70. Tiene razón

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Parece que a los vampiros les gusta adentrarse por las ventanas. Correción, el siervo aprendió de su ama.

Frunzo el ceño.

—¿Y tú qué haces aquí? —le cuestiono a Emmet y este vuelve a su semblante serio.

—Alguien debía avisarte que iríamos todos juntos —refiriendose al grupo de amigos —a la playa a comer.

Oigo comida y se me pasa el enojo por un instante, pero luego recuerdo a Eloise otra vez, entonces regresa el enfado.

—Tú no comes, eres un vampiro —expreso arisco.

—¿Sucede algo? Normalmente cuando se habla de comida tú estás feliz.

—Pues no me pone feliz que tu ama y señora, venga a aclararme quién manda —Me cruzo de brazos.

Se nota tenso aunque su rostro no lo demuestre.

—¿Eloise?

—Ah sí, ese es el nombre de la vieja, ya ni me acordaba —me burlo —. Le di lo que se merecía.

—¿Y dónde está ahora? —Frunce el ceño.

—¿Qué te importa? Ya se fue de todos modos, la espante —Río.

Suspira parece que de alivio.

—Que bien.

—¿Te molesta? ¿Por qué le escapas? ¿No es tu dueña? —Ladeo la cabeza.

—No digas estupideces —Se nota molesto.

Sonrío.

—Yo solo repito lo que me dijo —Revoloteo mis pestañas de manera coqueta.

—Pues nada de lo que te cuente esa mujer sobre mí es verdad.

—A mí no me justifiques tus parejas —Agito la mano —ya tuve suficiente con la de Darren, para que me expliques otra que ni viene al caso.

Se ríe.

—¿Sigues molesto por eso?

—¿Tú no escuchas cuando te hablo? ¡Me da igual!

Se acerca a esa velocidad vampírica que tiene y me sobresalto cuando está a centímetros de mi rostro.

—Lo siento otra vez —expresa con su semblante serio.

—¡No te disculpes! —me quejo.

"La verdad, ya cansa".

—Siento haberme olvidado de ti, de verdad —insiste.

—Las voces se están burlando de ti —le aclaro.

"Sí, es un inepto".

Me agarra de la cintura y la electricidad comienza a surgir del tatuaje, ya se están enojando. Siento de repente algo en mi cuello y acto seguido Emmet me besa. Me percato de que el vampiro me ha puesto uno de esos collares que tienen las piedras que inhiben el poder. Por esa razón, las voces no han podido actuar y se quejan en mi cabeza. De todas formas lo aparto, empujándolo.

—¡Te electrocutaré! —le grito sonrojado.

Se relame los labios.

—Al menos voy a saber que eres tú quién interfiere y no las metidas de las voces.

Me sobresalto, tiene razón.

Es Nyx #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora