Capítulo XXXIV

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Nos quedamos en Saitama un par de días más, la madre de Yuzu me llamaba a diario para preguntar el estado de su hijo, incluso sugirió el ir a Saitama para asegurarse de que todo estaba bien, yo misma le insistí en que no lo hiciera, todo estaba bien, la verdad es que sí llegué a pensar que Yuzu se deprimiría o algo parecido, el primer día después de la gala fue el más difícil. Yuzuru se encerró en una especie de burbuja en la que nadie más que él cabía, sólo comió una vez en todo el día y escribió muchísimas cosas, se la pasó el día escribiendo, yo la verdad hacía lo mejor que podía para no interrumpirlo pero a veces me ganaba la ansiedad y terminaba por preguntarle si estaba bien o necesitaba algo, él siempre muy amable respondía que no y agradecía, eso era todo. Al llegar la noche, por fin le vi cerrar la libreta y se giró hacia mí, me miró y ladeó un poco la cabeza, sonriéndome —¿Quieres ir a conocer un poco de Saitama, Dana-chan?— Al ver su sonrisa, supe que mi Yuzu estaba de vuelta y fue inevitable emocionarme, le respondí que sí de inmediato.


Al otro día tuvimos el desayuno en el hotel y fuimos directo al aeropuerto para tomar el vuelo que nos llevaría de vuelta a Sendai, mientras cruzábamos el cielo de Japón, volví a pensar en aquello que estaba comenzando a atormentarme cada vez más, no había sacado el tema a colación antes por temor al estado anímico de Yuzu, pero ahora que veía como aquello que él calificaba como una "derrota" se convertía cada vez más en un incentivo para entrenar más duro y podía ver que ya no estaba tan inmerso en ello, sabía que era hora de hablar de eso. En cuanto llegamos a Sendai, Hidetoshi y Yumi Hanyu ya estaban esperando a su hijo en una sala de espera VIP. Nos saludamos unos a otros con calidez y subimos al coche, primero pasaron a dejarme a mi y cuando Yuzuru bajó del coche para ayudarme a bajar mi maleta, yo impedí que subiera al coche de nuevo demasiado pronto —Yuzu, ¿puedes venir por la noche? Es que necesito hablarte de algo— Murmuré, sujetándolo de la manga de la chaqueta que llevaba, él me miró con una sonrisa curiosa —¿Debería preocuparme?— Yo sonreí, negando —Para nada, no es nada malo— "Espero", pensé. Yuzu se relajó bastante y asintió, se despidió con un beso en la frente y yo suspiré tal cual adolescente enamorada —Te veo entonces hoy a las ocho, ¿te parece?— Yo asentí y agité mi mano a forma de despedida, al mismo tiempo que me agachaba un poco para saludar y agradecer a los señores Hanyu por haberme traído a casa. Ellos se fueron y yo subí a mi departamento para poder ducharme, comer y desempacar.



Puntual como siempre, el timbre del departamento sonó a las ocho en punto de la noche, yo me apresuré a abrirle la puerta con un nudo en el estómago ¿por qué estaba tan nerviosa? Bueno, sí que sabía por qué, pero ¿acaso no confiaba en que Yuzu me entendería? Ese era el problema, no lo sabía. Dejé entrar a mi novio que llevaba en mano lo que parecía ser un bote de helado de chocolate, yo sonreí —¿Listos para el rush de azúcar que siempre acompaña a Yuzuru Hanyu?— Le recibí con aquellas palabras y el chico solo rió un poco y con toda la confianza del mundo, como si se tratara de su propio departamento, se adentró a la cocina y comenzó a servir el helado en dos copas, yo le seguí y me senté en una de las sillas de la barra de mi cocina —Ya me conoces, siempre que me lo puedo permitir, tendré azúcar en la sangre— Yo reí un poco de nuevo y suspiré, me acerqué a él y le rodeé la cintura con los brazos, recargando mi mejilla en su espalda, mientras él continuaba sirviendo —¿Que pasa? ¿De qué querías hablarme eh? No he podido dejar de pensar en eso todo el día, no me gusta que me dejen a la expectativa— Le solté, con un suspiro volví a acomodarme en mi silla, mientras él me pasaba una cuchara para poder comer el helado, yo tomé la cuchara pero no toqué el helado.

Respiré profundo y erguí la espalda, mirando a Yuzu a los ojos —Bueno, lo que pasa es que no sé si te has dado cuenta, pero mi contrato contigo ya llegó a su fin, de hecho terminó exactamente el día siguiente de los Mundiales— Era raro que Yuzu no se acordara de algo, pero yo sabía que esos días había tenido la cabeza en todos lados, por ello su mirada de sorpresa y la forma en la que se sorprendió por escuchar aquello, se llevó una mano a la frente —¡Ah, es cierto! ¡Claro! Se me había olvidado por completo Dana-chan, ya sabes, he tenido bastantes cosas en mi mente, pero no te preocupes, puedo decirle a mi equipo de abogados que preparen otro contrato de inmediato, se te pagaría también el tiempo que ya has laborado, o sea estos días, yo me encargo de eso, gracias por recordarme— Yo volví a respirar profundo y me aclaré la garganta, jugando con la cucharilla del helado entre mis dedos —Si bueno, el caso Yuzu, es que yo no quiero renovar contrato—

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora