Es Nyx #3

79. Gracias vergüenza

Al día siguiente, vuelvo a la casa de la playa en mi forma de chico y al entrar veo a Emmet junto con Max sentados en el sillón, a los cuales el Darren masculino los reprende. El cazador tiene el labio partido y un golpe morado en uno de sus ojos, por su parte el vampiro tiene varias quemaduras, que parece que no se curan por el efecto de algún tipo de arma mágica.

—¡¡Esto no es un campo de batalla!! ¡¿Entendieron?! —les aclara el restaurador —Jovan nos está prestando la casa y esta no se destruye ¿De acuerdo?

—Él ha empezado, no me reprendas a mí —expresa Emmet con su cara de póker.

—¡Vuelve del hueco de dónde saliste, monstruo! —grita furioso Max.

—¿Quieres pelear otra vez? No tengo ningún problema.

—Nadie va a pelear aquí —exclama Darren seriamente.

"Si tuviéramos piel, se nos eriza".

¿Quién las entiende a ustedes? Cállense.

Camino hasta ellos y sonrío.

—¡Hola! ¿Qué pasa?

—¡No te preocupes, yo recuperaré tu honor! —grita Max acercándose y agarrándome de las manos.

—No lo toques —Emmet me aparta.

—¿Hoy están más locos que de costumbre o qué les pasa? —Retrocedo —Parece que la mala suerte sigue aquí, aunque no esté en la casa —Río.

—Discuten sobre tu virginidad, mi querido manjar —explica Darren sonriente y yo frunzo el ceño.

—Que atrevidos —opino.

"¡Exacto! ¡¿Qué se creen?!"

"¡Rein, no se toca!"

"¡Es nuestro, aléjense!"

—Es el tema de la mañana. Lo siento —Hace una mueca —no pude arreglarlo.

"¿O sea que toda los de la casa están hablando de eso? ¿Por qué será?"

Siento que se burlan por alguna razón, aunque no estoy seguro de qué. Esas malditas voces.

—Son todos unos cochinos —Ruedo los ojos —. Espero que no le hayan metido cosas raras a mi hermano en la cabeza.

—En realidad todos estamos preocupados —aclara el restaurador —Max dijo que estabas muy traumado ayer, pero no te alarmes —Levanta el puño —¡Ya pondremos al culpable en su lugar, por no tratarte cómo te mereces!

Ellos creen que...

"Que estás desvirgado ja, ja".

Las voces terminan la frase por mí, porque yo no puedo hacerlo de la vergüenza que se me acaba de generar en mi mente.

—Que locos —opino.

—Sí, pero ya atraparemos al culpable, tú no te preocupes.

"Algo nos dice que un adivino va a tener problemas".

"Porque obvio no vamos a aclararlo ¿cierto?"

¿Por qué tendría que explicarlo? Además de que todo el mundo me da igual, menos mi hermano, sería una vergüenza peor a aclarar que estaba detrás de esa cortina.

"Genial, gracias vergüenza, nos divertiremos ja, ja".