Capítulo XXII

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Danae se encontraba en cuclillas, despidiéndose de su nuevo niño favorito, se trataba de Sasha Plushenko, el pequeño y adorable hijo de Evgeni Plushenko. Los shows en Kobe estaban terminados y precisamente en esos dos shows, el pequeño de cinco años, hijo de Evgeni, había tenido participaciones especiales, derritiendo a todo el mundo con lo tierno que se veía. Danae se había enamorado de este pequeñito desde el primer momento y la verdad es que a Sasha también le agradaba ella, luego de que se conocieran, Sasha solo quería estar en su compañía o en la de su padre, a veces de Yuzuru. Plushenko le explicó que a Sasha le resultaba difícil tomar confianza con personas ajenas a él pero con Yuzuru llevaba ya un rato conviviendo y le caía bien, era raro que entrara en confianza con alguien tan rápido como con Danae pero al parecer la chica tenía algo que le agradaba mucho al pequeño patinador. Ese día ellos tenían que volar a Niigata, en donde serían los siguientes shows de FOI, pero el pequeño Sasha ya no podía acompañarlos, él regresaba a Rusia, con su madre. Por ello el pequeño le estaba dando un gran abrazo de oso antes de irse. Sasha dijo algo en ruso que ella no pudo entender y de inmediato levantó la mirada hacia Plushenko, buscando traducción —Te pide que por favor lo vayas a visitar a Rusia alguna vez— Danae se enterneció —Oh pero claro que sí, iré a visitarte tan pronto como pueda, te lo prometo Sasha— Plushenko se encargó de darle el mensaje a su hijo y por fin, Sasha le dejó ir, con un pucherito de resignación adorable, a Danae le dieron ganas de meterlo en su bolsillo y llevarse al pequeño con ella a todos lados.

Yuzuru se acercó a Sasha para despedirse también, intercambiaron algunas risas y con ayuda de Plushenko se dijeron adiós. Ellos tenían que tomar el vuelo a Niigata ese mismo día, así que se separaron en el aeropuerto.


Danae estaba conociendo mucho más de Japón en esos viajes, le encantaba, se sentía a gusto, la verdad odiaba admitirlo pero desde que Evgenia había regresado a Rusia, ella se sentía ¿más libre? No sabía cómo explicarlo. Sabía que Zhenya era una buena niña, siempre había sido amable con ella y ni siquiera le había mirado mal, ni una sola vez, pero la verdad se sentía más a gusto cuando no estaba cerca de ella, sobre todo cuando ella demostraba su amor a Yuzuru. Egoísta la verdad, pero no podía evitarlo. Llegaron a Niigata el diecinueve de junio e inmediatamente al día siguiente comenzarían los ensayos, por ello, tanto Yuzuru como ella fueron a dormir temprano, aunque en realidad Danae sabía que Yuzuru no dormiría hasta pasada la una de la madrugada, así siempre era para él.



La despertó el ruido de pasos en su habitación, abrió los ojos con lentitud y se dio cuenta de dos cosas, la habitación estaba a oscuras, esto porque ella misma había cerrado las cortinas la noche anterior, sin embargo, en medio de la oscuridad, se alcanzaba a ver una luz, centelleante y algo débil, pero definitivamente esa luz no era producto de su imaginación, se talló los ojos, tratando de descubrir que era pero de pronto, la voz de Yuzuru comenzó a entonar una melodía que le costó un poco identificar "Happy birthday to you, happy birthday to you, happy birthday dear Danae...happy birthday to you".

Claro, era el cumpleaños de Danae y ni siquiera ella lo había recordado ¿ya era veinte de junio? El tiempo se le había pasado volando. Cuando sus ojos por fin se acostumbraron a la oscuridad y pudo sentarse en la cama, se dio cuenta de que Yuzuru había puesto delante de ella una bandeja llena de cosas, logró ver un par de waffles con miel de maple, mantequilla y mermelada que parecía ser de durazno, su favorita. También había jugo de naranja y en un costado, un pequeño panquesito de crema con una diminuta vela encendida, era lo que daba luz a la habitación, ella levantó la vista hacia Yuzu con una enorme sonrisa —Vaya, muchas gracias, ni siquiera yo recordaba que fuera mi cumpleaños— Yuzu puso los ojos en blanco y riendo un poco, se sentó en la cama junto a ella, cuando se hubo acomodado, le mostró una pequeña caja que había en la palma de su mano —Es mi regalo, bueno, en realidad es de parte de mi madre y mío, ella me ayudó a escogerlo y pagó una parte del precio, pensamos mucho en ti al comprarlo— Danae tomó aquella pequeña caja y sintió el satén negro que forraba la misma, con una sonrisa, la abrió.

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora