Capítulo VII

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A las siete en punto de la noche, la clase de los niños terminó y todos ellos salieron formaditos en una adorable línea con sus casquitos puestos, Danae los observó salir con una sonrisa de adoración, en realidad los niños le causaban mucha ternura, le encantaban. Cuando el último niño desapareció tras la curva que llevaba a los casilleros de la pista, Danae respiró profundo, aquello le había distraído de todo lo que estaba pasando en su cabeza y lo agradecía enormemente.

Entonces el sonido de unas cuchillas deslizándose por el hielo logró captar su atención, se giró hacia la pista nuevamente y pudo ver a Hanyu patinando, tenía los ojos cerrados y parecía disfrutar de la sensación, unos segundos después abrió los ojos y entonces Danae pudo notar un dejo de tristeza en su mirada, ¿por qué? Ladeó la cabeza, curiosa, y mientras se hacía aquella pregunta en la cabeza, escuchó una voz que le hablaba en japonés.

—Dejar la pista...por favor— Danae volteó hacia la voz y descubrió al viejo velador que siempre la echaba de la pista cuando Hanyu llegaba, ella suspiró, pero entonces escuchó dos cosas, el sonido de las cuchillas deslizándose sobre el hielo muy rápidamente y la voz de Hanyu hablando en un muy educado y correcto japonés —Kado-san, ya le he dicho que no necesita correr a nadie cuando llego yo, por favor, ella puede quedarse, es mi enfermera— Danae de nuevo se giró hacia Hanyu y no pudo evitar sentirse sorprendida, de verdad el chico no era quien ella creía, lo había juzgado muy mal y eso solo le hacía sentirse avergonzada, por suerte, el velador le salvó hablando de nuevo —Ah, solo quiero que se encuentre cómodo Hanyu-senshu...está bien, ella es su enfermera, discúlpeme, ya sabe, cualquier cosa que necesite estaré en la parte de adelante— El viejo se despidió con una reverencia dirigida hacia Hanyu y luego hacia ella, Danae se sintió cohibida, nunca en su vida había hecho una reverencia así que simplemente inclinó un poco la cabeza y murmuró un tímido "gracias" en japonés mientras veía marchar al señor.

—Muchas gracias Kado-san— La voz de Hanyu resonó en la estancia y Kado-san se giró, sonriendo hacia el joven patinador y alzando la mano para despedirse, prosiguiendo con su camino después. Danae respiró profundo y solo se animó a voltear hacia la pista cuando escuchó de nuevo las cuchillas sobre el hielo. Hanyu patinaba de nuevo y Danae se quedó a un lado de la valla sin saber muy bien que hacer, jugueteando con sus uñas, se dedicó a observar al muchacho por un buen rato. El ajeno se deslizaba con gracia, eso debía admitirlo, giraba y movía los brazos con elegancia. De pronto, el chico se detuvo y giró por completo para mirar a Danae, acercándose a una velocidad que a la joven le pareció vertiginosa aunque en realidad era mínima.

—Dijiste que sabías patinar ¿no es así? ¿Lo haces bien?—

Las palabras en inglés de Hanyu le sorprendieron un poco, pero le hicieron sentir más bienvenida, como en confianza, le ayudaron a sentirse mucho menos incómoda solo parada allí viendo —Ah, bueno, yo no diría que "bien", solo patino, no hago gran cosa, me gusta solo deslizarme—


—¿Quieres intentarlo?— Los ojos de Danae casi se salieron de sus órbitas, Hanyu sonrió ante su expresión y le invitó con un gesto de la cabeza a que se adentrara al rink, para Danae fue inevitable devolverle la sonrisa y con un suspiro, asintió con la cabeza —Aunque estoy segura de que me voy a matar si lo intento como tú— Murmuró, mientras caminaba hacia la orilla del rink, al llegar, se paró sobre un pie para quitarse el protector de una de las cuchillas y un segundo después, su mano en el aire que le ayudaba a mantener el equilibrio sintió el tacto frío de alguien, ¿de quien más iba a ser? Danae levantó la mirada y descubrió a Hanyu, tomándole de la mano para ayudar a mantener el equilibrio mientras ella se quitaba los protectores —Gracias— Murmuró mientras bajaba el pie y subía el otro para quitarle el protector a la cuchilla.

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora