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Mientras J.B. desayunaba en la cocina, sintiendo el cansancio sobre sus párpados notó que la puerta se abría y entraba el último inquilino de aquella casa.

-Buenos días, Bambam.- le dijo, casi con sorna, al verlo llegar casi a las siete de la mañana.

-Buenos días, hyung.- le contestó el menor dirigiéndose escaleras arriba. A su paso se cruzó con Mark, quien venía bajando. Intercambió también un saludo por el estilo con el zorro y continuó rumbo a la cocina. J.B. lo miró por encima de la taza de leche que bebía y Mark lo saludó con un movimiento de su cabeza.

-¿A dónde vas?- le preguntó.- Si se puede saber.

-Voy a empezar a trabajar al frente con Youngjae.- le contestó sin mirarlo, sirviéndose también de la leche que J.B. había preparado.

-¿En serio?- soltó la taza y lo miró, sorprendido.

-Sí.- Mark lo miró finalmente, sin entender a que se debía la sorpresa.- ¿Pasa algo?

-No, nada.- J.B. sacudió la cabeza mientras se bebía lo que le quedaba.- Es solo que me extraña. La madre de Youngjae es un poco… digamos estricta. Nunca le gustó la presencia de alguien que no fuera de la familia en su tienda. Así que me resulta curioso que simplemente te hayan contratado así de la nada.

-Pues te cuento que yo tampoco sé lo que pasó.- Mark sopló su taza, la leche estaba demasiado caliente para su lengua.- De alguna manera rara, ese chico terminó convenciendo a su madre. Realmente no lucía muy feliz, pero él la convenció. Aunque me seguía mirando raro por el resto del día. Creo que no le agrado.

-Mark, a la madre de Youngjae no le agrada nadie. Ah… no, espera, solo le agrada Bambam, en su opinión todos los demás amigos de Youngjae somos la escoria de la sociedad. Según ella yo soy un vago, probablemente me drogo y solo me estoy aprovechando de vuestro dinero para irme de fiesta por ahí. Jinyoung es lo más parecido a un proxeneta, si le preguntas, es capaz de cortarse un brazo bajo el juramento de que los cigarros que fuma no son solamente tabaco. Yugyeom es un matón, que se la pasa intimidando a Bambam. Y para rematar, su hijo es un ángel redentor que lucha por conservar su inocencia en este mundo de depravados y Bambam es una criatura inocente que ha sido víctima de todo lo malo que puede pasar en esta vida.

Mark sonrió, finalmente pudo probar un sorbo de su leche.

-Ya me sospechaba que esa señora no estaba muy bien de la cabeza.

-A ver… no es una mala persona, bajo su distorsionada realidad, se preocupa mucho por nosotros. A mí me conoce desde que era niño, también a Jinyoung. En el fondo le duele que nos hayamos vuelto ¨así¨.

-¿Por qué no le explican entonces?

-Es inútil, pídele a Youngjae que te cuente.

Mark sacudió su cabeza, divertido, mientras sujetaba la taza con ambas manos y seguía bebiendo sorbo a sorbo.

-¿Por qué tomas la leche así?

-Es que está muy caliente, mi lengua es sensible.

-¿Eres un gato acaso?- Jaebum sonrió, sin embargo, su comentario hizo que Mark se pusiera un poco nervioso. Se aclaró la garganta y adoptó otra pose que quería lucir más relajada.

-No, como voy a ser un gato.- chasqueó la lengua y trató de tomar un buche normal de la leche, solo consiguiendo quemarse la lengua.- ¡Rayos!- exclamó, soltando la taza y sacando la lengua.

-Te quemaste ¿verdad?- le preguntó Jaebum, divertido. Mark asintió, aun con la lengua afuera y soplando. J.B. se retiró, para volver a los pocos segundos con un tubo de pasta dentífrica.

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora