Capítulo XVII

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Danae sentía el frío calando los huesos de su cadera, pero no le importaba, al escuchar la risa de Yuzuru todo dejaba de tener importancia para ella. Se encontraban ambos sentados en el rink, como protección, la chaqueta de Yuzuru sobre el hielo aunque Danae ya podía sentir como ésta se iba humedeciendo conforme pasaba el tiempo; Yuzuru se reía por tener que estar partiendo el dango con los dedos; le pasó un pedacito de aquel dulce tradicional japonés que a Danae le encantaba, y al parecer a Yuzu también, pues parecía querer comer todo el dango del mundo siempre. Danae tomó el dango de los dedos de Yuzuru y se lo llevó a la boca, masticando suavemente. No le importaba que Yuzuru hubiera tocado algo que ella comía, su amistad era mucho más fuerte que eso, por supuesto esto para ella era un detalle que le hacía sentir mariposas en el estómago pero por nada del mundo lo demostraba.

—Dana-chan, ¿crees que pronto podré hacer saltos? Sé que mi tobillo es delicado ahora mismo, pero de verdad me muero de ganas, quiero intentarlo— Yuzuru hablaba de esto casi todos los días, esperando que la respuesta de la enfermera cambiara de la noche a la mañana —Ya es suficientemente malo que tenga que perderme las competencias de esta temporada por todo esto—

—Lo siento Yuzu, pero si de verdad quieres seguir patinando tendrás que hacerme caso, necesitamos darte un poco más de tiempo, necesitas fortalecer lo que apenas está sanando ¿entiendes? Si lo fuerzas demasiado podría ser peligroso, una lesión mucho más grave podría impedirte seguir patinando para siempre y ahí si que te perderías muchísimas competencias más—

—Está bien, está bien, ya entendí, ya no sé cuántas veces he escuchado ese discurso— Aunque había un ligero tono de frustración en su voz, miró a Danae con una sonrisa mientras se comía el último pedazo de dango y se ponía en pie, acomodándose los patines —Entonces, empecemos, vamos a por ello, así será más rápido todo esto— Dicho esto último, comenzó a patinar rápidamente por el rink, haciendo un círculo completo, mientras Danae también se ponía en pie y dejaba que sus patines se deslizaran y le llevaran por donde quisieran en el hielo, respiró profundo y sintió el aire gélido entrando por sus fosas nasales. Le encantaba la sensación. Cerró los ojos un momento y sin esperarlo, sintió los dedos de Yuzuru tomándole de la muñeca, fueron apenas unos segundos pero aquel tacto le erizó la piel, Yuzu le giró con algo de fuerza, casi haciéndole perder el equilibrio mientras daba una vuelta sobre su propio eje gracias a la fuerza que había ejercido el ajeno, luego de recuperarse del susto, buscó a Yuzuru con la mirada, no fue difícil localizarlo, su risa le guiaba; se esmeró en intentar empujarlo y hacerle perder a él el equilibrio pero era tarea imposible, ese hombre llevaba desde los cuatro años patinando, el hielo era como el suelo natural para él y  no perdía el equilibrio con tanta facilidad —¡Anda! Si no quieres que yo misma te rompa ese tobillo con mis propias manos vamos a empezar ahora— Todavía riendo un poco, se colocaron en el centro del rink, uno frente a otro e iniciaron los ejercicios de terapia que tenían que hacer antes de cada práctica. Aparte del calentamiento normal que hacía Yuzu todos los días antes de entrar al rink, tenían que calentar y preparar su tobillo para que no hubiera problemas cuando lo moviera, se encontraban a mitad de ello cuando una voz suave y algo cantarina interrumpió su concentración en un inglés un tanto cortado.

—Hola...eh...Yuzu— Danae tuvo que sujetarse del brazo de Yuzuru para no perder el equilibrio estando en un pie y giró el cuello hacia aquella voz, sintió como si el hielo se le metiera entre los dedos de los pies y subiera por todo su cuerpo, congelándose al ver de quien se trataba.

—¡Zhenya!— La voz de Yuzu se elevó dos octavos mientras se alejaba de Danae y patinaba hasta la valla para estar más cerca de Zhenya para saludarla —¿Qué haces aquí a estas horas? ¡Son las dos de la madrugada! Te pedí que te quedaras a descansar, recuerda que en unas horas debes tomar el vuelo a Moscú ¿y como llegaste hasta aquí? Es imposible que te hayas venido caminando— Hasta Danae misma notó la emoción en la voz de Yuzu mientras hablaba y hablaba, cada vez más rápido hacia Zhenya, la hermosa chica de cabello espeso y castaño también lo notó, mientras se acercaba hasta el patinador y le hacía callar poniéndole el dedo índice sobre los labios —Calma Yuzu, estaré bien, después de todo puedo dormir en el avión, solo quería aprovechar mis últimas horas contigo ahora y no, no me vine caminando, tomé un taxi—

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora