Capítulo XVIII

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Eran alrededor de las cuatro de la tarde y Danae seguía en su habitación, había apagado su teléfono, cerrado las cortinas y se había encerrado en su habitación desde que había llegado de la práctica con Yuzu, esa misma noche. ¿Por qué se comportaba así? No lo sabía, no era como si hubiera terminado una relación, no era como si hubiera relación que terminar, pero ella sabía que necesitaba desahogarse, sacarlo todo para poder llevar a cabo su resolución, sentía que si dejaba en su interior una sola lágrima dedicada a Yuzuru Hanyu, esa lágrima actuaría como catalizador de la esperanza y le haría perder los nervios cada vez que viera al patinador, era estúpido, pero así lo sentía.

Desde que había llegado a casa, no había podido dejar de llorar, en realidad, desde que había salido del rink, ni siquiera le preocupaba quién pudiera llamarle, o sus patines o lo que fuera, necesitaba ese tiempo para sufrir, saborear el dolor que estaba sintiendo para poder echarlo fuera, ya no sentirlo más. Recordaba las palabras de su madre con bastante claridad "Si algún día alguien rompe tu corazón, llora todo lo que tengas que llorar, sufre y abraza el sufrimiento, pero que sea solo un día, una noche, al día siguiente tienes que levantarte y seguir adelante"; y eso pretendía hacer. Llegó un punto en el que las lágrimas dejaron de brotar, que su respiración se tranquilizó y dejó de doler, cada vez lo sentía menos y menos. Cuando por fin pudo salir de la cama y ponerse en pie, eran las nueve de la noche. Ya no lloraba, pero casi el día entero de lágrimas había dejado un desastre en su rostro y tenía que estar en el rink en dos horas.


Se metió en la ducha y se quedó allí como por cuarenta minutos, tratando de relajar su cuerpo, de liberar sus músculos de la tensión y de calmarse de verdad, recuperarse a sí misma mientras el agua de la ducha borraba las últimas huellas de las lágrimas y el destrozo. Al salir, se maquilló como siempre, natural, aunque aumentó un poco el uso del corrector para disimular los ojos hinchados; se cambió de ropa y hasta entonces encendió su teléfono, tenía cinco llamadas perdidas, todas de Yuzuru y un par de mensajes más "Dana-chan, ¡te olvidaste de tus patines! No te preocupes, los he recogido yo, mañana te los doy ¿de acuerdo?", el segundo rezaba "¿Por qué no contestas mis llamadas? ¿Está todo bien?". Al leerlos, Danae tuvo una sensación extraña en el estómago, como si lo estrujaran un poco pero hizo esa sensación a un lado y se apresuró a contestar "Estoy bien, solo me quedé dormida, lo siento Yuzu ¡nos vemos en un rato!".

Todo estaba bien, nada tenía que cambiar, ella era la enfermera y amiga de Yuzuru, nada más, eso era antes y eso seguiría siendo, no había problema.


Faltando quince minutos para las once de la noche, salió de su departamento hacia el rink Sendai; al llegar, Yuzuru ya estaba allí, calentando y se giró hacia ella con una sonrisa de oreja a oreja, Danae tuvo que respirar profundo y recordarse que esa sonrisa ya no hacía catástrofes en su corazón, se acercó a él con una sonrisa igualmente —¡Hola Yuzu! ¿Cómo estás?— El aludido levantó la mirada y puso los ojos en blanco —Decepcionado, así estoy ¿cómo es posible que se te olviden los patines ah? Eso es un pecado, es terrible— Danae tuvo que reír un poco, negando —Lo sé, ayer estaba ya muy cansada y no pude pensar en ellos—

—¿Entonces por qué no contestabas mis llamadas? Comenzabas a preocuparme— El patinador hablaba mientras estiraba los músculos; Danae caminó hasta uno de los casilleros y puso allí su mochila, sentándose en una banca —Oh, es que me dormí casi todo el día y tenía el teléfono apagado, lo lamento— Yuzuru rió —¿Cómo es posible que una enfermera duerma todo el día? Que irresponsable— Oh, Yuzuru y su humor irónico, Danae no pudo evitar reír un poco —Es que también quería hablarte de algo importante Dana-chan, verás, iré a Toronto dentro de dos días, después de asistir a la fiesta del emperador a la que fui invitado, esta vez mi madre no me acompañará porque creo regresaré pronto, solo estaré por allá poco más de un mes si la recuperación sigue como ahora, me preguntaba si querrías venir conmigo, ya sabes, ayudándome con todo esto de la recuperación, si no no hay problema tampoco, creo que ya me sé de memoria todos los ejercicios de recuperación, no te preocupes— El chico comenzó a ponerse los patines. Danae se sintió un poco mal porque Yuzu le preguntara eso, se suponía que era su trabajo, era por eso para lo que le pagaban, si dejaba ir a Yuzu solo a Toronto prácticamente le pagarían por no hacer nada y no se encontraba cómoda con aquello.

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora