Llego a la escuela y me aseguro de que Seth vea que estoy allí. Al él verme, hago que me siga, entro al laboratorio de ciencias y cayó justo en el anzuelo, idiota.
—Señorita, creí que no la volvería a ver.
Me acerco a una jaula de cristal, una pequeña que está sobre la mesa y apoyo mis manos sobre esta.
—¿Te gustan los insectos Seth? En especial los gusanos ¿no?
—¿Eh? —expresa confundido —No, digo ¿A quién le gustan esas cosas? Que asco —se ríe.
—Cierto, las arañas son más interesantes, pueden dejarte ronchas y hasta matarte o mejor aún, enfermarte, agonizando de dolor, un ser letal, pero seremos amables y no habrá necesidad de morir.
—No sabía que eras esa clase de chica —opina —. Que gustos raros —ríe otra vez.
Me giro a mirarlo.
—¿Seguro Seth? Yo sé que te encantan los gusanos, en especial cuando se los pones a un chico en su mochila.
—Oye, oye, solo estaba jugando, ¿Ya te vinieron con ese cuento preciosa? No ha sido para tanto.
Me río en alto.
—Tienes razón, hay cosas peores —abro la tapa de la jaula de cristal —. Veamos que tanto te gustan los insectos.
—Hey preciosa, me estás asustando, mejor me voy —camina hasta la puerta y no la puede abrir —¿Qué rayos?
—¿A dónde vas? Si estamos jugando —levanto una araña en mi mano.
Gritos se escuchan desde el aula de ciencias y al fin lo dejo salir, veo como Seth sale corriendo mientras intenta quitarse las arañas de su cuerpo. Sigo por el pasillo y busco a Lydia, mientras tanto agarro el extintor que cuelga en la pared del colegio, continúo mi camino y al fin la encuentro.
—Disculpa, pero eso no debe ser saludable para tu salud —digo sonriente cuando la veo fumando a escondidas en los baños.
—Métete en tus asuntos —me esquiva tirando el cigarrillo sin apagarlo, el cual agarro y lo uso para apoyarlo en su ropa —¡Ay! ¡¿Qué haces?! —se queja.
—Te vas a quemar —digo fríamente.
Un cigarro no llega a hacer algo así, pero la mala suerte sí puede. Su remera comienza a incendiarse y ella corre por el pasillo.
—Tírate al suelo a rodar —aconsejo muy tranquilamente y lo hace.
Espero un poco y luego le tiro del extintor. Respira agitada en el suelo y sonrío. Miro que suena el timbre del recreo, entonces todos salen de sus aulas. Ella se sonroja y se cubre el cuerpo, ya que de su ropa no le queda mucho.
—Que vergonzoso ¿Verdad? —ladeo la cabeza —Igual que cuando amenazas a un chico para que se acueste contigo, que horror, me das asco.
Genial, mitad de venganza completada, son cuatro, me faltan dos.
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Es Nyx #3
ParanormalÉl es ella, la oscuridad de la noche. ¿Escuchas las voces? Él las oyó detenidamente. Esperó paciente a que aquellas personas mínimo se disculparán, pero no sucedió, así que él decidió escucharlas a ellas, cuando no quedaba ni una pizca más de esper...