió que iba a volver –dijo Aijima.

– ¡¿Cuándo...?! ¡¿Cuánto más debo de esperar por él?!

Los demás le dedicaron una mirada llena de tristeza al recordar lo que sus amigos vivieron. Entendían por qué el omega tuvo que "huir" prácticamente, pero también las causas de todo eso.

–Es que Masa todavía no está listo para enfrentarte –dijo Otoya.

– ¡Pero...sniff...necesito verlo!

Mientras tanto en Kyoto...

Masato se encontraba en su habitación descansando sobre la cama. Su mirada se concentraba en el techo, puesto que no hace mucho tuvo una pequeña pelea con su progenitor y, eso lo había dejado muy cansado y con un leve dolor de cabeza.

Había una razón concreta de las constantes peleas con su padre, sí, él alfa mayor siempre le recordaba al oji-azul el momento más triste de su vida.

–Esto es tan cruel...Ren. Ya ha pasado mucho desde que te vi por última vez. Aun puedo recordarlo, golpeabas desesperadamente la ventana del coche mientras me gritabas que saliera, pero...yo no tuve el valor de hacerlo, ya que el miedo de que le pudiera suceder algo a mi hijo me superaba por una gran diferencia. Incluso, hasta el día de hoy, continúo amándote como un idiota...es patético, ¿no?

Unas cuantas gotas se fueron formando en los ojos del peli azul; sin embargo, no lograban caer. Debía ser fuerte, así como lo ha sido desde que se fue.

–Y-Ya no puedo esperar más por ti...Ren.

En la sala se encontraba el hijo de Masato, Takumi jugaba bastante feliz con un balón que le había regalado los integrantes de STARISH. Aunque, en cierta manera, se sentía solo ya que Mai había ido a un paseo escolar y regresaría hasta más tarde.

Takumi había lanzado el balón y, en un intento de detener el objeto, terminó tirando un cuadro que se encontraba en una mesita en medio de la sala.

Los cristales estaban regados en el suelo. Se fue acercando y entre los dichos cristales había una foto que él fue agarrando entre sus manos.

Era su mamá, Mai, su abuelo y una mujer que no lograba reconocer ya que nunca la había visto en su hogar. Escuchó como la puerta principal era abierta, y reconoció rápidamente a su abuelo.