XL

1.7K 119 10
                                    

No le había comentado absolutamente nada a Yuzuru sobre Naoki, me consolaba a mi misma pensando ¿que tanto podía importar? Entre Naoki y yo no pasaba nada ahora, así que ¿que importancia podía tener lo que hubiera pasado antes? Yuzuru ni siquiera lo sabía, así que estaba bien. Además, Naoki era el epítome de la educación, era de verdad como si fuera solo mi amigo, un amigo más, nunca me insinuaba nada más, ni pedía absolutamente nada, era como si el recuerdo de aquel beso robado siguiera en su memoria, lección aprendida, y eso me alegraba bastante, era mucho más fácil tenerlo cerca si se comportaba decentemente. Además, había temas mucho más apremiantes que Naoki en esos momentos...la llegada de Yuzuru se acercaba cada vez más y más y cuando menos me lo esperaba, ya solo faltaba una semana para que Yuzuru llegara a Japón, sabía que yo no lo vería de inmediato, pues él tenía el show de FOI en Makuhari antes de llegar a Sendai, pero el saberlo ya al menos en el mismo país, me ilusionaba.

Yo no había faltado al trabajo ni un solo día y siempre era extremadamente puntual, así que cuando pedí cuatro días de permiso, nadie pudo decirme que no, además de que Yuri se ofreció a extender su turno por mi los dos últimos días. Yuzu llegaría a Sendai el veintiocho de mayo, yo tendría que trabajar todavía hasta el treinta, pero del veintiocho al treinta, tenía turnos matutinos, así que mis tardes y noches serían todas para Yuzu. El show en Sendai sería los días treintaiuno de mayo y dos de junio, y luego él se tendría que ir de nuevo el seis de junio para el show de Kobe. Me había prometido que pasaría el mayor tiempo posible conmigo, y que cuando terminaran todos los shows, el regresaría a Sendai por tres semanas enteras antes de regresar a Toronto. Pasaría mi cumpleaños conmigo, y eso me hacía más que feliz.

La última semana de espera estuve mucho más ansiosa de lo normal, ese día estábamos cenando en la cafetería Yuri, Naoki y yo, como ya se nos había hecho costumbre —Danae, ¿quieres dejar de mover la pierna de ese modo? Estás comenzando a desquiciarme— La voz de Naoki me sacó de mis pensamientos y miré mi pierna, era verdad, estaba teniendo un tic nervioso en la pierna que no me permitía dejarla quieta, suspiré y puse toda mi fuerza de voluntad para dejar de moverme —Déjela por favor, doctor Tsukasa, le está comiendo viva saber que Yuzuru ya está en Japón y ella todavía no ha podido verlo— Yuri comenzó a reír, haciéndome burla, yo suspiré y dejé caer la cabeza sobre la mesa, ni siquiera había tocado mi comida —Ya lo verás, ahora tranquilízate antes de que te tenga que sedar— Reí un poco entre dientes ante el chiste malo de Naoki y dejé que ambos siguieran burlándose de mi, no me importaba, en mi cabeza no existía otra cosa más que Yuzuru, y el hecho de que lo vería, muy muy pronto.

El día veintiocho apenas y pude pegar ojo, y al despertarme y darme una ducha, el hecho de que aquella misma tarde ya podría ver a Yuzu me dio de lleno en el pecho, me sentí como adolescente enamorada, mariposas en el estómago y todo, al verme en el espejo y ver el rubor en mis mejillas me di cuenta de que de verdad estaba deseando verlo. Dos meses sin él habían sido eternos. Llegué al hospital y traté con todas mis fuerzas concentrarme en mi trabajo, a decir verdad no fue tan difícil, mi trabajo me gustaba tanto que a veces me absorbía, en esos momentos, agradecí que así fuera. Sin embargo, cada vez que miraba el reloj me ponía más y más nerviosa, mi turno terminaba a las seis de la tarde exactamente y Yuzuru me había dicho que iría a verme al departamento luego de que yo saliera, así que a eso de las cinco de la tarde, lo único que yo tenía en mi cabeza era por fin llegar a mi departamento.


Cuando por fin salí del hospital, sentía mis piernas temblando, por lo general siempre caminaba camino a casa, pues me quedaba apenas a cuatro o cinco calles, no era mucho, pero aquella vez sabía que ni mis piernas aguantarían, ni mis nervios tampoco. Tomé un taxi y le pedí que me llevara al departamento, cuando llegamos, pagué rápidamente y bajé del coche, mientras caminaba hacia el interior del edificio y a los elevadores, envié un mensaje rápido a Yuzu "Ya llegué a mi departamento", así el podría saber que ya podía venir. Con un suspiro, subí al ascensor y presioné el botón de mi piso, estaba tan nerviosa que mis dedos no pudieron quedarse quietos y tamborileaban la pared del elevador con firmeza, la vibración de mi teléfono me anunció de un nuevo mensaje "Eso me alegra". ¿Era esa la respuesta de Yuzuru? ¿Donde estaba el "voy para allá" o el "no puedo esperar para verte"? Me decepcionó un poco su aparente falta de entusiasmo y suspiré al mismo tiempo que las puertas del elevador se abrían.

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora