Capítulo VIII

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Era temprano por la mañana y aunque Danae no había podido dormir mucho, esa mañana algo nublada, se sentó al frente de sus padres a la hora del desayuno.

—Mamá, papá, tengo noticias— Sus padres la miraron con intriga pero la preocupación también se reflejaba en sus rostros, se veían como si estuviera por darles la peor noticia del mundo —Me han ofrecido un nuevo empleo y la verdad es que quiero tomarlo, me ofrecieron la oportunidad de ser la enfermera personal de alguien y quiero hacerlo, pero eso implica volver a Toronto por un tiempo, solo por un tiempo— Sus padres la miraron a ella y luego se miraron entre ellos por un rato, Danae intentó proseguir —Si acepto sería la enfermera de un patinador olímpico, ya saben que me gusta mucho el patinaje sobre hielo y bueno, considero que sería la oportunidad perfecta para prepararme rumbo a la especialización que deseo hacer, sé que el volver a Toronto es muy precipitado, sería dentro de ya dos días, pero de verdad quiero hacerlo, voy a hacerlo, pero no quiero que ustedes se sientan que no son parte de mi decisión, lo he pensado mucho—

Sus padres de nuevo se miraron entre ellos y luego a ella, su padre fue el que sonrió primero y se acercó a sentarse al lado de Danae, tomándole de la mano con gentileza —Mi niña grande, ya eres toda una adulta por mucho que no nos guste verlo, pero cariño, no te vamos a impedir seguir tus sueños y deseos, de verdad, si quieres hacerlo, puedes hacerlo, nosotros te esperaremos aquí o en cualquier otro lado, con nosotros siempre tendrás un hogar al cual volver, pero entendemos que quieras explorar más allá, lo entendemos y queremos pedirte disculpas por esto, traerte a Japón tal vez no estaba en tus planes y lo sentimos, debimos entenderlo antes— Danae se apresuró a negar con la cabeza, después de todo, si no hubiera ido a Japón no habría conocido a Yuzuru y al menos por el momento, agradecía haber conocido a semejante obra de arte andante en lo que respectaba al patinaje, todavía no le conocía del todo, pero habiendo visto sus programas, estaba segura de que conocerlo al menos sería una experiencia interesante.


Luego de conseguir que su padres le entendieran y más o menos le dieran su aprobación para irse a Toronto por un tiempo, aquel día de trabajo ya no le pareció tan terrible, incluso los intentos de Naoki para quedarse a solas con ella ya no le parecieron tan abrumadores, simplemente los evitó a toda costa y continuó con su excelente buen humor de aquel día, ni siquiera cuando le pidieron quedarse un poco más de tiempo debido a una campaña de vacunación a niños pudo ponerse de malas, solo la idea de volver a Toronto le daba mucha esperanza.


Eran exactamente las ocho de la noche cuando entró a la pista de patinaje, el velador, que ahora sabía quién era ella, la dejó pasar sin inconvenientes y Danae fue hasta los casilleros para colocarse los patines y los protectores, los guantes también. Cuando estuvo lista fue hasta el rink, esperando ver solamente a Yuzuru allí, pero le extrañó demasiado ver a alguien más con él, era una chica bastante bella, delgada, de facciones elegantes y cabello del color del caramelo oscuro. Patinaba junto a él, estaban tomados de la mano y por la forma en la que se miraban el uno al otro, sonriendo, Danae pudo deducir que se trataba de alguien especial, bastaba con mirarlos para adivinarlo. Se jalaban de la mano el uno al otro, riéndose, se hacían deslizar por el hielo y ambos lo hacían tan graciosamente que parecía magia. Danae sintió una ligera y casi imperceptible punzada de envidia.


Al estar un poco cohibida, decidió no entrar al hielo, sin embargo aquella hermosa chica pronto se dio cuenta de que ella estaba allí y por lo tanto también Yuzuru lo hizo, sin darle tiempo a ella de escapar o de esconderse en algún lado —¡Ah Danae-san!— Al escuchar su nombre en labios de Yuzuru trató de actuar con la mayor normalidad posible, sonriendo amigable hacia ambos jóvenes —Hola Yuzuru— Respondió Danae algo cohibida por la presencia de alguien ajeno a ella, pronto, Yuzuru se acercó patinando hacia la parte de la valla en donde ella estaba, jalando de la mano a su compañera de patinaje, al estar ya a la altura de la valla todos, Yuzuru tomó la iniciativa —Danae-san, ella es Evgenia, aunque le decimos Zhenya-chan, campeona olímpica de Rusia— Al decir esto, Evgenia rió entre dientes y le dio un ligero golpe a Yuzuru en la espalda, como si le resultara incómodo que él mencionara esa parte —Zhenya-chan, ella es Danae-san, mi enfermera, la que espero vaya conmigo a cuidarme a Toronto—

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora