61. La vida y la muerte

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Estos últimos días, he estado pensando, demasiado. Necesito salir de aquí, sin preocupar a mi hermano y que no se dé cuenta la entrometida de Eliza, para que no evite mi partida.

Observo por el balcón y los veo allí, Maik junto con la futura madre de mi sobrino. Los veo, ahí, tan normales, tranquilos en su felicidad. Sigo recordando las palabras de Ace, su premonición habla de sangre, muerte y muchas personas involucradas. Desde el principio ha estado la posibilidad de arruinarlo todo, no necesito una visión para saber eso.

Tarde o temprano destruiré la felicidad de Maik. Por mucho tiempo, con la ayuda de Blake, he evitado esa desgracia, pero él me traicionó y ahora está desaparecido. El problema se acerca a todo motor y no puedo hacer nada para detenerlo.

"¿Ya nos estás culpando?"

"Tú nos elegiste".

"No hay marcha atrás".

"Ya somos parte de ti".

—Ese día, yo les di mi alma, pero si debo morir, no me importaría —Observo cómo Maik camina de la mano con Eliza en aquella playa —. Quizás sería lo mejor, para proteger esa felicidad, mi hermano vale más que yo de todas formas.

—Ninguna vida vale más que otra —oigo detrás y me da un escalofrío, me giro a mirar al adivino que sonríe —. Sé que mis palabras no fueron muy alentadoras, pero si te me pones así ¿cómo vamos a ganar la batalla postrecito?

—¿Qué batalla? —Frunzo el ceño.

Camina hasta mí y me sobresalto, retrocedo la cabeza cuando acerca la suya, al luego él apoyar la mano en la baranda.

—Con el destino.

—¿Eh? —Miro hacia un costado confundido.

Me agarra la barbilla con su otra mano y me hace mirarlo.

—No bajes la guardia, postrecito. Debes ser fuerte, o ambos nos vamos a caer, ya te lo dije —expresa seriamente y observándome fijo.

—Yo... —Abro la boca pero se escucha un ruido en la planta baja, lo que me distrae y entonces él sonríe.

—Nos arruinaron nuestro momento íntimo y privado —susurra en mi oído y siento sus labios en mi mejilla, lo que me eriza la piel —vamos a interferir en el suyo, por interrumpirnos —Me agarra la mano y caminamos hasta allí.

Al llegar a la puerta, Ace me tapa la boca, haciendo un gesto de silencio y nos ocultamos detrás de esta.

"Maldito adivino seductor ¡No toques lo que no te pertenece!"

Ignoro a las voces y espio para descubrir que la mesa del living está rota. Emmet la ha golpeado con bastante fuerza, mientras se mantiene sentado en su silla. Veo a Max frunciendo el ceño, observándolo con ira, pero de repente el que habla es el vampiro.

—Te lo diré por última vez —expresa muy seriamente —yo no asesine a tu hermana.

Max presiona los puños.

—Eso díselo a otro, tus manos llenas de sangre demostraron lo que hiciste ese día ¡No lo niegues más! —grita.

—Estaba ahí, pero no fui yo.

—Mientes, porque no puedes acusar a nadie más. Si fuera verdad, ya me hubieras dicho el nombre de esa persona.

—No puedo —Suspira Emmet y lo vuelve a observar levantando la vista —porque está prohibido para mí decirlo.

Estoy impactado, sorprendido y confundido. No sabía que Max tenía una hermana y ahora sé por qué lo detesta tanto a Emmet. En un momento estaba preocupándome por las muertes del futuro y al otro estoy descubriendo las del pasado. A todo esto últimamente, la culpa de que me enteré, la tiene el adivino. Comienzo a pensar, que en realidad sí estamos en la misma cuerda floja.

Es Nyx #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora