Capítulo XX

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Cuando despertó a mitad de la oscuridad estaba sola, no tenía ni idea de que hora era y las cortinas, gruesas y oscuras del ventanal tapaban cualquier indicio que pudiera obtener del exterior, así que se encontraba muy perdida, ¿ella había cerrado las cortinas? No, no lo había hecho. Entonces se amontonaron en su mente todos los recuerdos de la noche anterior, la piscina, el onsen, su desmayo, la forma en la que los brazos de Yuzuru cargaban su cuerpo, como le peinaba el cabello, se llevó una mano a la trenza, allí estaba, no lo había imaginado, también se miró la ropa, era una sudadera negra muy grande y unos pantalones de tela holgados, era la ropa de Yuzu, tampoco eso lo había soñado. Lo que si no lograba distinguir entre realidad y sueño, era la forma en la que algo, una mano le había acariciado el rostro y aquello que había dicho su voz, "no se que hacer con tus sentimientos", ¿qué significado podría tener eso? No, eso tendría que haber sido un sueño, si o si, pues no tenía nada de sentido.

Se puso en pie lentamente y descubrió su teléfono celular al lado de ella, lo tomó, eran las cinco de la madrugada, se sentía todavía un poco confundida por lo borrosos que eran sus recuerdos de la noche pasada, pero no le molestaba lo suficiente como para ponerse a pensar en ello a esa hora, así que volvió a arrastrarse sobre la cama y en menos de cinco minutos se había dormido de nuevo.


La alarma que había programado desde el día anterior sonó exactamente a las nueve de la mañana y mientras ella se estiraba sobre la cama, recordó que ese día iniciaban los ensayos para FOI, con un suspiro se giró un poco sobre el colchón, se quedó allí unos minutos, mientras dejaba que los recuerdos de la noche anterior perdieran la bruma, todo se iba aclarando poco a poco, recordaba la forma en que Yuzu le había cargado, la forma en que le peinaba el cabello, como la arropaba en la cama, sin siquiera darse cuenta, una sonrisa fue extendiéndose por su rostro hasta que no pudo evitarlo y comenzó a reír entre dientes. Si, se había propuesto olvidarse de sus sentimientos por Yuzuru pero ¿cómo hacerlo cuando él le trataba de esa manera? No quería ni pensarlo pero la verdad era que la semilla de la esperanza ya había germinado, por mucho que ella quisiera evitarlo, había germinado y comenzaba a echar raíces. No sabía cómo detenerlo ya. Se apresuró a darse un baño y a cambiarse, pues sabía que a las once de la mañana era la hora pactada para el inicio de los ensayos. Después de arreglarse y considerarse lista, salió por fin de la habitación, tomando camino hacia la sala/comedor, se sorprendió un poco de ver ya allí a Yuzuru, aparentemente ocupado en la cocina ¿en la cocina? Yuzuru nunca cocinaba si podía evitarlo, al acercarse Danae se dio cuenta de que había dos platos en el comedor, dirigió la mirada hacia Yuzuru, el patinador, al verla llegar, sonrió —Buenos días Dana-chan, ¿te sientes bien? Supuse que lo que menos querrías hacer hoy era cocinar, así que me he adelantado, hice un poco de arroz frito, me enseñaron la receta hace unos años, para cuando no hubiera nadie que pudiera cocinar para mi— Yuzu rió entre dientes mientras servía en dos vasos lo que parecía ser una limonada. Danae se sentó en el comedor, frente a uno de los platos y un minuto después, Yuzuru se sentaba frente a ella —Wow, me impresionas Yuzu, nunca en mi vida pensé que pudieras hacer algo sin quemar la cocina, muchas gracias— Las bromas comenzaron y Danae se dio cuenta de que era un día como cualquier otro, con el Yuzuru que ella conocía y que tanto le volvía loca. Aquello le hizo sentir una aguda sensación de seguridad que le gustaba, le gustaba muchísimo.


Una hora antes de las once, ya se encontraban de camino hacia Makuhari, faltaban dos días para la fecha del primer show, pero esos dos días estaban pactados para ser de ensayos, Yuzu le había dicho que ya la mayoría de los patinadores habían recibido los layouts y las coreografías, pero necesitaban ensayarlas todos juntos para verlo tomar forma. Al llegar al rink en donde serían los shows de Makuhari, Danae pudo darse cuenta de que nunca antes había acompañado a Yuzuru a un evento así, por eso mismo se sentía tan impresionada con todo, podría decirse que era todo un mecanismo, como una máquina que funcionaba gracias al correcto funcionamiento de sus partes, ella ni siquiera podría habérselo imaginado, pero en un show así, había muchísima gente implicada, demasiada. Y al parecer, la mitad de esa gente estaba muy al pendiente de Yuzuru Hanyu, en cuanto llegaron pudo darse cuenta, al menos una comitiva de una docena de personas les recibió en la entrada del rink y les acompañaron hasta una habitación que tenía el nombre de Yuzu escrito en un papel en la puerta, al parecer era una especie de "camerino" solo para él, era increíble. Danae tuvo que recordarse a sí misma que ese hombre para el que trabajaba había ganado dos medallas olímpicas y que en Japón, adoraban a ese hombre.

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora