XXXVIII

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Luego de que logré moverme y regresar a mi departamento, me quedé en la sala, sentada en el sofá mirando al vacío. Y es que precisamente así me sentía, como si estuviera vacía, no fui consciente de cómo pasaba el tiempo hasta que me di cuenta de que el atardecer ya no estaba, y ahora me encontraba envuelta en oscuridad, miré hacia el reloj, ya era media noche. Por inercia más que por otra cosa, me levanté, fui hasta mi habitación, me desvestí y caminé hacia mi closet, allí encontré una de las chaquetas que Yuzu había dejado en mi departamento tiempo atrás, la tomé y me la puse, sin importarme no tener encima nada más que la ropa interior. Me recosté en la cama y mientras me aferraba a la chaqueta que me envolvía, lloré de nuevo. No pude dormir en absoluto, solo entraba en una especie de sopor por momentos, cuando dejaba de llorar, cuando volvía en mi misma y volvía a llorar, y de nuevo el sopor...así se pasó mi noche entera, me di cuenta entonces de lo mucho que me había acostumbrado a la presencia de Yuzuru, constante a mi lado. En el último año, de verdad no había pasado más de dos días sin que nos viéramos, se había convertido en una parte de mi en todo ese tiempo, era como si ahora mis días no pudieran pasar sin saber que Yuzuru estaba a mi lado, por eso me estaba resultando tan difícil hacerme a la idea de que ahora tendría que aprender a estar sin él por largos periodos de tiempo, ya no sería mi tarea estar a su lado, y aunque se supone que eso deseaba, ser su novia por deseo no por obligación, el empezar a arrancarme esa costumbre del pecho estaba doliendo demasiado. Tendría que aprender, superarlo, lo sabía, pero por el momento, solo quería hacerme bolita, aspirar su aroma y sentirle cerca, aunque fuera por un momento.

El timbre de mi departamento me sacó de una de esas fases de sopor que estaba teniendo, mi cuarto seguía estando a oscuras gracias a las pesadas cortinas que colgaban de mi ventanal, pero gracias a mi reloj pude ver que eran ya las nueve de la mañana, me había pasado la noche en vela, el timbre sonó de nuevo. No quería abrir, no tenía ni idea de quien podía ser, pero la verdad es que no quería ver a nadie, pero el timbre volvió a sonar, insistente. Yo suspiré y me levanté, me quité la chaqueta de Yuzuru pero solo para ponerme algo de ropa, shorts cortos de tela y una playera con un estampado de un panda, luego volví a ponerme su chaqueta y caminé, descalza hacia la puerta. Ni siquiera me miré en un espejo, sabía que debía ofrecer un aspecto espantoso gracias a la noche en vela y al llanto descontrolado, pero ya no importaba, la única persona a la que quería impresionar no estaba allí de todos modos, así que ¿que importaba? Sabía que aquellos pensamientos no estaban bien, eran signos inequívocos de que me estaba tomando todo ese asunto demasiado mal, pero ciertamente es que no quería pensar en eso tampoco.

Abrí la puerta lentamente, y por un momento, vi el rostro de Yuzuru mirándome. Parpadee un par de veces, y entonces pude ver como Saya Hanyu me miraba con desaprobación ¡vaya! Era tan parecida a su hermano que por un momento se me había detenido el corazón. ¿Saya? ¿Que hacía ella ahí? Ella, sin siquiera pedir permiso, suspiró y se adentró a mi departamento, yo la dejé, cerrando y siguiéndola hasta la sala como zombie, ella ya estaba hablando en voz baja con ella misma, pero ni siquiera se preocupaba por disimular sus palabras —...que me lo había advertido, vaya muchacha— Confundida, la miré ¿hablaba de mi? Ella me miró mientras sacaba algo de su bolso y me lo extendía.

—Vamos ahora Danae, te he traído unas sales relajantes que seguro te harán muy bien, métete a la ducha— Yo miré aquel paquetito, todavía sin comprender, Saya lo agitó delante de mis narices y me lo puso en las manos después, empujándome hacia el baño —Vamos vamos, no hay tiempo que perder, llena la bañera y mete todas las sales, te relajarán y te quitarán ese aspecto de muerta que tienes— Sinceramente no estaba entendiendo nada, pero decidí que sería mucho más fácil simplemente seguir sus instrucciones, así que me metí al baño, abrí la llave para que la bañera comenzara a llenarse y me desvestí. Cuando el agua caliente llenaba ya la bañera, eché en el agua todas las sales, éstas hicieron que el baño se llenara de aroma a lavanda, me recordó al perfume de Yuzu, sonreí. Me metí a la bañera y suspiré, mi cuerpo, tenso y adolorido hasta entonces comenzó a relajarse casi de inmediato, lo sentí en mis músculos. Cerré los ojos y me sumergí por completo, mojándome el cabello y dejando que el agua lavara de mi rostro las lágrimas, salí de nuevo a la superficie y me sorprendí un poco de ver a Saya dentro del baño, arreglando un par de botellas en el lavabo, claro, no había puesto el seguro a la puerta. Me limpié el rostro y traté de ocultar mi desnudez con la espuma del agua, Saya lo notó claro y comenzó a reír —¿Que? ¿Solo mi hermano puede verte desnuda?— Yo me ruboricé hasta más allá de lo imaginable y agaché la cabeza, aunque he de admitir que su tono me hizo reír un poco. Todavía estaba un poco confundida por su presencia allí, pero estaba relajándome cada vez más.

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora