Había pasado una semana y media desde que Danae había tenido aquella discusión con Yuzuru y desde entonces no le había vuelto a dirigir la palabra, ya estaban a mitad de julio y entre ella y Yuzuru apenas se cruzaban miradas, Danae había tomado las palabras de Yuzuru muy a pecho; todavía no podía creer que ella pudiera ser así de "fácil", porque en pocas palabras, eso le había dicho "Te declaraste a mi hace semanas y ahora ya piensas en otro ¿eres así de fácil?". A Danae le resultaba muy difícil asimilar que Yuzuru, el Yuzuru que ella conocía, podía decir eso. El Yuzu que ella quería, el que la volvía loca, era ese Yuzu que le sonreía cuando bromeaba con ella, que no tenía miedo de decirle que tenía miedo, que estaba ansioso o que se sentía perdido, ese Yuzu extrovertido, divertido, amable y por sobre todas las cosas, gentil. Ese era el Yuzu del que ella estaba enamorada, la máscara con la que había discutido ese día no era Yuzuru, todavía no entendía que había pasado para que se comportara de aquella manera pero ella sentía que nada justificaba un comportamiento así. Tampoco había hablado con Javier, la ley del hielo también le había alcanzado a él porque Danae estaba segura de que algo había tenido que ver el chico para que Yuzuru se molestara así de repente, estaba muy segura de eso.
Junto a la ley del hielo, también había aplicado la de "no voy a hacer nada por ti". Ya no acompañaba a Yuzuru al rink, ni en el día ni en la madrugada, se dedicaba a vagar por la casa vacía como barco sin brújula, aunque en realidad esto no se lo demostraba a Yuzu, cuando Yuzuru llegaba, ella siempre estaba ocupada, ya sea limpiando, cocinando o lavando la ropa, aunque por el día lo único que hiciera fuera mirar al techo de su habitación y pensar en lo mucho que extrañaba pasar tiempo con Yuzu. La verdad era que también guardaba un poco la esperanza de que Yuzuru se cansara de aquel comportamiento y decidiera despedirla, una parte de ella lo deseaba, ya no quería sufrir, pero tampoco iba a ser ella quien volviera a sacar el tema de la renuncia de nuevo pues sabía que Yuzuru encontraría la manera de hacer que se quedara. Sin embargo no pasó, Yuzu no hizo ni el más mínimo intento de hablar con ella, ni siquiera para despedirla o reclamarle nada, la verdad había veces en que preocupaba a Danae pues parecía como si el chico estuviera muerto en vida, pero el enojo de ella era mucho más grande que su compasión.
Era aproximadamente la una de la tarde, Danae acaba de prepararse un sándwich de queso fundido para desayunar, aunque en realidad ya era demasiado tarde como para llamar a eso desayuno, seguía en pijama y sabía que Yuzuru en esos momento debía de encontrarse en el TCC, ensayando sus nuevos programas o algo así. Con un suspiro, se sentó en el sofá y estaba a punto de encender la televisión para poder comer su sándwich en paz cuando el timbre del departamento sonó. A Danae esto se le hizo muy raro puesto que nadie nunca iba a visitarla allí, ni a ella y la verdad que ni a Yuzu, a veces Brian, Tracy o algún entrenador se pasaba por allí, pero siempre era un día que no hubiera práctica, ahora no había nadie que pudiera querer ver a Yuzuru, al menos nadie que ella supiera. Dejó su sándwich en la mesita de centro y fue hasta la puerta, pegó el ojo a la mirilla de la puerta y sintió como el alma se le cayó al suelo, el estómago comenzó a dolerle de los nervios ¿Que haría Evgenia allí a esas horas? Se suponía que ella estaba en práctica también, con Yuzuru. Por un momento se maldijo por no haberse cambiado el pijama pero no podía dejarla esperando, así que se apresuró a abrir la puerta.
—Zhenya, hola...es francamente increíble verte por acá, por favor pasa— Le invitó al interior del departamento, guiándole hasta la sala, se le hacía increíblemente extraño verla a ella precisamente en aquella salita tan familiar ya para ella, era hasta cierto punto bizarro. La chica se giró hacia ella al estar ya en la sala y le sonrió —Hola Danae ¿sabías que nunca antes había estado en este lugar?— Aquella pregunta tomó a Danae algo por sorpresa, pero de todos modos invitó a Zhenya a sentarse y ella hizo lo mismo, le ofreció algo de tomar, cosa que Zhenya declinó amablemente. Cuando estuvieron sentadas, en silencio una frente a la otra, Danae se quedó sin palabras, ya no sabía qué decir para que la situación fuera menos incómoda —Zhenya, ¿pasa algo?— Para su sorpresa, cuando la belleza de patinadora que estaba a su lado se giró a mirarla, tenía los ojos llorosos, Danae comenzó a entrar en pánico —Por favor Zhenya, me asustas—
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Conticinio 「𝙔𝙪𝙯𝙪𝙧𝙪 𝙃𝙖𝙣𝙮𝙪」《TERMINADA》
Fanfiction〔 Del lat. 𝘊𝘰𝘯𝘵𝘪𝘤𝘪𝘯𝘪𝘶𝘮 〕 ● 1.- m. p. us. Hora de la noche en que todo está en silencio. *no es Yuzuvier* *tampoco es YuzuruxEvgenia* EN EDICIÓN [ muy lenta ]