33. Uno con las voces

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Solucionar mi problema no está siendo nada fácil, deberé irme de casa otra vez, antes de que mi hermano se enferme o se lástime por estar cerca de mí. Se complica todo, Blake no me presta mucha atención, ahora que se ocupa de ver que hará con el restaurador, está más centrado en eso que en otra cosa.

—¡Necesito soluciones! —le grito a Max mientras espero que el mozo del restaurante me traiga la comida —¡¿Me estás escuchando?! —insisto al verlo distraído.

Bufa.

—Si lo hago, pero es que...

—Ya sé, Blake sugirió que fueras tú a vigilar al restaurador, si tanto te molesta ¿por qué no te niegas?

—Es mucho dinero y estoy pobre —Se revuelve el cabello alarmado —¡No he tenido buenos trabajos, en semanas!

—Y por eso eres un cazador corrupto que trabaja para un ser demoníaco, que supuestamente debería ser cazado.

—La paga de un ser sobrenatural siempre es más alta que la de un humano —se ríe —sobre todo la de los vampiros, esos tipos tienen grandes cantidades de dinero.

Sonrío ampliamente.

—Pues vete entonces.

—Dime que me quedé y me quedo, seguro —Pone el codo en la mesa y mueve su cabeza, apoyándola en su mano, observándome fijamente.

—¿Para qué? Estás pobre, no me sirves para nada.

Vuelve a reír.

—Que malo.

—Es mi naturaleza, todo lo contrario a un restaurador —alzo la cabeza —. Será fácil engañarlo, porque no tiene maldad. Hasta te enamoras de él y todo, así me deshago de ti.

—¿Y quién dice que prefiero a los niños buenos?

—Yo parezco uno y las apariencias engañan —ladeo la cabeza —¿Te gustó lo que dije? Porque lo que tú me has dicho, no me afecta.

—¿Te has enamorado alguna vez Rein? ¿Te lo planteaste?

—Esas cosas no me importan, yo soy uno con las voces y estamos muy bien la verdad.

"Sí, así que no se meta".

—Suena a que son una pareja —se ríe.

—Algo así.

—Me pondré celoso.

—No puedes competir con ellas, son un ser superior, pero puedes ponerte celoso, eso las alimenta, porque sufres, así que no hay problema —explico tranquilamente como si fuera muy normal de lo que hablo.

Termino de comer en el restaurante con Max y me despido de él. Camino por la vereda, entonces me detengo en el callejón cuando visualizo a Emmet.

—Te gustan los lugares oscuros ¿verdad? —le pregunto.

Da unos pasos, me mira con su semblante serio y me contesta.

—La noche me fascina.

—Entendí la indirecta, pero ahorrate el piropo y dime qué haces aquí ¿Me estás siguiendo?

—Quizás. Te dije que estaba libre.

Es Nyx #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora