Yuzuru POV.
Estaba helando cuando el avión aterrizó en Beijing y yo castañeteaba los dientes mientras bajaba del mismo. Llevaba una chaqueta demasiado gruesa, tanto que sentía que pesaba y aún así sentía el aire frío colándose entre la tela, era horrible. Mi madre se había quedado atrás y la iban a llevar al coche que nos llevaría a su hotel y luego a la villa olímpica, pero yo necesitaba salir por la entrada principal del aeropuerto para dar declaraciones a la prensa, había demasiada. No era de extrañarse, pues eran mis terceros juegos olímpicos y todo el mundo estaba deseoso de ver si era capaz de ganarlos. Olímpicos de invierno de Beijing 2022, era increíble, pero había llegado al fin, y aunque luego de Pyeongchang yo no había estado seguro de presentarme a competir en Beijing, las cosas se habían dado de esa manera y yo iba con toda la disposición y las ganas de ganar, confiaba en mi entrenamiento y sabía que podía hacerlo, determinación no me faltaba.
Luego de las declaraciones y agradecimientos, subí a la camioneta junto a mi madre y dejé que nos llevaran primero a su hotel, en la villa olímpica no permitían que nadie más que atletas y entrenadores se quedaran, pero el comité organizaba y costeaba habitaciones de hotel para los familiares de los atletas. Después de despedirme de mi madre, me fui con Ghislain hasta la villa olímpica, allí tuvimos que registrarnos, identificarnos y dar nuestro equipaje en revisión para que pudieran asignarnos nuestras habitaciones. La villa era gigantesca, constaba de cinco edificios, cada uno de al menos veinte pisos y con más de trescientas habitaciones cada uno, muchísimas más. A los atletas de patinaje artístico nos asignaron el edificio número cuatro, en el décimo piso se encontraba mi habitación. El área de habitaciones de las chicas comenzaba a partir del siguiente piso, el número once y el área de habitaciones de entrenadores, a partir del quince, yo que solo iba con Ghislain, ya que Evgenia llegaría más tarde con Brian y Junhwan hasta el día siguiente con Tracy, nos dirigimos hacia nuestro edificio de inmediato.
Estábamos por entrar al elevador que nos llevaría hasta mi habitación primero cuando vimos como Eteri Tutberidze y Alexandra Trusova se apresuraban hacia nosotros, yo detuve la puerta del elevador para darles la oportunidad de subir también, Eteri nos agradeció con una sonrisa mientras entraba con su pupila al elevador y luego las puertas se cerraban. Yo miré a Sasha con una sonrisa —Hola Sasha, ¿cómo estás?— Ella me miró también con una sonrisa pero hubo algo en sus ojos que me dio a entender que estaba intentando decirme algo —Hola Yuzu, muy bien ¿y tu?— Yo seguía intentando descifrar su mirada que cada vez se volvía más intensa y desesperada, sin éxito —Perfectamente ¿te sientes lista?— Ella asintió, todavía mirándome como si yo fuera la persona mas estúpida del mundo por no entender sus señales, pero cuando estaba a punto de preguntarle por fin que le pasaba, llegamos a mi piso. Nos despedimos de ellas a toda prisa y Ghislain comenzó a guiarme hasta mi habitación. Yo tuve un rato en la cabeza a Sasha, preguntándome a que se debían todas esas miradas desesperadas y extrañas, pero pronto me la quité de la cabeza y cuando Ghislain me dejó en mi habitación para poder instalarme, yo ya me había olvidado de las miradas de desesperación de Alexandra Trusova y comencé a concentrarme y mentalizarme para estar en forma para la competencia.
Era muy raro que yo cenara algo, no estaba muy acostumbrado a tanta ingesta de alimentos y sabía que precisamente por eso ninguno de mis entrenadores me avisó de la hora de la cena, estaba bien. Yo me puse a practicar un poco de yoga para relajar mis músculos y estirarlos luego del viaje de avión y para tenerlos preparados para la práctica del día siguiente, estaba en medio de aquello cuando un ligero golpe en mi puerta de la habitación me sorprendió ¿quien sería? Mis entrenadores sabían que no cenaba, entonces ¿quien? Me puse en pie con suavidad y fui hasta la puerta, al abrirla, me llevé una sorpresa mayor al ver de nuevo, a Alexandra Trusova frente a mi —Oh, wow...Sasha, hola...¿está todo bien?— Ella se veía algo nerviosa y se retorcía las manos cada dos por tres, este gesto logró ponerme nervioso también a mi —Yuzu, hola...eh...¿te gustaría bajar a cenar conmigo?— Fruncí el ceño ligeramente y contuve un poco la respiración antes de contestar —Eh...mira Sasha, sabes que te aprecio mucho y todo eso, pero no quiero que esto se preste a malentendidos, ¿comprendes?— Experiencia en los Juegos Olímpicos no me faltaba, había visto ya miles y miles de casos en los que interacciones entre atletas se malinterpretaban y daban pie a un millón de títulos sensacionalistas de la prensa, sin embargo, Sasha puso los ojos en blanco y negó, acercándose a mi para poder hablar un poco más bajito y que yo pudiera escucharla aún así —Yuzuru por favor, Eteri bajará al comedor en aproximadamente quince minutos y yo necesito decirte algo, si quieres puedo pasar a tu habitación, pero mi entrenadora va a matarme y eso se va a prestar a muchos más malentendidos...por favor— La chica me miró, casi suplicante y yo, aún confundido, asentí —Está bien, está bien, vamos al comedor— Tomé mis llaves de la habitación, una chamarra para combatir el frío del demonio que estaba haciendo y la seguí.
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Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》
Fanfiction〔 Del lat. 𝘊𝘰𝘯𝘵𝘪𝘤𝘪𝘯𝘪𝘶𝘮 〕 ● 1.- m. p. us. Hora de la noche en que todo está en silencio. *no es Yuzuvier* *tampoco es YuzuruxEvgenia* EN EDICIÓN [ muy lenta ]