Capítulo XIX

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Esperaba sentir el frío, tal vez la dureza del suelo en el que había dormido pero en realidad solo sintió la suavidad y la calidez, algo muy raro pues no recordaba haberse movido del suelo. Todo aquello dejó de tener importancia en cuanto sintió el terrible dolor de cabeza que le atormentaba en ese momento, sentía como si un duendecillo dentro de su cabeza le taladrara las paredes del cráneo, una y otra vez, era horrible. Se giró un poco sobre sí misma, tratando de escapar del dolor, cuando se dio cuenta de que no podía seguir moviéndose o caería, pues no había soporte más allá de un pequeño espacio en el que estaba recostada, abrió los ojos lentamente, aunque aún así la luz del día le molestó bastante y cuando estuvo más consciente, se dio cuenta de que se encontraba en el sofá, recostada bajo una manta que no había visto nunca pero olía delicioso, una combinación de algo cítrico mezclado con algo parecido al olor del pino, una madera fresca; le fascinó el olor. Respiró profundo, atrapando aquel olor en sus fosas nasales, por increíble que pareciera, solo aquel aroma le ayudó a disminuir al menos un poco el dolor de cabeza, era algo que ya había olido antes...pero ¿que era?

—Ten cuidado, puede que termines succionando mi cobija por la nariz— La voz divertida de Yuzuru le devolvió a la realidad y se giró rápidamente hacia el origen de la voz, el patinador se acercaba a ella con dos tazas de algo caliente en las manos; Danae intentó sentarse, pero lo hizo demasiado deprisa y terminó mareándose, obligándose a sujetarse del borde del sofá —No te muevas muy deprisa, aprendí eso a la mala— Yuzuru se sentó a su lado, dejando las dos tazas de lo que parecía ser té en la mesita de enfrente, él tomó una y comenzó a beber a pequeños sorbos, Danae seguía un tanto mareada y confundida —¿Cómo llegué al sofá? Yo recuerdo que...dormí en el suelo— Y también recordaba lo que había pasado, lo que le había dicho, miró a Yuzuru un tanto preocupada, buscando en su rostro algo que le diera indicios de que había escuchado algo cuando ella confesaba sus sentimientos por él, pero no había nada diferente, era el mismo Yuzu de siempre —Ah si, yo te moví al sofá en cuanto desperté, no me parecía elegante dejarte ahí dormida— El chico se giró para mirarla y le sonrió, a pesar de que unas ojeras adornaban la parte inferior de sus ojos y de que se veía totalmente destruido, aquella sonrisa seguía siendo lo más bonito que el mundo tenía. Danae tomó la taza de té que Yuzu le había llevado y con un suspiro comenzó a beberlo a sorbos de igual manera, esto le asentó el estómago y le hizo sentir mucho mejor —Gracias por el té— Yuzu solo asintió y siguió bebiendo del té, Danae le imitó y en aquel silencio que reinó entre ellos por un rato, se volvió a recordar a sí misma que no debía seguir sintiendo cosas por él, debía reprimirlo.




De nuevo a mitad de la madrugada, se encontraba en medio del aeropuerto, con los ojos casi cerrándose de sueño, estaban a veinte de mayo y necesitaban regresar a Japón, pues el famosísimo Fantasy on Ice daría inicio la próxima semana; Yuzuru ya tenía preparados varios programas y ya podía hacer saltos, por supuesto nada de triples o quads, solo saltos sencillos que no le requiriera mucha fuerza en el talón dañado y aunque Yuzu había insistido en que ella se tomara unas "vacaciones" en lo que él se presentaba en FOI, ella no dio su brazo a torcer, no le gustaba sentir que le estaban pagando por nada, así que se esforzaría en su trabajo, que aparte ella sentía que era excesivamente bien pagado, ni siquiera sentía que trabajaba aunque tal vez eso fuera solo percepción personal.

Danae se talló los ojos mientras se encontraban en la sala de espera VIP, semi recostada en uno de los cómodos y mullidos sofás, pero entonces vio a Yuzuru respirar por la boca con algo de esfuerzo y luego carraspear, aquello logró despertarle un poco, se sentó en el sofá y se inclinó hacia él —¿Estás bien? ¿Necesitas tu inhalador?— Danae ya había aprendido a identificar las señales de cuando Yuzu experimentaba problemas con el asunto de su asma, incluso una vez le había tocado presenciar uno de sus ataques, por supuesto, era una enfermera y estaba preparada para esos casos, pero ver a Yuzuru luchar para respirar, soportando el dolor, nunca era sencillo —Estoy bien, creo que es el frío— Danae de inmediato se giró hacia la mochila de Yuzuru y sacó de allí una chaqueta, colocándola sobre sus hombros, el muchacho le miró con una sonrisa y puso la mirada en el cielo —Eres peor que mi madre, gracias..— Danae se rió un poco y negó —Mejor eso a que te de un ataque a mitad de vuelo ¿verdad?— Con un suspiro, volvió a recargarse del sofá, sonriendo. Yuzuru le miró con una mirada traviesa.

Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora