LIII

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Nada iba a cambiar, el hecho de que Saya volviera a ser mi amiga no iba a cambiar absolutamente nada y yo estaba muy consciente de ello, Saya misma lo había dicho, yo ya lo había entendido. Yuzuru no iba a volver, nadie iba a poder convencerlo de algo que ya estaba bien enraizado en su mente, ni siquiera su propia hermana y yo no quería pedirle a ella que le insistiera pues sabía que eso solo llevaría a peleas entre ellos, eso era lo que yo menos quería. Sin embargo ¿por qué me sentía tan desolada ante aquel hecho?

Si que sabía la respuesta a esa pregunta, una parte de mi había guardado esperanzas...

Cuando había visto a Saya en mi puerta, una parte de mi esperaba que detrás de ella viniera Yuzuru, cuando Saya me había explicado su forma de ver toda la situación, había esperado que me dijera que ella haría todo lo posible por convencer a su hermano de que no había sido yo, una parte de mi había albergado la esperanza de que todo pudiera volver a como era antes con la llegada de Saya de vuelta a mi vida...pero no, nada de eso iba a suceder. Esto solo me hizo sentirme frustrada conmigo misma ¿por qué estaba siendo así? Esa misma mañana me había propuesta firmemente ir con Naoki a decirle que estaba dispuesta y gustosa de intentar algo con él...y ahora había estado llorando por la certeza de que nada cambiaría en mi vida aunque Saya hubiera regresado a formar parte de ella.

Esa noche, luego de que Saya se fuera, subí a la azotea de nueva cuenta. Esta vez no llevaba manta, ni nada que me cubriera, podía sentir el frío calándome los huesos pero no me importó, yo solo me recosté en el suelo y miré las estrellas por un largo rato, por mucho que esperé, por mucho que lo desee...el conticinio no llegó, y entendí entonces que me tenía que resignar, nada de lo que yo podía hacer o decir cambiaría las cosas ahora. Ahora de verdad tenía que dejar ir a Yuzuru, de verdad. Cuando regresé al departamento y me miré en el espejo, tenía los labios amoratados y tiritaba de frío.



A la mañana siguiente, me desperté muy temprano y de inmediato me metí al cuarto de baño a darme una ducha con agua caliente, me cepillé los dientes y me cambié con algo cálido y cómodo para el día. Salí del departamento rumbo a la parada de autobús y tomé el que me llevaría a la estación que estaba cerca de la casa de Naoki. Sabía que tenía que hablar con él.

Él me recibió con una sonrisa, por supuesto, y me invitó una taza de café que él mismo había preparado, no pude evitar sentirme tan a gusto...era como si estar con él me envolviera una película de papel burbuja, de tal manera que nada ni nadie podía hacerme daño...luego de atravesar el infierno por el que había pasado, esa sensación era tan reconfortante...pero tenía que ser sincera con él, y lo sabía.

Nos sentamos en los sofás de su sala, uno al lado del otro mientras él me contaba algo sobre un paciente que tenía, yo la verdad no le estaba prestando tanta atención, solo pensaba en como iniciar aquella conversación que me costaría tanto trabajo. Pude notar en sus ojos el reconocimiento de que algo no iba bien y él guardó silencio casi de inmediato —¿Estás bien Dany?— Yo respiré profundo y dejé la taza de café sobre la mesita de la sala, me incliné un poco hacia él y le miré a los ojos —Saya vino a verme ayer...Saya Hanyu— Pude ver de inmediato como Naoki se tensaba, se irguió como si le hubieran atado la espalda al palo de una escoba y también dejó su taza de café a un lado, me miró con intensidad, como esperando a que yo dijera algo más, pero yo sentía las palabras atoradas en mi garganta —¿Y bien? ¿Que ha pasado?— Bajé la mirada, sin ser capaz de seguir bajo el escrutinio de aquellos ojos, respiré profundo de nueva cuenta y por fin, luego de un par de minutos en silencio, respondí —Ayer yo estaba decidida a venir y decirte que quería intentar algo contigo, porque te quiero Naoki, te quiero muchísimo, no quiero que te quepa duda de eso, pero cuando ayer apareció Saya en mi puerta...tuve la esperanza de que Yuzuru volviera, no voy a mentirte, todavía conservaba esa esperanza, siento que todavía la conservo aunque no sea consciente de ello ¿entiendes?— Sentía un nudo formándose en mi garganta, pero no quería llorar —Saya y yo hablamos, hablamos mucho y ella me pidió disculpas, por todo y aunque ambas quedamos de acuerdo en que seguiríamos siendo amigas, ella se esforzó mucho en decirme que nada respecto a Yuzuru cambiaría, él es...el es la persona más terca y obstinada de este planeta, si una idea se le ha metido entre ceja y ceja es prácticamente imposible que eso cambie, por eso que aunque Saya intentara hablar con él...él seguiría pensando que la culpa es mía...lo de las fotos...— Jadee un poco mientras luchaba por respirar y por no llorar, aunque el dolor en mi pecho iba en aumento, Naoki todavía se encontraba en silencio —Quería venir y contarte todo esto porque sé que tu no mereces que te mientan, sé que tu no mereces sufrir Naoki, y yo sé que si te pido que te quedes conmigo no harías más que sufrir, porque...no puedo amarte de la misma manera que a él, por mucho que lo intente, sé que no puedo, y tu no mereces eso —Por fin levanté la mirada y pude ver que él también me miraba, había algo en sus ojos que reflejaba el sufrimiento por el que estaba pasando, pero también noté determinación, decisión. Él se puso en pie y me tomó del brazo con suavidad, obligándome a levantarme también, yo lo miré con los ojos llenos de lágrimas, y al sentir sus nudillos acariciándome la mejilla, suspiré, aliviada —Te quiero Naoki, nunca podría mentirte así, pero necesito que entiendas que por mucho que yo te quiera y te necesite a mi lado...nunca podría ser lo mismo—

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora